De Adviento a Pentecostés. Patrik Regan

De Adviento a Pentecostés - Patrik Regan


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adventus sino como presentia. En Filipenses 2,12, Pablo contrasta su presencia, parousia, con su ausencia, apousia, escribiendo: «Siempre habéis obedecido, no solo cuando yo estaba presente, sino mucho más ahora en mi ausencia». Aquí nuevamente el término latino que se ha usado para traducir parousia es presentia. Igualmente se traduce parousia por presentia en 2 Pedro 1,16: «Os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo».

      Excepto 1 Tesalonicenses 2,19, los otros cuatro textos que acabamos de citar contienen la expresión adventus Domini (venida del Señor). En la carta de Santiago la encontramos dos veces:

      Por tanto, hermanos, esperad con paciencia hasta la venida [parousia, adventus] del Señor … Fortaleced vuestros corazones, porque la venida [parousia, adventus] del Señor está cerca (Sant 5,7-8).

      Como veremos en breve, la misma expresión, adventus Domini, aparecerá innumerables veces en los textos patrísticos y litúrgicos y quedará para siempre como nombre para el tiempo de Adviento.

      En 1 Timoteo 6,14.16, Pablo ordena a Timoteo que persevere «hasta la manifestación [epiphaneia, adventus] de nuestro Señor Jesucristo … Él único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver». La segunda carta de Pablo a Timoteo sitúa la manifestación del Señor en el contexto del juicio. «Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación [epiphaneia, adventus] y por su reino» (2Tim 4,1), urge al destinatario a continuar proclamando el mensaje a pesar de la oposición. Como recompensa por tal fidelidad, el apóstol confía recibir «la corona de la justicia que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación [epiphaneia, adventus]» (2Tim 4,8). La carta de Pablo a Tito invita a llevar «una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación [epiphaneia, adventus] de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo» (Tit 2,13).

      Solo una vez en el Nuevo Testamento, la palabra griega epiphaneia designa aparición en carne de Jesús. Se trata de 2 Timoteo 1,10, donde el apóstol declara que el designio y la gracia de Dios nos han sido manifestados ahora «por la aparición [epiphaneia] de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio». Pero aquí, como en 2 Tesalonicenses 2,8, epiphaneia es traducido al latín por illuminatio, no por adventus. Por tanto, en el Nuevo Testamento en latín, el término adventus, bien como traducción de parousia, bien como traducción de epiphaneia, siempre se refiere a la venida del Señor en gloria como juez al final de los tiempos y nunca a su venida en carne.

      Sin embargo, en los inicios de la historia de la Iglesia, esto cambia.

      1.3. Padres griegos

      A mediados del siglo ii, Justino mártir, que escribió en griego al emperador Antonino Pío, menciona por primera vez dos venidas, dos parousias, una en el pasado y la otra en el futuro:

      Quizás el tratamiento más elocuente y extenso de la diferencia entre


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