Mujeres universitarias, profesionales y científicas. Ruth López Oseira
1990, especialmente en ingenierías, matemáticas o física. Esta realidad disipa la idea ingenua de que el tiempo se haría cargo de resolver las barreras estructurales e institucionales para que las mujeres avanzaran de manera equitativa en sus carreras científicas y laborales.
Por esto es necesario reflexionar acerca de los procesos sociales, culturales e institucionales del acceso, permanencia y trayectorias académico-profesionales de las mujeres en las ciencias y sobre los mecanismos que reproducen la segregación disciplinaria y ocupacional. Este libro muestra que las mujeres tienen presencia en unas áreas del conocimiento, y suelen estar subrepresentadas en otras e indaga acerca de los factores culturales y estructurales de dicha segregación. También aborda los conflictos y tensiones entre las responsabilidades familiares y laborales que —coincidiendo con la literatura producida sobre el tema en distintas partes del mundo— constituyen un factor de peso para explicar las trayectorias diferenciadas de mujeres y hombres en el ámbito académico y científico.
En un esfuerzo por transformar la cultura institucional de género, la Universidad Nacional de Colombia aprobó la primera normativa universitaria de equidad de género del país (Acuerdo 035 de 2012), que institucionalizó la perspectiva de género y ordenó la puesta en marcha del Observatorio de Asuntos de Género para velar por el desarrollo y cumplimiento de la política de equidad en la institución. Estos avances sitúan a la Universidad Nacional a la vanguardia del sistema colombiano de educación superior en la promoción de la equidad de género y las políticas de igualdad de oportunidades, en concordancia con su tradición democrática y su liderazgo histórico en modelos de justicia y solidaridad social.
La designación de la científica Dolly Montoya Castaño en 2018 como primera rectora de la institución en sus ciento cincuenta años de existencia tiene, en este contexto, una fuerte relevancia simbólica. Supone también un llamado a conocer mejor el papel de las primeras generaciones de científicas en la construcción de la ciencia colombiana y su institucionalidad, a entender la persistencia de sesgos de género a través de las importantes transformaciones del sistema de educación superior en las últimas décadas, así como los efectos que tienen en la sociedad las políticas educativas y científicas en términos de su contribución a reproducir o erradicar las inequidades basadas en el género.
La Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín es un objeto de investigación interesante para los estudios de género, debido a que durante la mayor parte de su larga trayectoria histórica cultivó su identidad como un campo profesional y académico masculino y transitó rápidamente hacia la incorporación de mujeres en un periodo reciente. Este libro contribuye a generar información significativa sobre dicho proceso en esta sede mediante datos cuantitativos, así como a través de las voces de estudiantes, egresadas, profesoras e investigadoras, reconociendo sus aportes como creadoras y transmisoras de conocimiento. Igualmente, esta obra ofrece elementos para entender los cambios significativos que ha producido la educación superior en la vida de las mujeres y en la construcción del orden de género en la sociedad, con miras a ilustrar factores que deberían ser tomados en cuenta por aquellas políticas públicas tendientes a impulsar la equidad y la excelencia en la educación superior y las ciencias.
Gloria Patricia Zuluaga Sánchez
Presentación
Este libro está organizado en dos partes, la primera se compone de tres capítulos que ofrecen elementos conceptuales e históricos para la comprensión del contexto académico del género en la ciencia. La segunda parte está conformada, a su vez, por tres capítulos que abordan el tema a partir de investigaciones realizadas en la Universidad Nacional de Colombia. En el capítulo uno, Ruth López Oseira aborda una perspectiva histórica acerca de las preguntas que ha suscitado la relación entre las mujeres y las ciencias, a partir de una síntesis de los aportes de la historiografía. Este campo de estudios, que se afianza en la década de 1980, surge en la intersección entre la historia y la sociología de las ciencias y la historia de las mujeres; adicionalmente, se apoya en las herramientas conceptuales de las epistemologías feministas y la reflexión sobre la categoría de género.
