Más allá de la pareja. Eve Rickert
Pero al contrario que las semillas, las personas no vienen de una tienda claramente etiquetadas. No puedes mirar a alguien y predecir el tipo de relación que surgirá de ahí; las relaciones tienen una complicada manera de ir en una dirección cuando estamos esperando que vayan en la opuesta. Por supuesto, es importante comunicar de manera clara lo que quieres en una relación, pero también es importante recordar que no estás encargando una relación por catálogo. Déjale espacio para desarrollarse, y no te asustes si crece de una manera que no esperabas.
Diferentes enfoques de las relaciones
Ocultas tras los diferentes tipos de estructuras relacionales poliamorosas hay ideas muy diferentes sobre las relaciones en general: Sobre autonomía, comunidad, complicidad, interdependencia, romance, sexo y colaboración. Las personas poliamorosas suelen hablar de estos diferentes enfoques en relación a dos ejes. Un eje que abarca desde «quien va por su cuenta» hasta «con tendencia a vivir en comunidad». El otro abarca desde «por su cuenta» hasta «entrelazarse». Parecen similares, pero no lo son.
Algunas personas poliamorosas se consideran a sí mismas independientes, que van por su cuenta. Es decir, que tienen en alta estima su autonomía personal, resaltan la importancia de la capacidad para tomar sus propias decisiones y ser capaces de actuar sin requerir el permiso de nadie. El modelo de persona poliamorosa independiente puede ser complicado de entender al principio. Es fácil cometer el error de pensar que quienes van por su cuenta no se comprometen, o no tienen en cuenta las necesidades de sus parejas (o de las parejas de sus parejas) o que no les importa la comunidad. No es cierto. En realidad, el modelo independiente coloca en cada persona, de manera individual, la responsabilidad a la hora de tomar las decisiones y afrontar sus consecuencias.
Por ejemplo, tus relaciones actuales te pueden contar cómo se sienten respecto a tu deseo de comenzar una nueva relación, y tú puedes escucharles y decidir si seguir adelante con tu plan en base a lo que han dicho; pero la elección es tuya, no suya. Tú valoras sus temores, y eres tú quien decide. El grado máximo de independencia se llama «anarquía relacional» o A.R. Es un enfoque que rechaza la necesidad de clasificar y jerarquizar las relaciones en absoluto («Joe es mi amigo; Mark es mi novio; Keyser es mi marido»), de crear normas o definir roles. En particular, la A.R. no privilegia las relaciones sexuales o románticas por encima de las otras.
En el extremo opuesto de la escala está lo que alguna gente llama «modelo poliamoroso con orientación comunitaria». Quienes adoptan este modelo se centran en la interconexión de sus relaciones y su comunidad. Podrías pensar que la diferencia entre las personas poliamorosas independientes y las que tienen una orientación comunitaria es la actuación independiente frente al consenso, pero eso es demasiado simplista. Quienes son independientes, y particularmente quienes practican la anarquía relacional, empatizan con la necesidad de negociar y del beneficio mutuo por encima de la idea de que hay una manera «normal» o «correcta» de tener relaciones. Sería más acertado decir que la diferencia es la prioridad dada a los diferentes factores que influyen en el proceso de la toma de decisiones; la gente con una orientación comunitaria tiende a priorizar el impacto de una decisión en el conjunto del grupo frente a las necesidades de los individuos de ese grupo. Eso no significa necesariamente que las personas con orientación comunitaria estén obligadas a tener el permiso de con quienes ya tienen una relación para comenzar una nueva. De todos modos, las decisiones se toman con miras a ver cómo una nueva relación podría encajar con las otras.
El otro eje, el de la independencia poliamorosa al poliamor entrelazado, se parece aparentemente pero refleja un conjunto de valores completamente diferente. Las personas que practican la independencia poliamorosa se presentan al mundo como solteras, a primera vista. Se han bajado de la «escalera mecánica de las relaciones»: la suposición de que las relaciones siguen un plan predeterminado. Te conoces, te enamoras, convives, compartes la propiedad, tienes criaturas y envejeces en pareja. Las personas poliamorosas independientes pueden no querer vivir con ninguna de sus relaciones, o si quieren hacerlo, puede que elijan no compartir sus economías domésticas o sus propiedades.
