Mi perversión. Angy Skay
ine/>
Mi perversión
Los personajes, eventos y sucesos que aparecen en esta obra son ficticios, cualquier semejanza con personas vivas o desaparecidas es pura coincidencia.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación, u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art.270 y siguientes del código penal).
Diríjase a CEDRO (Centro Español De Derechos Reprográficos) Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
© de la fotografía de la autora: Archivo de la autora
© Angy Skay 2021
© Editorial LxL 2021
www.editoriallxl.com
04240, Almería (España)
Primera edición: febrero 2021
Composición: Editorial LxL
ISBN: 978-84-18390-22-7
Mi
perversión
parte ii
Angy Skay
Las personas llegan a tu vida.
Otras veces, te sacan de ella.
Angy Skay
A mi niña, Ellery.
Índice
Edgar
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
EDGAR
ENMA
Continuará…
1
Edgar
La villa que habían escogido para esa ocasión me pareció más que ostentosa. No recordaba haber estado tan poco receptivo en ninguna de las fiestas que Waris Luke había organizado en el pasado. Ni siquiera había mostrado el nulo interés que tenía por que aquella celebración se llevase a cabo.
La gente vestía tan elegante que pensé que iban a una boda en vez de a un acto que informaba sobre los nuevos avances en los negocios. «Como siempre en este tipo de fiestas», me recordó mi mente. Quizá había hecho una desconexión total de mi anterior vida y ya ni siquiera guardaba los recuerdos que no me interesaban.
Observé a Mark al otro lado del jardín, que elevaba una copa en mi dirección y me miraba con una gran sonrisa. Aquel cabrón sí que había tenido suerte al seguir trabajando para mí. Con la evolución de la cadena, había triplicado el sueldo y subido unos cuantos peldaños.
A mi izquierda, pude ver a Lincón con un par de mujeres y con aquella cara de viejo verde que lo perseguía allá donde fuese. Di gracias a mi nuevo abogado, ya que consiguió sacarlo de cualquier negocio a medias que tuvimos en el pasado. Aun así, él aseguró