Vacas gordas vs. vacas flacas. Yurima Cruz

Vacas gordas vs. vacas flacas - Yurima Cruz


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me llama la atención es cómo entendemos el ahorro. Si nos remitimos a la infancia, a la forma en que desde hace décadas se fomenta el ahorro, seguramente recordaremos la figura de una alcancía en forma de cerdito.

      Durante los cursos que imparto pregunto a los participantes: ¿dónde vive un cerdo? Nueve de cada diez personas describen un lugar sucio, poco higiénico, con mal olor, acompañando estas respuestas con gestos de desagrado; solo uno de cada diez indica que en un lugar diferente; sin embargo, coinciden en que es un lugar poco atractivo cuando describen con mayor detalle el hogar de este animal.

      Después les pregunto: ¿cómo obtienes la ganancia de este cerdito? El 97 % de los entrevistados indica: matándole; es necesario matar al cerdo para poder comer su carne y usar la grasa que tiene en su cuerpo; incluso la piel, que se utiliza para hacer zapatos, bolsos o ropa, debe ser despren­dida del cuerpo del cerdo para poder utilizarla. Esto significa que si no está muerto, no sirve.

      ¿En qué se asemeja el ahorro a este proceso? Se «le engorda» durante algún tiempo, se ahorra durante unos meses y al final «se le da chicharrón», como se dice en México, es decir, se rompe la alcancía y se acaba con todo el dinero. Así se ahorra para la graduación, las vacaciones o un viaje, y de pronto se acaba con todo. Entonces, ¿por qué sigues enseñando a tus hijos y a ti mismo que es necesario guardar el dinero en «el cochinito»? Como quien se pone a dieta de lunes a viernes y el fin de semana se va a comer todas las calorías que no ha podido consumir. ¿Les suena familiar que alguien trabaje todo el año y al recibir su aguinaldo se lo acaba en unos días, o aquellos que reciben su quincena y les dura solo horas? ¿Y la cuesta de enero? Estos son ejemplos de patrones de comportamiento que se enlazan con pensamientos y palabras.

      Si quieres tener tu primer millón, es fundamental aprender a dar las instrucciones de manera eficiente a tu cerebro mediante el lenguaje que usas, así como desarrollar ciertas habilidades y utilizar algunas herramientas que te mostraré en este libro. Si quieres resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes.

      Otra pregunta que hago en mis cursos es: ¿dónde vive una vaca? Las respuestas son: en un establo, una granja o en el pasto. Cuando invito a describir dónde vive este animal, algunos dicen que en un establo con techo y paja fresca y que es necesario que tenga bebederos limpios para que no les dañe el estómago alguna bacteria, es decir, se les debe cuidar y mantener vivas, si se mueren se considera una pérdida.

      El siguiente cuestionamiento es: ¿cómo obtienes ganancia de estas vacas? ¡Con la leche! Responden en un tono que hace pensar que la respuesta es obvia. Después agregan que con la leche puedes hacer mantequilla, helados, quesos y diferentes derivados lácteos.

      Entonces significa que puedes vivir de las vacas sin necesidad de matarlas. Puedes ahorrar, invertir o manejar tus finanzas sin necesidad de terminar con ellas. Esto es darle la instrucción correcta a tu cerebro con respecto al dinero: «vive de los frutos», es decir, no tienes que matar a la fuente de riqueza para poder comértela. ¿Has escuchado la expresión «no hay que matar a la gallina de los huevos de oro»?

      El error ha sido pensar que se ahorra para matar al cochinito. Con esto, lo que le dices a tu cerebro es que siempre vives en aprietos económicos y que solo esperas el momento para poder «romper el cochinito». Es similar a quien vive eternamente haciendo dieta, se «mata de hambre», baja de peso, luego «rebota» al comer todo aquello de lo que se abstuvo, vuelve a subir de peso y otra vez a dieta. ¿No te parece absurdo?

