Educación, arte y cultura. Juan Sebastián Ariza Martínez

Educación, arte y cultura - Juan Sebastián Ariza Martínez


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Eustaquio Álvarez, ex catedrático de filosofía en la Universidad Nacional y en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Este manual operaba a partir de la continuidad de la filosofía experimental, de base sensualista, y se organizaba, de manera progresiva, en tres partes: 1) origen y modo de formación de las ideas (ideología), 2) de la expresión de las ideas (gramática general) y 3) de la inducción y la deducción de las ideas (lógica general). Se hace evidente, entonces, que a pesar de las disputas sostenidas décadas atrás, Álvarez propuso una continuación de la filosofía sensualista con ciertos refinamientos producto de la apropiación de la propuesta experimental. Se afirma en una de las lecciones del manual:

      El estudio que emprendemos de las formas de conocer que tiene el hombre, justifica, como veremos al fin, la doctrina de la escuela experimental. Demasiado justificada está ella por el asombroso progreso que exhiben las ciencias que la han tomado por guía, y a las cuales ha servido para que den a la humanidad tantos bienes y produzcan el grandioso espectáculo de la civilización moderna, hija de esa filosofía.17

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      Firma manuscrita de Francisco Eustaquio Álvarez en documento para la Sociedad Estrella del Tequendama el 9 de septiembre de 1864. Plancha de arquitectura trazada por el h. orador de la R. L. “Estrella del Tequendama N.° 11”. En la tenida del 9 de septiembre de 1864, con motivo de la iniciación de un profano, 1864. Impresión, 33 cm. Colección de la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Colombia. Fondo Pineda 824.

      En la fauna del siglo XIX, a Francisco Eustaquio Álvarez se lo puede definir bajo el rótulo de intelectual o, tal vez, de hombre público. A lo largo de su trayectoria vital, Álvarez formó parte de disputas en muy distintos campos. Una de esas disputas, que perseguía nociones de verdad a partir de posturas filosóficas, terminó por dar forma a las nociones de filosofía moderna en Colombia. Si realizamos una lectura a la ligera, parece que cada uno de los frentes en los cuales Francisco Eustaquio Álvarez sostuvo posturas y generó debates parecen estar desarticulados; sin embargo, para los intelectuales decimonónicos la cátedra y la tribuna eran aristas de una misma figura. Como afirma Álvarez en su defensa sobre la enseñanza de la moral:

      No comprendo como usted admite como bueno para dicho en una cátedra o que es malo en la tribuna lejislativa. Yo entiendo que si lo dicho es erróneo, es malo en todas partes i mucho más donde se hable a la juventud cuya inteligencia es preciso preservar hasta donde sea humanamente posible del error; pero si lo dicho es la verdad I si esa verdad, como sucedía en el caso, había de determinar el voto del Senado, está usted fuera de toda razón al calificarme de la manera en que lo ha hecho [sic].18

      Así, desde las disputas filosóficas sobre la verdad y el origen de las ideas, pasando por la construcción de legislación dentro del marco de las apuestas republicanas y terminando en el ejercicio político, Francisco Eustaquio Álvarez articuló todas las facetas de su vida. Como intelectual y hombre público de su época, Álvarez apropió diferentes debates para hacer aportes a la construcción del conocimiento en Colombia, como podemos ver en su Manual de Lógica.

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      Felipe Pérez Manosalva, 1876. Retrato: Alberto Urdaneta (1845-1887). Tinta china sobre papel, 23 ×17 cm. Colección de la Biblioteca Digital de la Biblioteca Nacional de Colombia. Fondo Arciniegas 378.

      Notas

      1 Mauricio Tenorio Trillo, Argucias de la historia: Siglo XIX, cultura y América Latina (Barcelona, España: Paidós, 1999).

      2 Fernando Mayorga, “El Manual de lógica de un libre pensador: Francisco Eustaquio Álvarez”. En Francisco Eustaquio Álvarez, Manual de lógica (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2007), 11-65; Adolfo León Gómez, “Biografía de Francisco Eustaquio Álvarez”, Boletín de Historia y Antigüedades 1, n.° 6 (feb.1903).

      3 En un estudio introductorio a la autobiografía de José María Samper, Franz Hensel analiza algunos de los tropos de las escrituras del yo que operaron en el siglo XIX iberoamericano. Desde mi punto de vista, en la pequeña defensa que hace Álvarez en esta hoja suelta se hace evidente el tema de la educación como camino del progreso. Franz Hensel, “José María Samper: escritura autobiográfica y conocimiento histórico”. En Historia de una alma, editado por José María Samper (Bogotá: Universidad del Rosario, 2009), 11-62.

      4 Francisco Eustaquio Álvarez, “Una justa defensa”, 29 de mayo de 1882.

      5 Mayorga, “El Manual de lógica…”.

      6 Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales (Medellín, Colombia: La Carreta Editores, 2008).

      7 Francisco Eustaquio Álvarez, Juicio de responsabilidad seguido contra Francisco Eustaquio Álvarez (Bogotá: Imprenta de Echeverría Hermanos, 1858), 5.

      8 Óscar Saldarriaga Vélez, “Subjetividad/objetividad. Hipótesis para una lectura del ‘campo epistémico’ en Colombia-siglo XIX”. En Actualidad del Sujeto. Conceptualizaciones, genealogías y prácticas editado por Alejandro Sánchez Lopera, et al., (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2010), 79-117.

      9 Óscar Saldarriaga Vélez, “Gramática, Epistemología y Pedagogía en el Siglo XIX: La polémica colombiana sobre los Elementos de Ideología de Destutt de Tracy (18 70)”, Memoria y Sociedad 8, n.° 17 (diciembre de 2004): 41-60.

      10 José Ignacio Escobar, “Texto de Ideolojía”. En Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia (Bogotá: s.e., 1871), 291.

      11 En el ejercicio de construcción de una genealogía intelectual, el sensualismo tuvo mucha fuerza en el siglo XIX colombiano. El primer gran exponente fue Vicente Azuero. Posteriormente vendría Ezequiel Rojas, que conoció directamente a Jeremy Bentham en un viaje a Europa, y posteriormente estaría Francisco Eustaquio Álvarez, discípulo de Rojas. Véase Juan Manuel Dávila, “La sensación es el principio del pensamiento. La introducción de la filosofía experimental en Colombia en el siglo XIX”, Memoria y Sociedad 11, n.° 23 (diciembre de 2007): 77.

      12 Manuel Ancízar, “Texto de Ideolojía. Informe del Señor Ancízar (setiembre 14 de 1870)”, Anales de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia (Bogotá: s.e., 1871), 298.

      13 Saldarriaga Vélez, “Subjetividad/objetividad…”, 79-117.

      14 César C. Guzmán, Curso de filosofía experimental; traducido en castellano por César C. Guzmán, director que fue de instrucción pública en los Estados Unidos de Colombia (Bogotá: Imprenta de Medardo Rivas, 1883), xiii. Citado en: Dávila, “La sensación…”, 74.

      15 Francisco Eustaquio Álvarez, La enseñanza de la moral (Bogotá: Imprenta de Gaitán, 1880), 1.

      16 Ibíd., 1.

      17 José Eustaquio Álvarez, Manual de Lógica (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2007), 75. Es importante aclarar que para el análisis del Manual de Lógica se usó una versión publicada en 2007 por la Universidad del Rosario, en la cual no se pone el nombre completo usado por Álvarez en la publicación original de 1890, y que también se usó en la publicación realizada en 1980.

      18 Álvarez, “La enseñanza de la moral”.

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