Creación artística y creación espiritual. Omraam Mikhaël Aïvanhov
tengo dos, o tres, y son normales...” No, no es esto; yo os digo que centenares de niños mutilados, criminales, idiotas se incrustarán en forma de dudas, de angustias y obsesiones que perturbarán vuestras vidas. Claro que sí: de tal palo, tal astilla.
El poder de la imaginación es inmenso, y si no conseguís resultados positivos se debe a que no sois fieles al trabajo positivo que habéis empezado: lo destruís con una actividad completamente contraria. Supongamos que os afanáis por conseguir una cara armoniosa; si no aprendéis primero a dominaron, los deseos caóticos se adueñarán de vuestra imaginación y seguirán deformando vuestros rasgos. Para conseguir que vuestros deseos más divinos se realicen, tenéis que trabajar de una manera consciente, inteligente, organizada. Y si no conseguís resultados en esta encarnación, no os descorazonéis, lo lograréis en la próxima. Os preguntaréis: “¿Y por qué no en ésta?” Porque en una reencarnación anterior habéis encomendado ciertos trabajos a vuestra “mujer”, que ella ha cumplido fielmente, y el resultado es lo que vosotros sois actualmente. Ahora, para transformaros, necesitaréis mucho tiempo. Si en el pasado hubierais tenido un instructor y la voluntad de trabajar, habríais conseguido hoy mejores resultados. En todo caso, decidíos a poner manos a la obra desde este preciso momento, de lo contrario en la próxima encarnación nuevamente seréis débiles, enfermizos, feos y miserables.Vuestra imaginación trabaja con los pensamientos y sentimientos que vosotros le suministráis y si estos pensamientos y estos sentimientos no han sido razonables, armoniosos ni puros, ¿a quién culparemos de que ahora tengáis un organismo físico y psíquico defectuoso? ¡Sois vosotros mismos los que lo habéis formado! Diréis: “Esto no es cierto, ¡han sido mis padres!” Aparentemente, sí: tenéis razón, porque siempre hay un responsable en el plano físico, pero en realidad el verdadero culpable sois vosotros mismos. Cuántas veces se oye decir: “Me han traído al mundo sin pedirme permiso. Mi padre era un borracho, mi madre, una mala mujer... discutían, se pegaban, me pegaban a mí también, no me daban de comer ni ropa para vestirme, no podía comprar libros para ir a la escuela... por eso, ahora, soy un pobre hombre: por culpa de mis padres”. Y el mundo entero estará de acuerdo: “Es verdad, el pobre no tiene la culpa, no tuvo buen entorno en su juventud, etc.” Entonces, ¿por qué se ha reencarnado en el seno de esta familia? ¿Por casualidad? No; la ciencia en nombre de la cual yo os hablo explica que existe una justicia y una inteligencia absoluta que determinan exactamente – según sean vuestros méritos – en qué condiciones debéis reencarnaros, en qué familia, en qué país, y en qué época. Os aseguro que yo he estudiado y verificado todo esto que os estoy diciendo.
Pero, aunque no consigamos grandes cambios en cuanto a lo que somos actualmente, no hay razón para descorazonarse y sentirse eternamente desgraciados. Dios ha dado a los humanos la posibilidad de reparar sus errores y de transformarse. Y aunque no podáis realizar de momento lo que deseáis, continuad trabajando con la imaginación, sin fijaros un plazo para la realización en el plano material, y todo acabará realizándose. Porque la imaginación sabe atraer los elementos que corresponden a los pensamientos y a los deseos con los que se la ha alimentado, y sabe ir a buscarlos a las profundidades de los océanos o a las alturas del Cielo. Los acumula, y así, un buen día, nos quedamos atónitos porque aparece delante nuestro la idea concreta, materializada. Sí, la imaginación es tan poderosa que puede, incluso, conformar el cuerpo físico. La imaginación – como la mujer – actúa según las grandes leyes de la creación, pero hay que vigilarla y guiarla. Los jóvenes, que no conocen gran cosa sobre la naturaleza humana – y no hay que contar con las escuelas para instruirles al respecto – no saben hasta qué punto es peligroso dejar vagabundear la imaginación: es capaz de convertirse en una verdadera prostituta. Incluso los educadores dejan que los jóvenes se sumerjan en estados nebulosos; sin ver el peligro que esto representa, les alientan, diciendo: “Sueña, es un poeta. Hay que dejarle soñar...” Sí, pero, ¿conocemos perfectamente el mundo de los sueños? ¿Sabemos qué es la verdadera poesía?... La naturaleza ha dotado al hombre de grandes poderes que él debe utilizar para el bien. Y si los jóvenes dejan que su imaginación se convierta en víctima de cualquier sentimiento o deseo, acabarán por ser invadidos por corrientes absolutamente negativas.
