Biografía de Azucena Villaflor. Enrique Arrosagaray

Biografía de Azucena Villaflor - Enrique Arrosagaray


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       Presiones sobre la justicia cómplice

       Solicitada de octubre

       Con Balbín

       Los pañuelos blancos

       Congreso: primera detención de Azucena

       Ante Cyrus Vance

       Capítulo 14

       El ángel de la muerte se insinúa

       La presentación de la muerte

       ¿Quién era Gustavo Niño?

       Guerrilleros en paz

       Capítulo 15

       La gran denuncia y el gran castigo

       La Solicitada: su presentación

       Capítulo 16

       El triunfo y la derrota juntos, como en la vida

       El gran triunfo

       La gran derrota: los últimos pasos en libertad

       Capítulo 17

       Azucena con vida en poder de la Marina

       Capítulo 18

       Los responsables

       Los grandes damnificados

       La esperanza, siempre la esperanza

       Capítulo 19

       Lo que queda

       La verdad insoportable

       Anexo

       De los antropólogos

      Entrevistas y Testimonios

      Todas estas entrevistas fueron hechas por el autor, personalmente, casi todas en las casas particulares de los entrevistados, en Capital Federal y diversas barriadas del norte, oeste y sur del Conurbano.

      María del Rosario de Cerruti

      Nora de Cortiñas

      Aída Sarti.

      Renée Villar de Jatib

      Josefa Pepa de Noia

      Carmen Cobo

      Juanita Pargament

      Beatriz Ketty de Neuhaus

      Chela Mignone

      Emilio Mignone

      María Adela Gard de Antokoletz

      Eva Castillo Obarrio

      Martha Vázquez

      Delia Califano

      Marta Scarimbolo

      Renée de Epelbaum

      Kita de Chidichimo

      Haydée García Buela

      Gloria Nolasco

      Carmen Lapacó

      Enriqueta Maroni

      Marcos Zucker

      Magdalena Ruiz Guiñazú

      Padre Richard

      Lidia Moeremans

      Elvira Ruiz

      Rosa Pantuso

      Pedro De Vincenti (hijo)

      Cecilia De Vincenti

      Liliana Torres de De Vincenti

      Francisco Tito De Vincenti

      Angelita De Vincenti

      Aníbal Villaflor

      Josefina Gómez de Villaflor

      Arturo Villaflor

      Feliciano Villaflor

      Carlos García

      Miriam Lewin

      Maria Eva

      Lila Pastoriza

      Dr Méndez Carrera

      Edith

      Juan Carlos Sena

      Prólogo

      “La memoria apunta hasta matar

      a los pueblos que la callan

      y no la dejan volar

      libre como el viento.”

      La Memoria – León Gieco

      Al principio dudé sobre la escritura de este prólogo. Leer sobre circunstancias y episodios históricos tan penosos que formaron parte de mi propia historia como los mencionados en este texto, desde la perspectiva de hija, es difícil. Sin embargo, creo que toda la sociedad debe leer este libro para conocer la historia de una mujer común que con su amor de Madre creó un Movimiento.

      En mis breves palabras quisiera dejar materializado mi profundo agradecimiento a Enrique Arrosagaray, quien durante los tiempos en que los Derechos Humanos eran temas escondidos o ninguneados habilitó desde el micrófono y la pluma, que la vida de Azucena fuera pública. Con empeño y una investigación profunda permitió que hechos y sucesos en la vida de mi madre alcanzaran entidad para la gran mayoría de la sociedad argentina.

      Leer sobre la vida de Azucena es una parte de la historia, porque tendrían que haber compartido con ella una charla, unos mates, un abrazo para comprender su sentir. Por momentos, las palabras se tornan insuficientes para expresar su personalidad, temperamento y profundo amor al prójimo. La cruel historia nos privó de compartir con ella sus gestos, su mirada de cariño, ternura y abrazos. El secuestro de mi hermano Néstor y Raquel, sus vidas tronchadas por las alimañas de esa dictadura cívico-militar, son los que le dan a Azucena un protagonismo histórico.

      Siempre recordaré la última charla con Azucena, su mirada de tristeza y dolor cuando supo que se llevaban a sus compañeras de lucha. Su angustia, una angustia asfixiante, por no saber el modo de contarle a mi padre ese momento tan trágico. Sin conocer ella su destino final.

      Gracias Azucena por la Plaza del 30 de abril de 1977 y gracias “Madres de la Plaza” por los 35 años de rondas.

      “Nuestras madres, incansables luchadoras que dieron la vida por sus hijos, no pudieron vencer a la muerte, pero eran tan obstinadas que sí pudieron vencer al olvido. Y volvieron. Volvieron con el mar, como si hubieran querido dar cuenta, una vez más, de esa tenacidad que las caracterizó en vida. La presencia de sus restos da testimonio de que no se puede hacer desaparecer lo evidente. Volvieron con ese amor incondicional, que sólo las madres tienen por sus hijos, para seguir luchando por ellos, por nosotros”. (Esther Ballestrino de Careaga, Maria Ponce de Bianco, Azucena


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