Finanzas descentralizadas para inquietos. Miguel Caballero

Finanzas descentralizadas para inquietos - Miguel Caballero


Скачать книгу
el tema y partiendo de esta idea, se implementó un sistema llamado «el patrón dólar».

      Este sistema consistía en lo siguiente: Estados Unidos pasaba a ser el centro del sistema ya que el dólar estadounidense cumplía la función de moneda de reserva global. El dólar pasaba a ser la única moneda respaldada por oro (con un tipo de cambio fijo) lo que, al mismo tiempo, le dio derecho a tener el control de todas las reservas de oro del mundo. De alguna manera, era un intento fallido de volver al patrón oro, pero Estados Unidos aprovechó la ocasión para generar más dinero del que tenía respaldado en este material, rompiendo el cambio fijo del dólar-oro.

      Este hecho dio lugar al «déficit sin lágrimas». Básicamente, Estados Unidos podía generar dinero de la nada sin vivir períodos de inflación. Como todo el mundo utilizaba los dólares como moneda reserva, los daños se repartían entre todos los países del mundo; Estados Unidos podía imprimir dinero y beneficiarse de ello, repartiendo las consecuencias negativas entre todos los países. No es de extrañar que en aquella época las empresas estadounidenses se comieran el mundo y se convirtieran en las más grandes del planeta: financiación ilimitada a un tipo de interés muy bajo.

      La inflación se empezó a notar y países como Francia y Alemania quisieron recuperar sus reservas de oro dando, a cambio, dólares. Ante esta situación, en la que Estados Unidos veía cómo sus reservas de oro se iban reduciendo, el presidente de ese momento, Nixon, anunció la suspensión temporal de la paridad dólar-oro. Este evento se conoce como «Nixon Shock» y tuvo lugar en 1971.

      Este conjunto de eventos ha acabado dando lugar a la consolidación del sistema monetario actual. Hoy en día el dinero no está respaldado por un valor real como lo es el oro, sino en leyes políticas y en la «fe» en el país: simplemente es papel basado en la deuda y en la promesa de devolverla gracias capacidad de generar valor en el futuro. O, dicho de otro modo menos sutil: esclavizando a las generaciones futuras, ya que son estas las que deberán pagar esa deuda a través de los impuestos.

      Si recuperamos lo que determina que una moneda sea sólida, el dinero fiat (nombre con el que se define el tipo de moneda actual o dinero fiduciario) es la forma de dinero más débil que hemos tenido nunca: un sistema donde la capacidad de imprimir es ilimitada y donde los países pueden gastar más de lo que tienen pidiendo préstamos a bancos centrales que lo único que tienen que hacer para generarlo es inyectar dinero creado de la nada. Claramente, una moneda controlada por una entidad y que no cumple la función principal, que es conservar valor en el tiempo, no es una moneda sólida.

      Tras años de evolución monetaria, el poder sobre la moneda fue cayendo progresivamente sobre los Estados. Estos han acabado monopolizando el control sobre el dinero, lo que genera un problema grave. La historia nos confirma con cientos de ejemplos —desde el Imperio romano o el chino— que la posibilidad de sacar provecho del control de la moneda es demasiado tentadora. ¿Quién no quiere dinero gratis? ¿Quién no quiere «aprovecharse» poco a poco de su población en beneficio propio sin que esta se dé cuenta?

      Al final, lo más conflictivo de estas políticas donde se manipula la oferta total de dinero disponible a través de la inflación son los efectos negativos que tienen sobre la sociedad. Progresivamente los ciudadanos se vuelven cada vez más pobres, no en cantidad de dinero, pero sí en poder adquisitivo. Es decir, seguirán teniendo 1000 EUR, pero con los años con estos 1000 EUR podrán adquirir menos cosas. El valor de las cosas se mantiene, pero el valor del dinero baja. Los precios suben y, pasados los años, nos damos cuenta de que ahora una Coca-Cola ya no vale 0,10 USD sino 1,50 USD. La Coca-Cola no vale quince veces más, sino que nuestro dinero vale quince veces menos.

