Caminos de reconciliación. Pablo Romero Buccicardi
el centro de atención; lo demás son adjetivos que no alteran lo fundamental: migrante, refugiado, homosexual, heterosexual, blanco, negro...
Pero a veces el sustantivo desaparece y los adjetivos se convierten en elementos de desvalorización, cuando no de ataque: ilegal, indocumentado, extracomunitario, desviado, antinatural... Ya ese lenguaje da derecho a atropellar los derechos humanos y, en último término, a no considerarlo persona.
Es momento ya de invitar a la lectura de los testimonios, palpitantes de vida, de fe, de amor, de reconciliación con uno mismo y con Dios. Son personas que han tenido la valentía y generosidad de abrirnos su corazón para regalarnos sus experiencias de personas solteras, parejas, matrimonios, hijos, padres.
Gracias, Begoña, James, Josu y Aitor, Puri y Pepe, Javi y Herminia, Antonio, Fanny, Josefa, Rodrigo, Carmen y Raquel.
Es un inmenso placer para mí presentar a estas personas que me han hecho emocionarme en muchos momentos y que han conseguido que mis sentimientos alternaran entre la alegría, la admiración, el asombro, el dolor y la gratitud.
Muchas gracias de corazón; no dejéis de caminar, no os canséis de compartir vuestra experiencia. Necesitamos referentes, porque otros muchos hermanos y hermanas quizá siguen «escondidos» y sufriendo en la oscuridad, y todos necesitamos la luz y la sal para vivir felices en coherencia con nuestro ser.
Cómo no agradecer también la labor escondida pero infatigable de Pablo Romero, quien ha tenido la delicada atención de pedir y recoger estos testimonios; ha sido el puente para que lleguen hasta nosotros sin que pierdan su frescura y densidad.
Es una gran satisfacción experimentar que Jesús de Nazaret nos sigue invitando a empaparnos de sus sentimientos y actitudes para transparentarlos en nuestro mundo, y que desde ahí nos sintamos Iglesia y vayamos dando pasos hacia una comunidad de relaciones más igualitarias. El ritmo es lento y a veces nos domina el deseo de impulsarnos para alcanzar mayor velocidad, pero no podemos olvidar que permanecer sostenidos mutuamente es también una gran ayuda.
Que esta sucesión de relatos que se nos regalan de modo tan gratuito nos estimule a abrir nuestro corazón a la inclusión de toda diversidad. Será un eslabón más en una cadena de sueños solidarios que vayan transformándose en realidades donde la sombra de la sospecha, la duda, la desconfianza, la crítica, el temor y la ignorancia vayan cambiando su rostro hacia la alegría, la aceptación, la acogida cordial, el respeto, la misericordia; en suma, hacia la fraternidad.
Hagamos en nuestro corazón un espacio amoroso para todas las personas sin exclusión, hijas de un mismo Dios Padre y Madre, que nos desea lo mejor: que podamos caminar con la mayor felicidad y plenitud que anhela nuestro yo profundo.
Este es mi deseo más sincero al prologar este libro.
MARÍA LUISA BERZOSA GONZÁLEZ
Religiosa Hija de Jesús
consultora de la Secretaría General del Sínodo
Presentación
Un baño desnuda en el mar, después de años de no poder mirarse al espejo. Una despedida al amigo que fallece víctima del sida y la convicción de que lo que siente es amor verdadero. Una oración al final del día, derrotado, donde experimenta que Dios es su refugio y que nadie podrá quitarle ese bien. Un baile nupcial rodeadas de vítores y palmas al borde del Guadalquivir. Una cama y un abrazo... Y otros abrazos, distintos, entre una madre y una hija, entre un padre y un hijo. Y otros tantos más. Hitos, entre muchos, de un proceso lento y gradual de reconciliación que aún no acaba, pero que ya da para celebrar y escribir no solo una crónica del mal sufrido, sino, sobre todo, historias de fe y amor LGTBI 1.
