La mujer sana el mundo. Pablo Pastor
es lo que deseo?,¿Esta situación, la desee o la imagine?, ¿Esto es lo que quiero para mi vida?, ¿qué soy?. ¿Qué he hecho para merecer esto?, son algunos de los cuestionamientos que se revelan en nuestra mente.
“No preguntes, tu eres la respuesta” Enric Corbera.
El propósito de este libro, es enseñarnos, que, en el interior de nuestra mente, albergamos un poder infinito y creativo. El conocimiento está al alcance de nuestras manos, pero antes, “debemos atravesar el infierno, tomar conciencia de nuestros pensamientos y acciones, para regresar al cielo”.
“7. Nunca se te ha ocurrido realmente renunciar a todas las ideas que hayas tenido que se oponen al Conocimiento. 2 Conservas miles de retazos de temor que le impiden la entrada al Santísimo. 3 La luz no puede filtrarse a través de los muros que levantas para obstruir su paso y nunca estará dispuesta a destruir lo que tú has hecho. 4 Nadie puede ver a través de un muro, pero yo puedo transponerlo. 5 Mantente alerta contra los retazos de miedo que aún conservas en tu mente o, de lo contrario, no podrás pedirme que lo transponga. 6 Sólo puedo ayudarte tal como nuestro Padre nos creó. 7 Te amaré, te honraré y respetaré absolutamente lo que has hecho, pero no lo apoyaré a menos que sea verdad. 8 Nunca te abandonaré tal como Dios tampoco te abandonará, pero tengo que esperar mientras tú continúes eligiendo abandonarte a ti mismo. 9 Debido a que espero con amor y no con impaciencia, es indudable que me pedirás con sinceridad que lo transponga. 10 Vendré en respuesta a toda llamada inequívoca”. Un curso de Milagros (T-4.III.7:1-10)
CAPITULO I
Nuestro origen
Toda nuestra vida humana esta basada en un sinnúmero de relaciones especiales. Valoramos cada cuerpo que vemos y a su vez nos comparamos con otros, esto conlleva a alimentar uno de los hábitos destructivos y pernicioso que a cada instante repetimos en pensamientos, palabras o acciones, el cual es, nuestra propia desvalorización y empequeñecimiento progresivo. Esto conlleva a sentirnos menospreciados en cada instante, a vivir en una continua dependencia emocional, donde la mejor droga para atarnos a esta situación, la suministramos nosotros mismos, la creencia en la carencia de afecto, una búsqueda constante e insaciable de amor condicionado, sensación de vacío y carencia, depresión o ira, todo producto de una sensación de culpa que remuerde nuestra consciencia, sin recordar el cómo, cuándo y donde surgió esta y para que esta allí manteniéndote en un infierno constante.
“3. Si éste fuese el mundo real, Dios sería ciertamente cruel. 2 Pues ningún padre podría someter a sus hijos a eso como pago por la salvación y al mismo tiempo ser amoroso. 3 El amor no mata para salvar. 4 Si lo hiciera, el ataque sería la salvación, y ésa es la interpretación del ego, no la de Dios. 5 Sólo el mundo de la culpa podría exigir eso, pues sólo los que se sienten culpables podrían concebirlo. 6 El “pecado” de Adán no habría podido afectar a nadie si él no hubiese creído que fue el Padre Quien lo expulsó del Paraíso. 7 Pues a raíz de esa creencia se perdió el conocimiento del Padre, ya que sólo los que no Lo comprenden podrían haber creído tal cosa”. Un curso de Milagros (T-13.In.3:1-7)
Esta culpa inconsciente tiene un origen, la respuesta se encuentra en el interior de la mente. Tememos verla, el odio hacia nuestra verdadera naturaleza nos mantiene con temor, debido a una creencia arcaica y religiosa, de que Dios nos castigara. Ese mensaje proviene del dios de la culpa, no del verdadero Dios de amor que nos dio origen y como toda Madre a su hijo, solo le entrega amor. Por lo que, nuestra verdadera naturaleza es de amor. Nuestro único propósito en la tierra es ser felices. Para llegar a ello debemos dejar el odio hacia nosotros mismos en este momento y de ahora en adelante solo vivir para amarnos siendo seres, íntegros y racionales.
