Claroscuro. Jorge Tigrero

Claroscuro - Jorge Tigrero


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      Claroscuro

      Primera edición: julio 2018

      ©De esta edición, Luna Nueva Ediciones. S.L

      © Del texto 2018, Jorge William Tigrero Vaca

      © Diseño de Portada: Gabriel Solorzano

      ©Diseño de página. Gabriel Solorzano

      ©Maquetación: Valeria Jaramillo

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      [email protected]

      Luna Nueva Ediciones.

      Guayas, Durán MZ G2 SL.13

      ISBN: 978-9942-8655-6-0

      Con amor para Ilma, Delia, Marina, Juanita, Yolanda,

      Mónica, Jorge, Juan y Joel

      Inspirado en hechos reales.

      Algunos nombres, sucesos y

      lugares se modificaron con fines dramáticos.

      Cualquier “Él” y “Ella”, protagonistas o testigos en los siguientes escritos pueden tomar el nombre que los visitantes de estos laberintos deseen.

      Un foco

      Jueves o viernes.

      Apreté el botón y escuché tu voz, un tono bajo; pero infinitamente dominante.

      —Mañana, ven en la tarde, iré con mi hermano a la playa. Quiero que vengas —dijiste con total seguridad.

      —Lo que usted diga señorita.

      (El día designado)

      Llevaba lo justo, dinero y ropa para un día, sabiendo que me quedaría más de siete.

      Toqué el timbre y saliste.

      Tu vestido de tiritas, ligero como el aire (¡Cómo me gusta verlo volar!)

      —Entra al cuarto de la derecha, por favor cambia el foco del consultorio... Creo que se dañó, no enciende.

      —Lo que usted diga señorita.

      Mientras pensaba en decir algo más, te fuiste del consultorio, directo al cuarto de la izquierda.

      De repente, apareció un foco en mi mano, una silla y un cable.

      Me paré en la silla y procedí con la operación.

      La curiosidad... en forma de aquel respiradero entre los dos cuartos, ver y escuchar lo que sucedía. Poco a poco, abriste la puerta, mientras observabas a tu alrededor.

      Aparté la mirada y me centré en el foco.

      Quizás esté con alguien en ese cuarto... (No debería importarme, ella no es nada para mí)

      El viento trajo una sensación de enojo.

      De pronto, apareció en el cuarto, lo que ella estaba esperando, una chica alta de cabello castaño y cuerpo esbelto; llevaba gafas, chaqueta y minifalda de cuero. Una figura para admirar.

      Te acercaste a la chica de la minifalda. Le dijiste algo al oído.

      Yo veía todo desde la ventana, ajustando y reajustando el foco.

      Ella te besó en la frente. Abriste la puerta y se fue.

      (Suspiraste)

      —¿Cómo puedes dejarme así? —Dijiste apretando los labios.

      Miraste hacia el cuarto donde el foco me hacía compañía.

      —¡No importa!, ella se fue, pero estás tú. Tú siempre eres bueno.

      Abriste la puerta.

      Me senté en la silla.

      Tu vestido de tiritas, tan ligero como el aire, ¡Qué placer hacerlo volar!

      —Tú siempre eres bueno —susurraste en mi oído.

      Te até con el cable y el foco se encendió.

      Nada mejor

      No hay nada mejor

      que el aroma de tu piel,

      el color que pintas

      al pasar por mi mente hoy.

      El fuego que enciendes

      con solo parpadear

      el tren de cada latido

      que marcas con tu compás.

      No hay nada mejor

      que tu sonrisa de mar

      el sueño que dibujas

      en mis recuerdos de ayer y hoy.

      La calma que me da tu presencia

      la serenidad, la dicha, la vida junto a ti,

      el destino, mi destino.

      Siempre tú.

      Gracias te doy

      eres mi inspiración

      no hay nada mejor que tu amor

      no hay nada mejor que tu creación

      gracias te doy con cada latido de amor.

      Sincronía

      El amor se conjuga con nuestros nombres

      si puedo verte sonreír no importan las distancias

      no concibo un día que no inicie contigo

      no concibo una noche sin la luna de tu amor.

      Cuando estamos juntos

      las fronteras se diluyen,

      los códigos se resumen

      y no existen condenas.

      Tener sincronía, esa es la clave

      saber que es amor lo que nace de los dos.

      Tenemos la habilidad de llegar al mar con un suspiro.

      Cuando estamos juntos

      no existe nada más que un camino

      el que dibuja tu silueta

      y los límites de tus caderas perfectas.

      Los torbellinos con una caricia

      el fuego de todos nuestros volcanes

      nos encontramos en la calidez de cada abrazo apasionado.

      No podemos hablar de eternidad

      pero sí de sincronías eternas.

      Mientras nuestros latidos se busquen

      encontraremos la forma, las mil formas

      de amar, de amarnos.

      Vida mía

      Entrando por aquella puerta

      te vi tan bella y radiante


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