Este libro cayó de maduro... Y no ha habido más que recogerlo. Ahí estaban las historias de personas que han buscado, han visto, se han reconocido y, superando la crítica social y eclesiástica, han apostado por su verdad. Personas que se han abrazado en la diferencia y, en la autenticidad, se han encontrado con un Dios a su lado. Años, décadas, siglos antes, habrá habido otras innumerables historias que merecieron ser contadas y, estando ahí, listas para ser compartidas, se perdieron en la clandestinidad o no se quisieron mirar. Narraciones de persecuciones y maltratos deleznables, dentro y fuera de la Iglesia, que hubiese sido sano contar. En medio de esas historias, también, de seguro, hubo gracia. ¿Cuánto habríamos aprendido de la fe y del amor de Gabriela Mistral o de García Lorca si se hubiese mirado distinto? Este libro es, en parte, un homenaje a esas personas y un reconocimiento del enorme daño causado a todos al no verlas como debieron ser vistas. En algunos casos, esto acabó en tortura y muerte. Se trata de una deuda impagable que esta obra no puede ni busca saldar...
Lo que sí intenta hacer este libro es colaborar, a pequeña escala, con la reconciliación de las personas, de la Iglesia y de parte de la sociedad. Una reconciliación que sobre todo es con ellas mismas, partiendo de un tema tan esencial para la vida como es la sexualidad, pero que va de la mano de una renovada relación con Dios y con los demás. Se trata de diez historias cuya lectura puede conmover al lector y, también, permitir reconocerse en ellas, al menos en una parte de sí mismos. Puede aparecer miedo al rechazo, el temor a mirar ciertos aspectos de la sexualidad, la resistencia a reconocer y aceptar los impulsos y deseos de la afectividad. Con el paso de la experiencia en el vivir voy descubriendo que los seres humanos, en algunos aspectos, no somos tan distintos unos de otros y, en ocasiones, lo que se me presenta puede ser, como señala Javier Melloni, «una transparencia velada de algo más profundo que se está manifestando».
Este ha sido, para mí, el gran bien recibido estos dos años al entrevistar a Josefa, Fanny, James... y poner por escrito sus historias. También lo ha sido al compartir con los LGTBI creyentes de la Pastoral de Diversidad Sexual en Chile, de Ichthys en Sevilla y CRISMHOM en Madrid: su camino de reconciliación, aunque distinto, ha motivado también el mío. Su fe, que va más allá del resentimiento, potencia mi fe. Su denuncia me ayuda a reconocer lo que se necesita transformar, también en mí. Estas historias de LGTBI son particulares, originales; para algunos serán ¡muy originales!, pero también son universales y hablan de alguna forma de cada uno. De ellas podemos aprender.
¿Qué dice, por ejemplo, la historia de Rodrigo, en su realidad de refugiado camerunés gay, sobre mi experiencia o mis miedos a ser perseguido y excluido? En él podemos mirar a muchos que a lo largo de la historia han sufrido la amenaza y la violencia por ser homosexuales. También podemos admirar su fe en un Dios que nunca lo abandona.
¿Cómo Josefa, mujer trans, me hace entrar con reverencia y apertura al misterio del ser humano? ¿Cuánto aprendo de ella sobre la autenticidad, el amor en la familia, y sobre cómo reconocer la acción de Dios a través de sus frutos?
Begoña, Carmen y Raquel hablarán de su historia como mujeres, católicas y lesbianas; de su camino, sus búsquedas y sus aprendizajes en el amor a otras y a sí mismas. Muchas personas se podrán ver reflejadas allí o ver luces por donde avanzar.
Fanny, bisexual, nos amplía la mirada de la sexualidad, del amor de pareja, y nos desafía a todos en nuestras estrecheces. ¿Cuánto puede ayudar su relato a personas que dudan angustiosamente sobre su orientación sexual o sobre que Dios esté con ellas?
James, por su parte, es de los pocos curas que hablan públicamente de su homosexualidad. Comprende a los que no lo hacen y, con su testimonio, anima a la Iglesia y a todos a dar saltos de fe y honestidad en el vivir, para abandonar el miedo y dejar de cobijarse en el poder para evitar mirar la sexualidad.
Aitor y Josu nos muestran un Dios más allá del arco iris, con su proyecto de familia, su vida de padres de tres niños, su trabajo solidario y su rica vida de fe y comunidad. Qué lejos de estereotipos que muchas veces se enarbolan.
Puri, Pepe, Javier y Herminia nos narran en una sección especial su experiencia de padres de personas homosexuales. Su viaje interior y exterior también es admirable y puede dar confianza a aquellos padres y madres que han entrado en el armario cuando sus hijos han salido.
Por último, en una última sección, Antonio, con su puño y letra, narra su historia de fe y homosexualidad apoyado en textos evangélicos.