López Oseira resalta la relevancia de dos enfoques complementarios: los que se centran en los contextos institucionales en los que las ciencias se desarrollan históricamente como un campo independiente, y aquellos que dan cuenta de las polémicas filosóficas, políticas y culturales acerca de las diferencias entre hombres y mujeres. Para finalizar, describe el interés reciente en la cuestión por parte de las instituciones que gobiernan las políticas de educación superior, ciencia, tecnología e innovación en aquellos países que concentran gran parte de la producción científica mundial. Concluye subrayando que una perspectiva histórica lineal, que no tome en cuenta la complejidad de las relaciones de género, simplifica la interpretación de los procesos de inclusión/exclusión de las mujeres y tiende a cerrar en falso el debate.
En el siguiente capítulo Sara Lugo Márquez, desde su experiencia personal, pone en cuestión el modo en que la educación de científicas y científicos suele ignorar los contextos sociales, políticos e intelectuales en los que la ciencia se produce y desenvuelve, los cuales condicionan a quienes participan en la empresa científica, a las prioridades de la investigación científica o a los usos que se le dan a los resultados de esta. Para ello presenta varios ejemplos de los aportes que los estudios de género, queer y feministas —vinculados al giro historicista en los estudios sociales de la ciencia—, han realizado al planteamiento de que las ciencias y las tecnologías son construcciones sociales que se relacionan estrechamente con la construcción jerárquica del orden social.
Su ensayo inicia con una reflexión sobre la noción de sistema sexogénero hasta el punto de inflexión en que los estudios queer plantearon que no solo el género es una construcción social, sino también el sexo. A partir de ahí, presenta casos concretos acerca del modo en que la ciencia hegemónica positiva fundamentada en las ideas de la modernidad ha apuntalado la idea del dimorfismo sexual y las inferencias sociales que se han extraído de ello, con consecuencias decisivas para la exclusión de las mujeres del campo de las ciencias. Distanciándose de una postura relativista, plantea de manera sintética, y a la vez encarnada en casos concretos, cómo se ha construido la crítica epistémica de las ideas de objetividad, neutralidad y universalidad de la ciencia. De dicha crítica se desprende que serían posibles otras formas de construir conocimiento científico distanciado de los valores patriarcales y androcéntricos dominantes.
En el tercer capítulo la profesora Lourdes Fernández Rius realiza una disertación sobre género y ciencia. Señala, de entrada, que esta relación está condicionada por contextos socioculturales y políticos concretos, siendo insoslayable el examen desde la perspectiva de género. Plantea que se sigue privilegiando una noción positivista de las ciencias y que a pesar de que hace tres décadas las mujeres han llegado a este espacio de forma masiva, siguen siendo excluidas de las ciencias y tecnologías más prestigiosas y de los niveles más altos del sistema, en especial de los puestos de decisión.
Además, no se ha logrado una transformación profunda del modo de pensar la ciencia y la tecnología, lo que se puede investigar y lo que no, el planteamiento de problemas científicos, las hipótesis, los diseños metodológicos, las técnicas, los instrumentos y las interpretaciones que se realizan de los datos obtenidos, así como las decisiones de proyectos, los financiamientos y los recursos. Por ello considera necesario problematizar el androcentrismo de la ciencia en sí, y la relación entre verdad y poder.
En la segunda parte se presentan tres capítulos, iniciando con los hallazgos de la investigación “Acceso y trayectorias laborales de las mujeres en las ciencias agrarias de la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín”, de Gloria Patricia Zuluaga Sánchez, donde se muestra que ha habido un cambio significativo en el porcentaje de mujeres que cursan carreras universitarias, incluso en aquellas consideradas en el pasado como “guetos masculinos”, como las ciencias agrarias, que hoy podrían catalogarse como neutras al género en cuanto a su número de matriculados.
Lo anterior constituye una importante conquista histórica, que supuso un proceso de rupturas culturales y sociales, no solo para las mujeres, sino también para la universidad y la sociedad como un todo. Sin embargo, dicha incorporación no ha significado