      En realidad, lo que debes enseñar a tu cerebro es que cuando tienes un ingreso constante, conocido como ciclo de flujo, puedes guardar una parte de esos recursos para vivir en el futuro y con esto llegar a una fase donde vivas de los frutos que sembraste, el ciclo de riqueza.

      Si logras reconfigurar tu forma de pensar, hablar y actuar, te aseguro que no solo tendrás una vaca, sino muchos rebaños.

      Bienvenido a esta nueva aventura financiera.

      ¡Disfruta de la travesía y compártela!

      https://www.masfinanzas.com/

      CAPÍTULO 1

      José el soñador

      Soy soñador, por muchas razones; sueño con los ojos cerrados, sueño despierto y trabajo para conseguir esos sueños; creo en el poder de los sueños, en que estos se pueden hacer realidad, creo que los sueños nos pueden impulsar a hacer cosas extraordinarias.

      Los sueños inspiran y guían a lograr cosas que para otros parecen imposibles; soñar es imaginar, es tener fe y además, soñar es actuar, es ser constante y disciplinado en la búsqueda del sueño. Por eso me dicen soñador...

      Me dicen soñador porque soy capaz de ver el futuro y anticiparme a él, en algunos casos, para construir el futuro y en otros para resistir sus embates. Me llamó José y me dicen «soñador». Y tú... ¿también sueñas?

      En la Biblia, el libro del Génesis, capítulo 37, habla de un hombre conocido como José el soñador, al que, como a todos, en ocasiones parecía irle mal. A su alrededor, tanto las personas como las circunstancias a veces le complicaban la vida; sin embargo, él nunca se lo tomó personal, no se pasaba el tiempo lamentándose sobre lo malas que eran las personas o sobre las circunstancias difíciles por las que pasaba. Fue traicionado por sus propios hermanos, arrojado de sus tierras, de su familia, vendido como esclavo, acusado injustamente y encerrado en la cárcel, pero poseía la gracia de una buena estrella y una buena actitud.

      Probablemente, en algún momento este chico clamó a los cielos, encarando a su creador, preguntando y reclamando por su desdicha. Ante el silencio encontró, como Medea, la respuesta: ¿qué queda? Quedo yo y con ello queda todo.

      La vida, como en esa historia, es un océano por momentos calmo, lleno de alimento y oportunidades; a veces agitado por las tempestades, las pasiones y las adversidades.

      Las opciones se reducen como en código binario, a un cero o un número uno, a quedarse inmóvil, esperando la respuesta externa o a ser uno mismo la respuesta. La gran diferencia es cómo actúas frente a la adversidad, cómo eres en la abundancia para luego afrontar la escasez. Podemos ver que la vida y las finanzas son cuestión de ciclos. La misma naturaleza, las estaciones, el mar, los bosques, la vida en la tierra, los planetas, todo nos lleva a eventos en donde hay luz y calor, oscuridad y frío, tiempos en que se cosecha y otros en lo que escasean los frutos.

      José el soñador era muy querido por su padre, lo que despertó la envidia de sus medios hermanos; algunos querían matarlo, pero otros se inclinaron por el «mal menor», como si dijeran «hay que perjudicarlo, pero poquito». Así que aprovecharon un día que estaban lejos de casa para sorprenderlo, golpearlo y despojarlo de sus ropas, que luego darían a su padre llenas de la sangre de un animal, para hacerle creer que había sido devorado por fieras salvajes.

      Tristemente, lo vendieron como esclavo a una caravana de mercaderes, quienes lo llevaron a Egipto, en donde un hombre importante lo tomó a su servicio. La actitud y trabajo de José lo llevaron a más responsabilidades; con esfuerzo y diligencia se ganó cada vez más confianza y nuevos compromisos.

      El conocimiento, así como el buen manejo de las finanzas y negocios, llevaron a nuestro protagonista a ser el depositario de la administración de la hacienda de su amo. Pero, nuevamente, el infortunio golpeó a José.


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