      Figura 7. Poder de compra del dólar calculado en oro. Fuente: Goldchartsrus

      Teóricamente, este efecto se contrarresta a través del aumento de sueldos. Y aunque esto solo se aplica a una pequeñísima parte de la población (trabajadores con un contrato salarial antiinflacionario que aumenta cada año proporcionalmente a la inflación del periodo), no es del todo cierto.

      La realidad es que la inflación beneficia a los ricos a costa de los más pobres y provoca que a lo largo del tiempo la diferencia entre ricos y pobres se vaya agravando. Pongamos que el Banco Central Europeo emite 1000 MEUR, estos se inyectan en la economía para darle un impulso y reactivarla, promover el gasto, incentivar la producción y así aumentar los puestos de trabajo. Ahora bien, los primeros en recibir este dinero suelen ser las grandes empresas, aquellas con suficiente capital para poder comprar «dinero barato». Por lo tanto, los ricos son los que mejor financiación obtienen. En segundo lugar, debido a que ha habido un aumento de la oferta monetaria, los precios de las cosas comienzan a subir, pero estas empresas gastan ese dinero en momentos donde los precios aún no han variado. Es difícil competir justamente con esto.

      Como conclusión, vivimos en un sistema inflacionario que beneficia a los ricos a costa de los pobres y provoca que, con el tiempo, se agrave la separación entre los adinerados y la gente más necesitada. Además, la base del sistema es una de las formas monetarias más débiles que hemos tenido nunca: completamente ilimitada y por tanto mal valor reserva, controlado por una entidad central que toma decisiones centralizadas sobre esta moneda sin que la población pueda interferir y que se utiliza para financiar —muchas veces— barbaridades como guerras o aeropuertos innecesarios. Al ser una moneda débil, esta va perdiendo valor progresivamente en el tiempo. Es decir, el sistema basado en monedas fiat incentiva el endeudamiento y el gasto en vez del ahorro y la inversión a largo plazo. No es de extrañar que actualmente algunos países estén en tipos de interés negativos para penalizar el ahorro e incentivar a gastar más. Este cambio nos afecta el comportamiento, aumenta nuestra preferencia temporal, nos enfocamos más en el corto que en el largo plazo, y esto tiene consecuencias en la mayoría de las áreas de nuestra vida; desde el arte, la cultura, la economía o en el hecho de emprender.

      Si mis 1000 EUR de hoy tendrán menos valor en un año, tiene más sentido gastarlos hoy en vez de guardarlos; una empresa está más incentivada a endeudarse y buscar crecimiento a corto plazo que a construir pilares sólidos y crecer mirando el largo plazo. Si me endeudo hoy, lo que tendré que devolver mañana representará menos valor porque las monedas se habrán devaluado. Las monedas fiat han construido una sociedad consumista que busca gastar en vez de ahorrar, con una visión más cortoplacista y de hacer «dinero rápido», en vez de una visión más largoplacista y por tanto construir organizaciones sólidas, nacidas después de años de esfuerzo.

      Algo que está claro es que en un mundo donde la mayoría de los países tienen una deuda superior al 100 % del PIB, donde la pobreza es cada vez más común y la sensación de crisis e inestabilidad es constante, un cambio es más necesario que nunca.

      Bitcoin nació por estos motivos: para ofrecer una alternativa. En un principio nadie lo vio así, ni sus creadores iniciales. De hecho, Hal Finney, uno de los máximos aportadores a su protocolo durante los primeros años, lanzó un tweet anunciando el lanzamiento de Bitcoin:

      Figura 8. Tweet comunicando el lanzamiento de Bitcoin. Hal Finney

      Si hubiera sabido que estaba creando lo que Bitcoin es hoy, lo habría publicado en un contexto más trascendental. El tiempo lo ha fortalecido y actualmente son muchos los argumentos y las personas que ven en Bitcoin un escape a ese sistema. En el próximo capítulo entenderemos Bitcoin, primero qué es y cómo funciona, y después veremos por qué es relevante a nivel monetario.

      3. El nacimiento de Bitcoin

      El 3 de enero de 2021 Bitcoin cumplirá exactamente doce años. Podemos decir que estos primeros años no han sido fáciles: ha sido tasado de estafa, de inútil y de fracaso incontables veces, y, aun así, hoy en día la


Скачать книгу