Crónica de una pandemia. Sarui Jaled

Crónica de una pandemia - Sarui Jaled


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      Jaled, Sarui Lola

      Crónica de una pandemia : cuarentena en familia / Sarui Lola Jaled. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

       Libro digital, EPUB

      Archivo Digital: online

      ISBN 978-987-87-1554-4

      1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título.

      CDD A863

      Editorial Autores de Argentina

      www.autoresdeargentina.com

      Mail: [email protected]

      Referencias de imagenes:

      www.Pixabay.com

      www.mapacovid.info

       www.kxly.com

      www.arqueologiadelamedicina.com

       www.pinterest.com

       www.madridseduce.com

       www.elperiodicoextremadura.com

      

       A Ximena,

      mi hija.

       A Kamila,

      mi nieta.

      Agradecimientos

      Escribimos en soledad. Por fortuna, las personas que están a nuestro alrededor ayudan con su saber, su tiempo y entusiasmo a concretar esta labor de poner en palabras ideas, recuerdos, momentos.

      Mi infinito agradecimiento a Facundo Gerez que fue quien me sugirió el tema, quien con paciencia leyó mis textos para entregarme valiosas devoluciones, indicando primero las pocas líneas rescatables para después, con cortesía, subrayar los numerosos desaciertos a corregir en los escritos.

      Mi agradecimiento a Ximena, mi hija, y a Kamila, mi nieta, con quienes nos acompañamos en estos tiempos de pandemia, aliviando padecimientos de cuarentenas interminables.

      A ellos, mi gratitud.

      Prólogo

      En “Crónica de una pandemia” Sarui escribe una serie de relatos –que van desde San Juan hasta Houston, de lo familiar a lo histórico– en torno al confinamiento provocado por la pandemia del COVID-19.

      Coronavirus, curva de contagio, incubación, mascarillas, alcohol en gel. Fueron muchos los términos que aprendimos en un año en el que vivimos analizando gráficos y estadísticas, pendientes del desarrollo de una vacuna. En ese contexto, Sarui arma el mapa de la pandemia desde dos frentes: el doméstico —con base en el hogar y la familia— y el histórico —la reflexión en torno a los hechos del pasado—.

      “¿Qué significa la presencia de una plaga en la vida de las personas, en la vida social?”, se pregunta. “Las pandemias parecen arrojar luz sobre las sociedades mostrando las miserias y debilidades. Es necesario mirar al pasado, comprender las enseñanzas que dejó y así poder emprender un futuro promisorio”. Esta serie de relatos parten de la convicción de que para abordar el tema se necesita una mirada histórica y crítica, por eso en “Crónica de una pandemia” vamos desde las plagas bíblicas hasta la gripe española, pasando por la peste negra, el cólera y la fiebre amarilla; desde la época en que “lo más higiénico que se recomendaba era que barrieran bien las casas y también las calles del pueblo”, cuando la gente consideraba que las pestes eran “castigos divinos”, hasta hoy, en que algunas cosas cambiaron —y mucho— y otras, no tanto.

      Después de la peste negra “se pasó de una ideología teocéntrica, centrada en Dios para avanzar a una en que el hombre era el centro del universo”. Tanto las enfermedades que trajeron consigo los europeos a América (sarampión, viruela, fiebre tifoidea, tifus) como la peste de Milán y la gripe española dieron lugar a fuertes transformaciones sociales. En algún momento “la sociedad tomó conciencia del peligro y comenzó a investigar en los laboratorios, se crearon institutos específicos para aislar bacterias y virus con una tecnología cada vez más sofisticada y un método científico responsable”. Lo curioso es que ante una enfermedad para la cual no hay cura conocida, sea en la época que fuere, el método de prevención es similar; hoy, durante la pandemia del coronavirus, el procedimiento es el mismo que hace más de un siglo: cuando no hay una solución concreta, nada mejor que la cuarentena y el distanciamiento social.

      “Pensar en el futuro es un derecho que también tenemos las personas de la tercera edad”, escribe Sarui. “Todavía podemos crear el futuro. La esperanza, el mañana, es un sentir indispensable para el ser humano. Por otra parte, es más divertido para un viejo pensar en el futuro que socavar en el pasado”.

      Un rasgo fuerte en este libro es el de la voz que habla en nombre de los adultos mayores. ¿Hasta qué punto la protección de los más vulnerables no es (no termina siendo) una condena? ¿El remedio (el aislamiento prolongado de los adultos mayores) no terminará siendo peor que la enfermedad? La cuestión es compleja y tiene muchos matices que a lo largo del libro se aborda con gracia y lucidez.

      Sarui parece darnos a entender que toda vida está hecha de luces y sombras, de contrapuntos, pero en este libro sucede algo curioso: por más adverso que resulte el contexto, por más oscuro y opresivo que parezca, siempre queda, al final, una sensación de optimismo (y mucho de eso tiene que ver con la calidez y la vitalidad que aportan la vida hogareña y familiar).

      “El freno a las actividades económicas que impuso el coronavirus dio un descanso al planeta, se respiró aire más puro, los cielos se limpiaron”, escribe Sarui. “En pocos meses, aseguran, el COVID-19 ha generado la mayor caída en la emisión de dióxido de carbono que se tenga registro en la historia”.

      ¿Saldremos mejores de esta experiencia?, en torno a esa pregunta también gira esta serie de relatos. No lo sabemos. El tiempo lo dirá. En todo caso lo que queda claro es la importancia de la protección de la naturaleza, de la biodiversidad, del equilibrio en el ecosistema. “Crónica de una pandemia” nos deja la sensación de que la posibilidad de que este virus deje consecuencias positivas —”la oportunidad de crear un mundo mejor, un mundo más amigable y sano para los seres humanos”— depende pura y exclusivamente de todos y cada uno de nosotros.

       Facundo Gerez

      Escritor, autor de la novela “Samsara”

      Cuarentena en familia

      Lunes 10 de febrero.

      Llegué de Houston. Fue un viaje diferente a los que suelo hacer todos los años cuando visito a mis hijos. En el aeropuerto de Panamá, donde debía esperar la conexión a Buenos Aires, había sanitaristas con equipos de protección, barbijos, aparatos para tomar la temperatura, y preguntaban si veníamos de China. Quedé un poco atemorizada con este sorpresivo control, las noticias de contagios no se escuchaban con insistencia todavía.

       Ahora estoy en San Juan esperando a mi nieta Kamila que llegará con su mamá Ximena, mi hija. Estoy


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