“1. La atracción de la culpabilidad reside en el pecado, no en el error. 2 El pecado volverá a repetirse por razón de esta atracción. 3 El miedo puede hacerse tan agudo que al pecado se le niega su expresión. 4 Pero mientras la culpabilidad continúe siendo atractiva, la mente sufrirá y no abandonará la idea del pecado. 5 Pues la culpa todavía la llama; y la mente la oye y la desea ardientemente y se deja cautivar voluntariamente por su enfermiza atracción. 6 El pecado es una idea de perversidad que no puede ser corregida, pero que, sin embargo, será siempre deseable. 7 Al ser parte esencial de lo que el ego cree que eres, siempre la desearás”. Un curso de Milagros (T-19.III.1:1-7).
“2. El ego no cree que sea posible que lo que realmente invoca el pecado es al amor, y no al miedo, y que el amor siempre responde. 2 Pues el ego lleva el pecado ante el miedo, exigiendo castigo. 3 Mas el castigo no es sino otra forma de proteger la culpa, pues lo que merece castigo tuvo que haber sucedido realmente. 4 El castigo es siempre el gran protector del pecado, al que trata con respeto y a quien honra por su perversidad. 5 Lo que clama por castigo, tiene que ser verdad. 6 Y lo que es verdad no puede sino ser eterno, y seguirá repitiéndose sin cesar. 7 Pues deseas lo que consideras real y no lo abandonas”. Un curso de Milagros (T-19.III.2:1-7).
Ahora bien, conozcamos cuales son los errores que nos agobian en nuestra mente, para dejar ir y liberar, eliminando el error y culpa, avanzando al amor.
Partamos reconociendo que somos HIJOS HUMANOS NO DESEADOS, es posible que en este instante no aceptemos tal aseveración. Reflexionemos al respecto y observemos que al inicio la procreación solo se extendía para supervivencia de la especie, luego se transformó en deseo sexual, en un capricho condicionado al que solemos llamar equivocadamente amor. Era un deseo o temor oculto en la mente de alguno de nuestros padres, podría celebrarse, temerse o aceptarse al principio, pero luego de forma progresiva se proyectarían culpas en el otro, señalando cada uno los errores cometidos y marcando con una carga al Ser inocente que se desarrolla en el vientre materno.
En algún momento de la gestación se produjeron crisis, disputas, rabias y resentimientos ocultos, que alteraron el ambiente emocional en el entorno de la madre y el estado emocional mismo de ella. Nuestra madre de forma inconsciente alberga odio y resentimiento, está llena de ira en el interior de su mente, ansiedades y frustraciones. Esto la lleva a cometer homicidio mental, señalando al culpable que la mantiene ahora en esta situación, o desarrolla cualquier pensamiento suicida, hacia sí misma y los demás, olvido que en su interior se desarrollaba un Ser inocente, que ella le alimenta con su energía, que todos sus pensamientos se guardaran en él.
Antes de nacer, nos entregan tres historias, una historia ancestral, cargada de odio, resentimientos, depresiones, ira, de trastornos por estrés post traumático, esquizofrenia, desorden de identidad disociativa, disonancia cognitiva, egomania, por mencionar. Una segunda historia proveniente de la madre, de su estado mental y emocional, llena de egomania, odio y resentimientos a sí misma y los demás, ira, justificación, carencia y excesos, de victimas y victimarios, y de una gran culpa que desconoce de donde proviene. Por último, nuestra verdadera historia, oculta, tras las capas de odio e historia humana, la información que nos revela nuestra verdadera identidad, SER HUMANO, un ser de amor, integro y bondadoso, que despertara a medida que dejemos de lado, la vanidad, orgullo, soberbia, ira, codicia, envidia, apatía y carencia, cambiando por hábitos virtuosos como bondad, humildad, generosidad, caridad, diligencia, paciencia y templanza.
Repasemos una historia de amor y odio. Eva habitaba en Adán, que quiere decir, la madre de todos los Seres humanos habitaba en la tierra, en un permanente estado mental de Edén, paraíso o cielo, ahora bien, Eva durmió y olvido despertar, albergando una pesadilla ilusoria, su egomania mental, fabrico una ilusión y emitió un juicio, que llevo a separarse de su Ser interior, olvidando despertar llenándose de pensamientos de odio y temor, viviendo una fantasía de terror. Cambio su nombre celestial de Eva para que la olvidaran y paso a llamarse en el infierno Lilith, la madre de todos los demonios humanos, que habitan en la tierra infernal.
Es este, nuestro mayor temor inconsciente, volver a Dios, pensamos que el sueño es real, olvidamos que estamos durmiendo y es solo una pesadilla irreal. Ahora solo queda sonreír y recordar que soñamos, que hay que salir del infierno que fabricamos y volver al cielo, la paz y la felicidad, que somos dignos y merecedores del