Cóndor. María Casiraghi
Vienes a pedirles paz
peregrino entre peregrinos.
Todos traemos un olor
lo arrojamos al vacío
y rogamos a ellos
que se acerquen
a olfatear nuestra cáscara
indolente.
Que ronden y ronden
estos despojos
que nos saquen la piel
y la destrocen
de una vez
que nos dejen también
sobrevolar
nuestra muerte
que se lleven las ampollas
y nos dejen los caminos.
La memoria es carroña
si el que vuela más alto es un buitre.
VIII
En estas intemperies
quien persigue un ave
se exilia de sí mismo.
Es un triste que no puede verse hombre
un hombre que no puede verse triste.
Por eso se le acerca
con lentes, con lupas, con disparos
creyendo que sólo por volar, las aves son felices.
Pero no caben, juntos, el triste y el ave
en el reflejo del lago
su sombra
eclipsa nuestra sombra
y todo lo que éramos.
El aire no alcanza
La tierra no alcanza.
El infinito
(de quedarse solo)
tampoco soportaría la eternidad.
IX
Primero baja el jefe
luego todos los demás
para tirarse al vacío
hay que contemplar
al que más sabe
el que ya ha se ha caído
y tiene en su cuerpo la marca de las rocas.
Es él quien elige qué comer y qué dar de comer
qué mirar y qué dar de mirar
y el que volando
enseña a equivocarse.
Así, el cóndor joven
trazará la misma la ruta de sus padres
caerá en los mismos agujeros
con las alas prestadas.
Ya decían los primeros hombres
que las aves no son libres,
sin embargo
por cada cóndor despeñándose
rompemos una reja
cuánta libertad llovizna cuando lloran los pájaros.
X
Cuando un cóndor
encuentra una grieta
no ve la sangre de la roca
no teme los resquicios
líquidos
de la montaña.
La intemperie es fría
las heridas
calientes.
Sabe
que no puede refugiarse
si no es
donde se ha roto la naturaleza
si no es en ese hueco
que se abre en los paisajes más perfectos
cuando el sismo
de la vida se violenta
tras años de estar quieta.
Sólo allí
donde la piedra se vulnera
el cóndor alimenta sus crías
con la leche de un mar difunto
con la rabia de la roca sedentaria.
La arcilla sufre
cuando es plana
sin cóndor
que la fecunde
y sin viento que la rompa.
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