Cinco pruebas de la existencia de Dios. Edward Feser
para entender una serie causal jerárquica es el hecho de ser el tipo de cosa que tiene poder causal no-derivado, esto es, ser aquello que puede actualizar una potencia sin tener que ser él mismo actualizado. Como ya he dicho, ser «primera» en un sentido temporal, de estar en algún punto inicial en el tiempo, no es lo que está en juego. Pero ni siquiera es esencial a la noción de una serie causal jerárquica la idea de una serie de causas que sea sólo finita en vez de infinita. Por poner un ejemplo que se usa a veces para ilustrar este punto: un pincel no tiene ningún poder para moverse a sí mismo, y permanecería así incluso si su mango fuera infinitamente largo. Por tanto, incluso si pudiera existir un pincel infinitamente largo, si tiene que moverse de verdad, tendrá que haber algo exterior a él que sí tenga «incorporado» el poder de producir que se mueva. O, para volver a nuestro ejemplo, una mesa no tiene poder por sí misma para sostener la taza en alto y, por ende, una serie infinita de mesas, si pudiera haber tal cosa, sería igual de impotente para sostenerla que una sola. Por tanto, incluso si tal serie existiera, tendría que haber algo fuera de la serie que pudiera impartirle el poder para sostener la taza. Cuando decimos, pues, que una serie causal jerárquica ha de tener un primer miembro, no queremos decir «primero» en el sentido de ser aquello que va antes que el segundo, el tercero, el cuarto, el quinto, etcétera. Queremos decir que es la primera causa en el sentido de tener poder causal inherente o incorporado, mientras el resto lo tienen sólo de modo derivado. Es esto lo que hace que los demás miembros sean secundarios en vez de primeros o primarios.
Hagamos una pausa para hacer balance, porque las cosas se han vuelto un poco abstractas. Hemos empezado señalando que no puede haber ninguna duda de que el cambio ocurre, y que esto sólo puede ser así si las cosas tienen potencialidades que pueden ser actualizadas. Hemos visto también que todo cambio requiere un cambiador en el sentido de que, cuando una potencia es actualizada, tiene que haber algo ya actual que la actualice. Introducida esta distinción entre lo que es potencial y lo que es actual, hemos distinguido entre dos tipos de series en las que una potencia es actualizada por otra cosa que es actualizada por otra. El primer tipo, que hemos llamado serie lineal, es aquél que solemos imaginar cuando pensamos en el cambio. El ejemplo del café enfriado por el ambiente de la habitación, cuya temperatura había bajado por el aire acondicionado, que se había encendido porque habías presionado cierto botón, etcétera, nos ha servido para ilustrar este punto. En este tipo de serie, cada miembro tiene su propio poder causal. Después de que lo hayas encendido, el aire acondicionado puede continuar enfriando la habitación incluso si dejas de estar presente. Además, el ambiente permanecerá frío un tiempo después de que se apague el aire acondicionado, y por tanto retendrá el poder para enfriar el café.
Lo que hemos llamado una serie causal jerárquica es muy diferente. Aquí toda causa distinta de la primera tiene su poder causal sólo de modo derivado. Por tanto, la mesa, el suelo y los fundamentos no tienen ningún poder para sostener en alto la taza de café excepto en la medida en que lo derivan de la Tierra, en la que descansa toda la serie. Esto nos lleva más allá de lo que cotidianamente entendemos por «cambio», porque solemos pensar en la secuencia de la taza, la mesa, el suelo, los fundamentos y la Tierra como simultánea. Pero lo que importa es que seguimos teniendo actualización de potencialidades, noción que introdujimos para dar sentido al cambio. La potencia de la taza para estar a un metro del suelo es actualizada por la mesa, la potencia de la mesa para sostener la taza es actualizada por el suelo, etcétera.
Ahora, es esta segunda clase de serie, la jerárquica, la que nos interesa en último término aquí, ya que es más fundamental que la lineal5. Para ser claro, de entrada es más sencillo para nosotros reconocer y entender el tipo lineal de serie, ya que estamos familiarizados por nuestra experiencia diaria con las clases de cambio que implica. Por contraste, introducir la noción de una serie jerárquica nos ha requerido, primero, abstraer de esta experiencia ordinaria la noción de actualizar una potencia, y después aplicarla a un contexto en el que no sea esencial el paso del tiempo. Pero una vez hemos hecho esto, podemos ver que toda serie del tipo lineal presupone series del tipo jerárquico. Podemos darnos cuenta de que para entender los cambios que observamos a nuestro alrededor cada día –el café enfriándose, la mosca siendo aplastada, etcétera–, tenemos que entender cómo las series jerárquicas se remontan hasta una primera causa. Hasta una sola primera causa, de hecho.
