Somos dioses. Paola Diz

Somos dioses - Paola Diz


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con tu vibración de no merecimiento estrangulas toda esa energía poderosa que siempre, las 24 horas del día, los 365 días del año, está disponible para ti.

      Encarnaste en ese cuerpo físico para vivir una experiencia terrenal. Viniste para ser feliz y poder usar todos los dones y talentos que Dios te dio. Viniste a experimentar paz y una vida abundante, próspera. Eres merecedor, eres digno de todas las cosas buenas, qué digo buenas, excelentes, que la vida tiene para ofrecerte. No te empequeñezcas, no cedas tu poder, somos dioses y como tales, nos merecemos una vida plena.

      El universo siempre nos da lo que creemos merecer.

      La ley de atracción es una ley como la de gravedad. No descansa, no está disponible solo de lunes a viernes de 8 a 16. Está siempre funcionando. ¿Se imaginan el desastre universal que sería que la ley de gravedad dejase de funcionar, aunque solo sea por una milésima de segundo?

      Funciona siempre, es cuestión de reevaluar nuestras creencias y cambiarlas.

      Luego llega el tener. Si seguimos los pasos anteriores, la manifestación va a suceder. Hay que darle tiempo. En la naturaleza podemos ver que siempre hay un tiempo de gestación. Un tiempo donde se siembra, se riega, se espera que el cultivo esté a punto para cosecharlo.

      Es en este punto donde podemos caer en la frustración, en la desesperanza de no verlo realizado. Entonces comenzamos a cuestionar todo lo anterior, y de nuevo, estrangulamos la manifestación.

      Debemos darle tiempo. Ya sabemos que va a suceder. No hay vuelta. ¿Qué mejor que esperar vibrando en la frecuencia del deseo realizado? Enfocándonos en lo que queremos, no en lo que no queremos. Enfocándonos en lo que tenemos, no en lo que no tenemos. Haciendo cosas que nos hagan sentir bien, que nos gusten, que nos hagan sentir plenos. Vinimos a este mundo físico para ser felices, no para luchar ni sacrificarnos. O para hacer cosas que no nos gusten. La fidelidad con uno mismo es de suma importancia.

      Te regalo una lista de cosas que pueden drenar tu energía:

      Cosas externas:

       Ciertas personas.

       No llevar una dieta alimenticia adecuada.

       No realizar actividad física.

       Tener tu hogar sucio y desordenado.

       Tener un trabajo que no te motiva.

      Cosas internas:

       No vivir en el presente.

       Quejarnos.

       Quedarnos en el pasado.

       Preocuparnos tanto por nosotros como por los demás.

       Querer ser perfectos.

       Querer ayudar a personas que no quieren ser ayudadas.

       Querer cambiar a los otros (primero cambio yo).

       No poner límites.

       Guardar rencor, no perdonar.

       No ser flexible ante el cambio.

      La fe mueve montañas

      ¿Quién no ha empleado nunca esta frase? Cuando alguien de tu entorno está atravesando un mal momento, seguramente ahí estás tú, diciéndole que debe tener fe, repitiendo esta frase como loro. Para hablar de fe es conveniente saber de qué se trata.

      La fe es una de las más altas vibraciones, es una vibración del amor, como veremos más adelante. Tener fe es la certeza de que algo va a suceder. Lo opuesto es el miedo. Y la vibración del miedo también atrae. Por eso, temer lo peor es una especie de fe en cosas malas. Y qué mejor que esperar que solo sucedan cosas buenas. Dios es amor, y por lo tanto, nunca nos mandaría cosas malas. Somos nosotros, con nuestro hermoso poder creador, quienes las atraemos.

      La fe es conocimiento. Si quieres ir a Buenos Aires y te subes a tu auto, sabes con seguridad que es allí donde vas a ir. No temes llegar a Salta. Porque conoces el camino, o quizás no, pero siguiendo los carteles de la autopista llegarás. Lo mismo pasa con nuestras vidas, si no sabes dónde quieres ir, puedes terminar conduciendo hacia ningún lado, la fe se desvanece y es ahí donde surgen los miedos. Tener la certeza del lugar al que queremos ir, del lugar en el que queremos estar, nos va a dar la fe.

