La otra campana. Matías Tombolini
La otra campana Una historia del presente argentino narrada en tiempo real
Matías Tombolini
Índice de contenido
Parte 1 Los Sueños
Capítulo 1 El comienzo
Capítulo 2 El diagnóstico
Capítulo 3 El rumbo
Capítulo 4 El Primer Viaje
Capítulo 5 De Davos a Chapadmalal
Parte 2 Comandante en Jefe
Capítulo 6 Noticias desde el Lejano Oriente
Capítulo 7 Una gripecita para América first
Capítulo 8 Distancia inicial
Capítulo 9 Aspo
Parte 3 Últimos días de concordia
Capítulo 10 Té para tres
Capítulo 11 Mitigación
Capítulo 12 Distancia Social (y política)
Parte 4 Competencia de narrativas
Capítulo 13 Salir del Veraz
Capítulo 14 La Revuelta
Capítulo 15 La pelea por los recursos
Capítulo 16 El dólar, siempre el dólar
Parte 5 La reconstrucción
Capítulo 17 Bases claras, datos inciertos
Capítulo 18 La Vacuna
Capítulo 19 Guardapolvos blancos
Capítulo 20 La nueva normalidad
Capítulo 21 El futuro con zoom
Capítulo 22 Zoom sobre el futuro
Tombolini, MatíasLa otra campana / Matías Tombolini. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Galerna, 2021.Archivo Digital: descargaISBN 978-950-556-804-81. Psicoanálisis. I. Título.CDD 330.82 |
© 2021, Matías Tombolini
©2021, RCP S.A.
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Diseño y diagramación del interior y de tapa: Pablo Alarcón | Cerúleo
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Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-950-556-804-8
A María Magdalena Stroman,
de tu mano me convertí en adulto.
A tu lado recibí las primeras arrugas,
que son las que salen al sonreír,
pues es aquello que hago desde el primer día que te vi.
“Que todos se levanten,
que nadie se quede atrás,
que no seamos ni uno ni dos
de nosotros, sino todos.”
POPOL VUH
INTRODUCCIÓN
“Positivo. Papá, tengo Covid”, me dijo mi hija mayor, Cami.
Desde la pantalla de un celular, con angustia, temor y el elemento común a todos los que padecen esta enfermedad: la soledad. A partir de allí, mi aislamiento fue secundario; era 23 de diciembre y escuchar su relato fue parecido a sufrir una hipoxia repentina y prolongada.
La pandemia de coronavirus que azota a la humanidad ha tenido diversos tipos de síntomas y consecuencias. Manifestaciones de las más variadas, secuelas inexplicables. Recorrió los cinco continentes y se esparció por el mundo en todos los idiomas. En silencio, habló todos los dialectos. Dentro de esa diversidad, una característica común hilvanó a enfermos y parientes. Se trata de la pandemia de la soledad, una enfermedad que ocasionó millones de muertes, pérdidas sin despedidas. El escenario del COVID puso a la humanidad frente a un nuevo tipo de crueldad, esa que aleja la mano cálida de los seres queridos durante el último consuelo y la sustituye por el resplandor de pantallas y el sonido incierto de los respiradores artificiales.
Aquel día comencé mi aislamiento, el mismo que incontables familias habían realizado desde que la humanidad entendió la letalidad del virus que enfrentaba. Quizá fue esa situación tan particular, quizá la percepción que me ofreció el aislamiento rebosante de programas, mensajes virales y agrias discusiones en redes sociales, lo que sintetizó una idea que venía circulando en mi mente de manera embrionaria. Con simpleza, despojado de ambiciones sofisticadas en términos intelectuales, sentí la necesidad de hacer una invitación amplia para dialogar.
Las consecuencias políticas, económicas y sociales de la situación que atraviesa el mundo y nuestro país generan tanta incertidumbre como las posibles mutaciones del virus. Sin embargo, también es cierto que esto pasará y que el tiempo de la pandemia alumbrará una nueva normalidad, diferente o similar al pasado, pero normalidad al fin.
Aún inciertas, debemos diseñar un nuevo conjunto de reglas que nos permitan recuperar la condición que distingue a nuestra especie, cuya característica sobresaliente consiste en que somos seres sociales. Por ello, necesitamos los vínculos que construimos, ya que es allí donde encontramos el sentido de nuestra propia existencia. Somos en la medida de la existencia de otros. Nadie existe en el vacío, son los demás quienes validan a diario la certeza de que no estamos delirando en un mundo irreal.
Pero para que estas normas sean eficientes y sustentables, deberán surgir de un proceso colectivo de reflexión y diálogo sincero. Este libro nace con la intención de ofrecer un continente amplio y un contenido acotado a mis propios paradigmas.
La otra campana puede sonar como una bella melodía o aturdir tus oídos; en cualquier caso, primero hacen falta campanas para tener la chance luego de escucharlas.
Los bordes de la democracia liberal moderna son cada vez más delgados y difusos en un mundo donde “la verdad” murió hace tiempo, donde los hechos son relativos a la perspectiva desde la que son observados. Pletóricos de sesgos, caminamos a oscuras en un mundo donde elegimos ladrarnos en lugar de hablarnos. Por eso, no busco escribir para “tener razón”, porque