Kant después del neokantismo. VV.AA.
PRESENTACIÓN: CONTEXTO Y DIMENSIONES DE LA RECEPCIÓN APELIANA DE KANT
3. EL REALISMO CRÍTICO DEL SENTIDO COMO SUPERACIÓN DE LA APORÍA DE LA COSA EN SÍ KANTIANA
4. REFLEXIÓN TRASCENDENTAL Y FUNDAMENTACIÓN ÚLTIMA
5. FUNDAMENTACIÓN PRAGMÁTICO-TRASCENDENTAL DE LA ÉTICA COMO TRANSFORMACIÓN DE LA ÉTICA KANTIANA
LA RECEPCIÓN POR HABERMAS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE KANT
1. LA FILOSOFÍA DEL DERECHO DE KANT
2. FACTICIDAD Y VALIDEZ, DE HABERMAS
2.1. Facticidad y validez: elementos de la teoría del derecho de Habermas
2.2. Facticidad y validez: «Principio democrático» y «sistema de los derechos»
4. RACIONALIDAD COMUNICATIVA: LIBERTAD COMUNICATIVA Y LIBERTADES SUBJETIVAS
4.1. El derecho a la mayor medida posible de iguales libertades individuales
4.3. La forma jurídica de las normas
5. Y, SIN EMBARGO, RECURSO FINAL A KANT COMPLETO
FOUCAULT CON KANT: EL JUEGO DEL LÍMITE
EL USO REGULADOR DE LA IDEA DE MENTE (GEMÜT) Y LA SISTEMATIZACIÓN DE LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
INTRODUCCIÓN
EL SIGLO XX PIENSA CON KANT
La pregunta por la virtualidad en el presente del pensamiento de Kant, una vez agotadas las escuelas neokantianas, recorre diversas filosofías del siglo XX al menos desde que Ernst Cassirer y Martin Heidegger confrontaron sus respectivas concepciones de la filosofía, en relación con sus modos de leer a Kant, en el debate de Davos.
Como una operación de «regreso a Kant» entiende Heidegger el modo de proceder de Cohen, Windelband, Rickert, Erdman, Riehl y, en general, de los miembros de la escuela de Marburgo y de la escuela de Baden. Pero, si lo distinguimos de lo que Cassirer denomina un uso «funcional» del concepto «neokantismo», es posible generalizar esa forma de presencia de Kant en el marxismo socialdemócrata de Bernstein o Kautsky, que se contrapone al hegelianismo de Lenin y de Lukács, y, de preocupaciones teóricas bastante distintas, se deja ver también en un programa cientifista que se opone a la metafísica como el del círculo de Viena. Como el propio Heidegger señala a los comienzos de la fenomenología cuando afirma en el debate que «el mismo Husserl cayó en cierto sentido entre 1900 y 1910 en los brazos del neokantismo». Hablamos, por tanto, de un modo de comprender la actividad y la temática de la filosofía que afecta a las corrientes centrales de la filosofía del siglo XX.
Por esta razón, o cúmulo de razones, parece pertinente que nos preguntemos por las formas que adquiere el pensamiento del novecientos en las formas que arbitra, en cada caso, para su irrenunciable diálogo con Kant. Este libro trata de ir perfilando lo propio de cada una de esas formas en un recorrido analítico que comienza con Kant y el problema de la metafísica (1929) y se detiene en Teoría de la acción comunicativa (1981) tomando en serio la constatación de que no se trata solo de un capítulo de la historia efectual del kantismo, sino también de una indagación sobre los modos de filosofar del siglo XX, desencantado de algunas ilusiones sostenidas en la historia filosófica hasta Hegel, pero haciendo análisis de las renuncias y los cambios de dirección que la filosofía, consciente de su historia, ha de efectuar para no ceder en su tarea de pensar el presente.
Tendremos ocasión de ver que no solo la forma de valorar la obra de Kant se altera profundamente en función de que la perspectiva de lectura sea la de Popper o la de Adorno. También los temas y el modo de ejercer la reflexión varían según si el momento histórico, dentro del siglo XX, es el de los textos de Ortega y Gasset o el de los de Karl Otto Apel. De ahí que lo que presentamos sea una obra colectiva no solo porque reúne aportaciones de once estudiosos de la filosofía contemporánea, sino —y, tal vez sobre todo—, porque analiza la aportación de otros tantos filósofos relevantes del período acotado en ese «corto siglo XX».
Por supuesto, Kant está presente en muchos más textos de los que hemos podido abarcar, pero el abanico de posiciones estudiadas incluye una considerable multiplicidad de prácticas filosóficas diferentes que, en un momento u otro de su trayectoria, han experimentado la necesidad, por razones internas, de un diálogo crítico con el legado de Kant. En los autores que nos ocupan ese diálogo contraría las lecturas neokantianas que mantienen en el centro de ese legado una interpretación en la que la agenda filosófica se centra en la consagración de la ciencia positiva como único modelo de conocimiento verdadero al que se contrapone la pretensión ilegítima de la metafísica. La perspectiva de Heidegger señala, en cambio, una interpretación de la función de la imaginación productiva en la que esta tiene la tarea de mostrar la problemática de la ontología. Por su parte, la perspectiva de Adorno acaba privilegiando la aportación de la obra de arte, conjuntamente con el lenguaje conceptual, a la comprensión de su presente por la filosofía crítica y, por tanto, a la cuestión de la verdad y del sentido de la acción. Estos dos ejemplos sumarios bastan para hacer patente que los problemas que Cohen o Rickert valoran como definitorios de una perspectiva kantiana se ven desplazados por nuevas perspectivas sin que ello lleve consigo un abandono del papel fundacional que la obra de Kant tiene para la filosofía contemporánea; en este caso, sin embargo, el interés