Aprender a ver cine. Juan Francisco González Subirá

Aprender a ver cine - Juan Francisco González Subirá


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Debido a la influencia que ejercen las vidas de los personajes en los espectadores, es preciso aprender a distanciarse de la película, dejándose llevar por la fascinación que produce el espectáculo, pero también adoptando una actitud crítica que ayude a comprender la película en toda su complejidad.

      Las películas son «realidades inacabadas», obras de arte que deben ser interiorizadas y culminadas de manera personal por cada uno de los espectadores. «Aprender a ver Cine» es dejarse empapar y sobrecoger por los gestos, las miradas, los silencios y las palabras de los personajes; es aprender a amar y a perdonar; es descubrir nuevos mundos de misterio y de suspense; es acercarse a los sentimientos más perversos y terroríficos; es evadirse de lo cotidiano para después retomarlo y convertirlo en realmente extraordinario. «Aprender a ver Cine» es especialmente aprender a convertirse en protagonista heroico de la propia vida, fomentando incansablemente el afán por salir enriquecido en cada una de las gestas que va proponiendo la propia biografía personal.

      No hay géneros cinematográficos en estado puro. La propia naturaleza del cine le hace tender por principio al mestizaje cultural, a la integración de características de distintos géneros en la misma película, a la comercialización de ideas ajenas y al uso de lenguajes de la más diversa procedencia (procedimientos narrativos propios de la literatura, composiciones visuales y usos del color característicos de la pintura, ritmos y cadencias de la expresión musical, concepciones escénicas originarias del teatro, movimientos y formas de la danza, composiciones estáticas identificadas con la escultura o la arquitectura, etc.). Con todo, este libro se estructura en función de siete géneros cinematográficos (y de los subgéneros correspondientes): el cine épico (incluye los dramas históricos y el cine de aventuras), el cine bélico, el drama (incluye el melodrama y la tragedia), el thriller (incluye subgéneros tales como el thriller judicial, el de temática mafiosa, el de psicópatas, etc.), el western, el cine de cienciaficción y la comedia romántica.

      Cada género, cada tema, incluye un estudio fílmico y antropológico, y uno o varios cuestionarios sobre películas representativas de dicho género. Los estudios fílmicos y antropológicos ofrecen un análisis detallado de algunas películas a partir de las siguientes cuestiones: sinopsis del argumento, diégesis de la película (apuntes históricos o sociológicos, estilo del director, niveles de conflicto dramático, tipos de personajes, estructura dramática de la película, etc.), tipos de planos, y descripción de la estructura psicológica de los sentimientos de los personajes. El estudio de la «estructura psicológica de los sentimientos de los personajes» consiste en un análisis exhaustivo de las cuatro dimensiones que integran los sentimientos de cualquier persona: objeto desencadenante del sentimiento y sus circunstancias; las respuestas emocionales o afectivas (ira, alegría, placer, ansiedad...); las reacciones corporales (posturas, gestos, miradas, etc.), y las actitudes consecuentes (condicionadas por los vicios y virtudes de cada individuo).

      La finalidad de los cuestionarios es servir de guía para organizar cine-fórums y otras actividades integradas en la programación de las diferentes asignaturas audiovisuales.

      Aprender a ver Cine se dirige a todos los amantes del arte cinematográfico, pero especialmente, a los alumnos y profesores de Educación Plástica y Visual, de Comunicación Audiovisual y de todas aquellas materias asociadas al lenguaje cinematográfico. También ofrece algunas orientaciones acerca del «alcance interdisciplinar del cine», de tal forma que los géneros cinematográficos pueden utilizarse como metodología para asignaturas muy diversas (Historia, Literatura, Historia del Arte, Filosofía, Ética y Religión, Ciencia, Tecnología y Sociedad, etc.).

      Espero que el libro les traslade a mundos fantásticos y que les invite a pasar muchas tardes —mañanas o noches— de cine inolvidables.