Por el contrario, otras personas prefieren tener relaciones que son más interdependientes: En la práctica, económicamente o ambas. Estas personas valoran compartir el espacio donde viven, compartir tiempo en compañía, compartir sus economías o las tareas de la casa, y similares. Pueden verse a sí mismas como parte de una unidad, como una unidad familiar que comparte responsabilidades y que abordan la vida en equipo.
Por lo que la escala desde la independencia a la comunidad se refiere, entonces, a la toma de decisiones en una relación, mientras que la escala desde la independencia a la interdependencia se refiere a la forma que tomarán las relaciones. Poca gente está en los extremos de estas escalas. Es más común encontrar gente en el centro. Por ejemplo, personas que están viviendo con su amante pero que prefieren aun así pensar que están viviendo como individuos autónomos, o personas que prestan mucha atención a cómo encajan nuevas relaciones potenciales pero que de todos modos toman sus propias decisiones.
Estructurales relacionales poliamorosas
En apariencia, la configuración poliamorosa más simple es una triada (tres personas profundamente vinculadas entre sí) o una «uve» (una persona, llamada «pivote» o «vértice», con dos relaciones románticas). Las triadas y las uves pueden convivir o no, y pueden estar abiertas a nuevas relaciones o no. En muchos casos –quizá la mayoría–, las triadas comienzan como una uve y más tarde se desarrolla una camaradería o romance entre las dos personas que tienen una relación con el pivote.
Un quad es una relación poliamorosa entre cuatro personas. Los quads, a menudo, pero no siempre, se forman al unirse dos parejas. También se pueden formar cuando una persona tiene tres relaciones, cuando los dos miembros de una pareja comienzan una relación independiente con una nueva persona sin más relaciones o incluso cuando comienzan una relación cuatro personas que no tenían una anteriormente. Las conexiones dentro de ese quad pueden variar de infinitas maneras. Hay quads en los que cada miembro tiene una relación íntima con los otros tres miembros; hay enes (N), que a menudo se forman cuando dos parejas se unen existiendo una única relación íntima entre las dos parejas; y los asteriscos, cuando una persona tiene simultáneamente tres (o más) relaciones no involucradas entre sí. Como las triadas, los quads pueden convivir o no, y pueden estar abiertos a nuevas relaciones románticas o no.
Un patrón interesante que hemos visto en los quads que se forman a partir de dos parejas es que, después de un tiempo, esas dos parejas se intercambian y el quad se rompe. A veces la gente en pareja sabe que tiene problemas pero, en lugar de enfrentarse a ellos directamente, intentan comenzar una nueva relación en una estructura que es «segura». Si, por ejemplo, la esposa en una pareja tiene una cita con el marido de la otra, mientras que su esposa tiene una cita con el marido de la primera pareja, creen que nadie sentirá nunca que le han dejado de lado y ninguna nueva pareja se siente amenazada por la otra (porque, presumiblemente, la otra relación también quiere conservar su situación actual). En la práctica, la nueva relación puede resaltar los problemas y necesidades no cubiertas en ambas parejas, dando lugar a un reemparejamiento y posterior ruptura.
También existen configuraciones mayores. Las redes abiertas son bastante comunes, donde cada persona puede tener varias relaciones, algunas de las cuales pueden tener más relaciones con otras personas o no. Las redes de relaciones tienden a estructuras informales y a menudo no tienen una jerarquía definida.
Los miembros de algunos grupos poliamorosos se consideran casados mutuamente entre sí. El matrimonio grupal no está legalmente reconocido en los países occidentales, pero algunas personas en relaciones poliamorosas se llaman a sí mismas «maridos» o «esposas», celebran ceremonias de compromiso, intercambian anillos o hacen otras cosas que simbolizan mutuamente la seriedad de su relación. Franklin, por ejemplo, ha intercambiado anillos con dos de sus relaciones actuales. Otras formas poliamorosas no se consideran a sí mismas una unidad familiar.
Algunos grupos tienen una jerarquía interna, en las que ciertas relaciones (a menudo la de una pareja casada) tiene prioridad sobre el resto. Esta versión de relación poliamorosa es llamada a menudo «principal/secundaria», y hablamos