Loba de Mar. María Casiraghi
te dije
el viaje demorado sobre las puertas del tren.
Oímos pasos
la luz de afuera
interrumpía
como un antiguo presagio
para culparnos de todo.
Bebí
para ser ancha
y tener brazos que puedan alcanzarte
pero tu cuerpo
se iba
incendiario.
Ahora
de noche
sola en mi costado
sé
siempre
llegarás antes al sol.
TIEMPO
No camines por el surco
lo ha sudado ya el viajero.
Vuelve,
siempre,
a tu viejo hueco.
Púdrelo.
RENUNCIA
Conoces el veneno
no mendigues la cura
eso es todo lo que llevas
en la cama de un amante
olerás
como un hospital abandonado
y querrás
más que nunca
regresar a la selva
dejarte ir
y envolver tu cuello
en el cuerpo de la víbora.
SI REENCARNO
Si reencarno
quiero ser mi enemigo.
Yo
como ustedes
también creía dar pasitos en la vida.
En verdad
es aire
eso que escupen los pájaros al ensayar el vuelo.
Si reencarno
quiero ser mi enemigo
un guerrero
que se acuerde de mí
sin piedad
y asesine mi tumba
le arranque las flores
hasta que el final
me transforme
en una libélula azul
que al anunciar la lluvia
desaparezca
en el aire salado de las casas.
HACIA ATRÁS
Pena de qué
si nada dicen las banderas.
Pena de haber visto
tantos valles
de haber andado esos caminos
sin tregua.
Pena
de haber subido
la arcilla blanda del acantilado
y no caer
derramados
como espermas
sobre la inmensidad.
Pena de no haber partido nunca.
Vivíamos a contrapelo
con el mapa del mundo dormido
y sobre el pecho una biblia amarillenta.
Del otro lado del océano
es África
me decían de niña
y yo nadaba
hacia adentro
para ver las madres negras
pariendo
el mar.
Pena de haber echado los perros al agua.
ÚLTIMO ACTO
No es la lámpara.
Es la quietud del día
la que alumbra la sala
donde María lee un poema
y llora
sobre el verso que la envejece.
El reloj hace sombra
y jadea
sedienta
la perra
lamiéndole los pies.
Esta es la escena.
María tendida sobre el papel
demasiados caminos
y ninguna fuente.
Después se cierra el cortinado.
Y aplaude el teatro vacío.
GEOLOGÍA DEL CUERPO
Antes, mi cuerpo era un mapa.
Mis transformaciones
movían las fronteras
desorientando a los aduaneros
y a las aves migratorias.
Una fuente de preguntas
mi cuerpo
dividido en aguas
surcado por barcos pasajeros
veleros sin anclas que siempre seguían de largo.
Sus raíces milenarias, sus cuevas pintadas
eran intriga de arqueólogos
y afán de los descubridores.
Y era también espanto
cuando se iba por ahí, sin avisar
y al entrar al mar prohibido
borraba de sí todos los nombres
se manchaba
entero
en el pantanal de la desobediencia.
Mi cuerpo jamás será fosilizado.
Apartándose del clan
huirá de la montaña
donde planean su sacrificio.
Mi cuerpo
burla del tiempo
sobre el final
construirá un paracaídas para arrojarse
sin tirar del hilo
en el agua feliz
de la garganta del diablo.
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