¿Cómo? Volvamos al café que está en la taza. Por obvio que sea, sólo puede enfriarse, o ser sostenido por la mesa, si existe; un café no-existente no puede hacer ninguna de las dos cosas, o nada en absoluto. Ahora, ¿qué hace que el café exista? Es obvio que alguien lo hizo vertiendo agua caliente a través de granos de café, pero eso no es lo que estoy preguntando. Me refiero a qué hace que el café exista aquí y ahora y en todo momento particular en el que existe. ¿Qué lo mantiene en la existencia?
Por un lado, el café existirá sólo en la medida en que exista el agua que lo compone, así que para simplificar las cosas fijémonos sólo en eso. ¿Qué mantiene el agua en la existencia en cada momento particular? Al fin y al cabo, dada la química del agua, la materia que la forma también tiene la potencia de existir como cantidades distintas de oxígeno e hidrógeno. Pero ésa no es la potencia que está siendo actualizada ahora mismo, sino la potencia de esa materia para existir como agua. ¿Por qué? No nos sirve responder que tal y tal proceso ocurrió en tal momento del pasado de manera que se combinó el hidrógeno y el oxígeno justo del modo correcto. Eso nos explica cómo el agua llegó aquí, pero no estamos preguntando eso. Tampoco nos sirve señalar que nada ha pasado aún que separe el hidrógeno y el oxígeno. Eso nos explica cómo podría dejar de existir el agua algún día, pero tampoco nos referimos a esto. Estamos preguntando, de nuevo, qué mantiene el agua en la existencia en cualquier instante en el que de hecho existe.
Podrías decir que tiene que ver con los enlaces químicos entre átomos, pero eso no responde la pregunta, sencillamente la reformula. Y es que los átomos tienen la potencia de estar enlazados de otras maneras, y aún así no lo están. Lo que está siendo actualizado es su potencia para enlazarse de tal modo que den lugar a agua. ¿Pero por qué? Apelar a la estructura del átomo tampoco responde la pregunta, sino que la empuja un paso más atrás. ¿Pues por qué están las partículas subatómicas combinadas justo del modo específico en el que lo están, aquí y ahora, en vez de en cualquier otro? ¿Qué es lo que actualiza esa potencia en vez de otra?
Lo que tenemos aquí, como quizás ya has visto, es algo similar a la taza que es sostenida por la mesa que es sostenida por el suelo. Lo único que en este caso es la misma existencia de la cosa lo que está en juego, más que su posición en el espacio. La potencia del café para existir aquí y ahora es actualizada, en parte, por la existencia del agua, que a su vez existe sólo porque cierta potencia de los átomos está siendo actualizada, donde los átomos mismos existen sólo porque cierta potencia de las partículas subatómicas está siendo actualizada. Esto es una serie jerárquica: una que, como hemos visto, ha de tener un primer miembro. Hemos visto también que lo que significa, para una serie tal, tener un primer miembro es que hay algo que puede impartir poder causal al resto de miembros de la serie sin que ese mismo poder le tenga que ser impartido: algo que lo tenga de modo «incorporado» o no-derivado. Ahora, dado que lo que está siendo actualizado en este caso es la potencia de una cosa para existir, el tipo de causa «primera» de la que estamos hablando es una que pueda actualizar la potencia de otras cosas para existir sin que su propia existencia tenga que ser actualizada por nada.
Lo que esto implica es que dicha causa no tiene, para empezar, ninguna potencia para existir que deba ser actualizada. Sencillamente es actual, siempre y de entrada, por ponerlo así. De hecho, podríamos decir que no es que tenga actualidad, como la tienen las cosas que actualiza, sino que simplemente es pura actualidad ella misma. No es sólo que resulta que no tiene causa, sino que no podría en principio haber tenido o necesitado una. Careciendo de potencialidad, no hay nada en ella que necesite actualización, como en el resto de cosas. Es en este sentido una causa incausada, o por usar la famosa expresión de Aristóteles, un Motor Inmóvil. De modo más preciso, podemos llamarlo un actualizador no actualizado.
Date cuenta de que hemos alcanzado este resultado empezando con procesos y objetos individuales ordinarios, como la taza de café y su enfriamiento. No hemos empezado preguntándonos de dónde vino el universo como un todo, y de hecho no hace falta partir de ninguna