      1. EL LENGUAJE AUDIOVISUAL. LÉXICO CINEMATOGRÁFICO FUNDAMENTAL

      Lo audiovisual está de moda. Es más, la sociedad en la que vivimos está fuertemente influenciada por la imagen que transmiten los medios de comunicación acerca de los problemas y las realidades que condicionan nuestra vida cotidiana. Por eso es imprescindible que sepamos descifrar los mensajes que nos llegan a través de ellos.

      El cine y la televisión proponen una serie de «mundos posibles» que condicionan la percepción que el espectador llega a tener de la realidad en la que se desenvuelve. El séptimo arte nos ofrece un amplísimo horizonte de posibilidades de interpretar la naturaleza humana y sus múltiples matices personales, sociales y culturales.

      Los modelos de «personas» que presentan las películas ofrecen diferentes posibilidades de vivir la libertad. La variedad de matices permite preguntar hasta qué punto la noción de libertad que opera en la mayoría de las películas es una libertad suficientemente asentada y comprometida.

      El cine, como ficción representativa de nuestra vida, influye directamente en la misma realidad, llevándonos a adoptar, consciente o inconscientemente, una determinada postura modulada por el contenido de las diferentes películas.

      El lenguaje cinematográfico provoca en los espectadores «procesos de identificación dramática», de tal manera que el espectador nunca está inmune ante los mensajes y modos de vida que comunican las películas, sino que se identifica con esos mensajes o los rechaza.

      Los personajes de las películas nos mueven a desarrollar determinadas formas de conducta. Para ser capaces de darnos cuenta de estas influencias, es necesaria una educación del espíritu crítico: el espectador puede aprender a asumir los mensajes que recibe.

      Aprender a ver cine consiste en una educación constante de la mirada del espectador: no se trata de buscar siempre novedades, sino de tener una mirada renovada, capaz de admirarse y de captar otros detalles.

      El cine es un lenguaje interdisciplinar. Permite crear las condiciones que posibilitan el conocimiento de una verdad universalmente válida y, a la vez, abre la capacidad de un diálogo sincero y auténtico entre las personas.

      El lenguaje cinematográfico es el arte de la imagen dinámica, obtenida técnicamente y proyectada con un ritmo espacial y temporal.

      El cine es un arte narrativo, y cuenta las cosas con un lenguaje propio: es un lenguaje que nos transmite una serie de contenidos a través de las películas, las cuales integran elementos de fotografía, de sonido, de música, etc. El cine, como lenguaje humano, tiene una dimensión plural: es un medio de comunicación social y de expresión personal. Puede presentarnos lo objetivo y lo subjetivo, lo concreto y lo abstracto; es también un modo de valoración y de expresión del pensamiento.

      La esencia del cine es la imagen móvil (los fotogramas: planos y secuencias) y necesita, en cuanto filmación, un espacio, y, en cuanto narrativa, un discurso temporal.

      Sin la mirada de los espectadores no hay cine, porque no hay dinamismo y no hay procesos de identificación dramática. Como en todo lenguaje, hay un emisor... Pero es imprescindible el receptor: el público.

      Como todas las artes el cine vive de contrastes: hacen falta hombres malos, como ejemplo de malos principios, tanto como hombres buenos para ilustrar los principios heroicos.

      El cine se puede clasificar de muy diversas formas, teniendo en cuenta que toda clasificación consiste en una serie de criterios y rasgos diferenciales para entender y estudiar mejor una disciplina.

      El séptimo arte se presenta desde su nacimiento bajo distintos géneros. La clasificación de las películas por géneros no pretende ser hermética y admite la mutua influencia de los géneros entre sí, de tal manera que una misma película puede integrar elementos de distintos géneros cinematográficos.

      Los géneros sufren los cambios de los gustos estéticos y de las costumbres de los tiempos por parte del público. Así, hay momentos de esplendor y momentos de poca popularidad en la mayoría de los géneros.

      Hay tradicionalmente tres elementos distintivos para clasificar cada película en un género:

      — Un asunto básico (trama argumental determinada que en sus rasgos esenciales aparece en las películas del mismo género).

      — Unas preocupaciones temáticas


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