      Y como te dije anteriormente, no limites, no encasilles al universo, porque si eso que tanto anhelas no se da, es porque viene algo mucho mejor para ti. Quizás, eso que tanto quieres, no es lo que sirve para llegar a lograr tus sueños. La vida, Dios, son sabios, y te van a ir presentando los mejores escenarios posibles para que puedas desarrollar todo tu potencial. Solo cierra los ojos y confía.

      “Una vez, había una mujer sentada bordando. A sus pies, su pequeño hijo jugaba y, al mirar para arriba, pudo ver la parte de abajo del bordado de su madre. Entonces le preguntó qué era eso tan feo, lleno de nudos, sin sentido, que estaba haciendo. La madre lo hizo parar junto a ella para que pudiera ver la parte de arriba de su bordado, y así el niño pudo ver que era sumamente bello. Él, desde abajo, no podía verlo. Y lo mismo sucede con nosotros, Dios está bordando nuestra vida, pero nosotros la vemos desde abajo. Si pudiéramos elevarnos, veríamos la belleza del conjunto, cómo se van uniendo todas las partes. Confía, el bordado que Dios está haciendo con tu vida es maravilloso”.

      Resumiendo

      Un pensamiento lleva a una emoción, y actuamos de acuerdo a cómo nos sentimos. Cuidemos nuestros pensamientos, para que las emociones que tengamos sean positivas, y que sobre la base de estas podamos vibrar en estados puros de amor, para así crear en nuestro exterior un mundo repleto de magia y color.

       Somos dioses, vivimos internamente

       La ley del espejo

      Sonríele a la vida

      y la vida te devolverá esa sonrisa

      La ley del espejo es otra fabulosa herramienta. Si bien con ella no creamos, nos sirve para que las cosas exteriores nos muestren, nos hagan conscientes de lo que hay en realidad en nuestro interior.

      Todo lo que vemos en nuestro exterior es un reflejo de nuestro interior. Y acá vuelvo a hacer hincapié y queda demostrado que somos 100% responsables de todo lo que nos sucede.

      ¿Que ves en tu exterior?

      Todas las personas, cosas y circunstancias que llegan a nuestra vida nos están mostrando cosas de nuestro interior.

      Hay un cuento, muy bonito, que quiero narrarles:

      “En un palacio había un rey que tenía a un gran sabio como consejero. Un día, el sabio tenía que hacer un viaje, por lo que el rey le preguntó a quién iba a recurrir él durante su ausencia. El sabio le dijo que no se preocupe, que lo iba a dejar en buenas manos. Para sorpresa de todos los habitantes del palacio, el sabio llevó a vivir allí, durante su ausencia, a un grupo de indigentes que encontró en la calle. Y se fue. Al volver, el rey sumamente enojado, le dijo que cómo se había atrevido a dejar a un grupo de sucios, holgazanes, mugrientos y de todo más viviendo en su palacio. Entonces, el sabio le dijo: ‘Si viste eso, y solo eso en esas personas, es porque tú también lo eres en alguna medida. Comencemos, hay mucho trabajo por hacer’.

      Ves en otras personas cosas que están dentro de ti y que por tu propia cuenta no podrías ver. Entonces, llega ese otro a mostrártelo. Hasta pasa a veces que alguna persona se comporta de forma extraña contigo, y después te pide disculpas, diciendo: no sé por qué actué de esa forma. Sencillamente, eso pasa, porque la vida lo está utilizando como instrumento para mostrarte algo. Si ves que el otro está siendo egoísta, tacaño, violento, pregúntate con quién estás siendo así tú también. Muchas veces, y la mayoría, estás siendo así contigo mismo o con personas muy cercanas, como tu pareja, hijos, padres, hermanos.

      Si vivimos pensando que el mundo es un lugar inseguro, malo, lleno de pobreza y guerras, miremos hacia dentro, y descubramos nuestras inseguridades, carencias, batallas.

      Es


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