Estudiad este campo formidable que es la imaginación y sabed que, si la dejáis vagar por doquier, seréis víctimas de poderes maléficos que se apoderarán de vosotros y os dejarán completamente desequilibrados y debilitados. Un Iniciado no deja que “su mujer” se vaya con cualquiera. El es el maestro y se ocupa de fertilizarla divinamente para que ella alumbre niños maravillosos: la luz, la bondad, la justicia, la verdad.
Desgraciadamente la mayoría de las personas utilizan su imaginación para satisfacer sus deseos inferiores: seducir a una mujer, poseerla, perjudicar a un enemigo, ganar un concurso... y lo hacen por medio de la imaginación. Quizás sus deseos se realizarán un día, pero, ¿será beneficioso para alguien? ¿lo será para ellos mismos? ¿por qué no emplear la imaginación para reconstruirse, resucitar y hacer un trabajo celestial por toda la humanidad? ¿por qué no imaginar que los hombres de todo el mundo se vuelven buenos, inteligentes, honestos, hermosos, y que por doquier reina la abundancia y la dicha? Si trabajáis durante años en imaginar todo lo que es positivo, se realizará; y si muchos seres trabajan en la misma dirección, la realización se llevará a efecto con mayor rapidez. Pero es difícil unir a los hombres para que trabajen por este fin, porque lo que uno desea, el otro lo destruye; nada bueno se puede realizar de esta manera, los mejores deseos fracasan. Por esta razón hay que unirse para realizar este trabajo.
Os decía, hace un momento, que la imaginación está vinculada a la luna. Cuando la luna está en cuarto creciente, vuestra imaginación es mucho más positiva que en luna menguante. Durante el cuarto menguante las ideas negativas pugnan por introducirse en vuestra cabeza y aquéllos que no están acostumbrados a hacer un trabajo psíquico no consiguen oponer resistencia y se dejan invadir por ellas. Observaos y podréis constatarlo.
Conducid vuestra imaginación hacia las regiones celestiales y dejadle contemplar esos mundos de belleza que se reflejarán, después, en ella. La imaginación es una mensajera que puede ir muy lejos a registrar los esplendores del Cielo y venir, después, a ponerlos a vuestra disposición. Numerosos pintores, poetas y músicos han encontrado así su inspiración: en lugar de buscarla – como hace la mayoría – en lugares subterráneos, mandan a sus espíritus hacia regiones sublimes de las que vuelven con visiones e impresiones que luego tratan de plasmar en la pintura, la poesía, la música.
La imaginación se puede comparar a los globos sonda que los meteorólogos envían al cielo para conocer el estado de la atmósfera y las diferentes corrientes que la atraviesan: todo queda registrado en el globo y, a continuación, pueden hacer observaciones y estudios. Pero, ya os lo he dicho antes: la imaginación es comparable – y ésta es la mejor y más exacta comparación – a una mujer, una mujer capaz de dar a luz el niño que le habíais pedido que formara. Y es en ese momento cuando el papel de la voluntad resulta esencial. Decid: “Quiero un niño con los ojos de tal color, tales cabellos, tal cuerpo, tal voz”, y la imaginación os lo dará. ¿Os asombra mi forma de presentar las cosas? Desde luego no es ni académica ni universitaria, pero la mayoría de la gente comprende y retiene con mayor facilidad lo que es simple, concreto, gráfico, y yo quiero ser comprendido por el mayor número posible de personas.
Ahora que conocéis estas grandes verdades mágicas de la Ciencia esotérica, debéis revisar vuestra vida y concentraros en todo lo que hoy os falta. ¿No estáis dotados para la ciencia o para el arte?, ¿no habéis desarrollado vuestro corazón?, ¿no habéis trabajado para conseguir la bondad, la generosidad, la nobleza?, ¿no sois hermosos, ni fuertes, ni resistentes y no tenéis buena salud? ¡No os descorazonéis! Durante el tiempo que os quede de vida, dadle a vuestra imaginación los gérmenes de estas cualidades y virtudes: en la próxima encarnación cosecharéis los resultados e, incluso, puede que algo se modifique en vosotros en la actual encarnación.
Ningún deseo bueno o malo se queda sin realizar. En el momento en que formuláis un deseo, éste se realiza instantáneamente en el mundo sutil. Para que se realice en el plano físico, para que se vuelva visible, tangible, hace falta mucho tiempo, a veces años, siglos... Pero si tenéis la paciencia de concentraros sobre la misma idea hasta que la imaginación la condense, se volverá verdaderamente visible y tangible.