Ayudas ergogénicas y nutricionales. Juan Carlos González González
de las grasas
Glicerol
Triglicéridos de cadena media (TCM)
Ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) y omega-6 (GLA)
L-carnitina
Cafeína
Otras sustancias
Ácido acetilsalicílico
Access-TM
Factor inhibidor de la leucemia (LIF)
Productos herbales
Espirulina
Ginseng
Smilax
Ginkgo Biloba
Guaraná
Crisina
Ciwujia
Echinacea
Té verde
Eleuterococo
Tribulus terrestris
Yohimbina
4. SUSTANCIAS DOPANTES UTILIZADAS COMO AYUDAS ERGOGÉNICAS
Actovegin
Blue nitro
Centramina
EPO y otras sustancias análogas
Esteroides anabolizantes
Gonadotropina coriónica
Fenciclidina (PCP)
GHB o gammahidroxibutirato
Hormona del crecimiento (GH)
IGF-1
Mahuang
Optalidón
Salbutamol
5. GUÍA DE NUTRICIÓN DEPORTIVA COMPETITIVA
Prefacio
El complicado mundo de las ayudas ergogénicas y nutricionales significa un reto para todos los profesionales que vivimos el día a día del deportista de elite. Es éste un mundo lleno de leyendas, mitos, dudas y verdades a medias, en el que todas las conclusiones tienen cabida, pero pocas son demostradas.
Pretendemos realizar una exposición honesta de las ventajas y las limitaciones de muchos suplementos y el reconocimiento de que muchos de ellos sólo obtienen resultados en momentos determinados en deportistas concretos, lo que hace su uso más creíble y útil para obtener beneficios en el rendimiento deportivo.
En definitiva, con esta publicación pretendemos exponer un resumen del conocimiento publicado hasta ahora, sin tomar partido por ninguna de las opciones, siendo el propio lector el protagonista de la elección, todo ello en una obra modesta, sintética y manejable.
Introducción
Los deportistas siempre han buscado mágicos ingredientes que les permitan obtener victorias sobre sus rivales. Estas pócimas mágicas, que genéricamente se han denominado ayudas ergogénicas (ergo = fuerza; génicas = generadoras), es decir, suplementos generadores de fuerza, engloban toda una serie de sustancias que se han utilizado con el fin de obtener un mejor rendimiento deportivo o una limitación de las consecuencias negativas de éste, sin alterar o poner en riesgo la salud del deportista.
Los complementos ergogénicos han sido utilizados y aceptados en los deportes individuales en los que los deportistas realizan largas e intensas sesiones de entrenamiento. Paradójicamente, en cambio, en los deportes de equipo se ha tardado mucho más tiempo en dar a la nutrición la importancia que tiene en relación con la preparación de un deportista, quizá debido a sus particulares características fisiológicas de rendimiento deportivo con actividad intermitente mixta (aeróbica-anaeróbica) e intensidad alta, que hace necesaria la metabolización anaeróbica del glucógeno muscular para la obtención de energía. Así, incluso deportes colectivos como el fútbol, a los que se consideraba exentos hasta no hace mucho de la utilización de estas sustancias, han aparecido afectados por la acusación de consumo de sustancias dopantes. Clásicamente, se argumentaba como justificación para no utilizar ayudas ergogénicas en estos deportes la siguiente pregunta: ¿qué sentido tiene su uso para favorecer un regate, una finta, mejorar la técnica, suplantar la habilidad o la intuición? No obstante, los últimos estudios realizados con sustancias dietético-ergogénicas ponen de manifiesto que nada más lejos de la realidad que el anterior argumento, ya que varias sustancias se han mostrado efectivas para mejorar el rendimiento deportivo o limitar el gasto energético producido por el ejercicio, sin poner en riesgo la salud del deportista.
CAPÍTULO
1
Energética de esfuerzo
La energética de esfuerzo es la ciencia que se encarga del estudio de la actividad metabólica necesaria para abastecer de energía los diferentes y complejos circuitos metabólicos que permiten la realización de ejercicio físico.
Toda tarea del ser humano conlleva un consumo energético. El combustible básico es el ATP (adenosintrifosfato) que encierra en su interior tres moléculas de fosfato unidas por enlaces de alta energía. Cada vez que los músculos se mueven a modo de los pistones de una máquina, una de estas moléculas de ATP pierde un fosfato y se convierte en ADP (adenosindifosfato), lo que provoca la liberación de energía (transformación de energía química en energía mecánica o cinética) que las células del músculo aprovechan para realizar movimiento o fuerza. Para conseguir más ATP, el organismo utiliza la creatina o fosfocreatina. La creatina dona fosfatos al ADP para convertirse en ATP. Sin embargo, la recarga de fosfocreatina tampoco es duradera y a los 15 ó 20 segundos se gasta también la nueva energía.
Para proseguir el movimiento, se moviliza el glucógeno y la glucosa, que son el auténtico combustible de nuestro motor. Pero no es tan sencillo; para obtener energía, los músculos pueden elegir varios caminos. La elección de cada uno de ellos depende de la cantidad de oxígeno disponible (ya que el oxígeno actúa como chispa o comburente), del tiempo y la intensidad de un ejercicio, del tipo de alimentación y del entrenamiento al que se somete el organismo. De este modo, a pesar de ser la glucosa el combustible básico, el organismo también utiliza los ácidos grasos, y sólo subsidiariamente las proteínas, en reacciones de oxidación o aeróbicas o en reacciones de deshidrogenación citoplasmática que integran el denominado metabolismo anaeróbico.
Vías productoras de energía muscular
a) Sistema anaeróbico aláctico o sistema de los fosfágenos Sistema metabólico que no precisa oxígeno y no produce lactato. Es el sistema del motor de arranque, ya que produce una liberación rápida de energía con una duración que abarca los 8-10 primeros segundos desde el inicio de la contracción. Es también llamado el sistema fosfágeno ATP-PC (fosfocreatina). El responsable