Los juegos de la política. Marcela Ternavasio
–Lila Caimari, Ana Clarisa Agüero, Judith Farberman y Anahí Ballent– que siguieron paso a paso las etapas de este libro. Ellas me leyeron, me criticaron, me hicieron sugerencias, me estimularon y, en el encuentro de febrero de 2020 en la chacra de Lila, me conminaron a la difícil tarea de darle cierre a la obra. A João Paulo Pimenta le agradezco su eterna generosidad por haber abierto su archivo y biblioteca para compartir los temas comunes que abordamos; a Sonia Tedeschi, gracias por colaborar con la recolección de materiales de fuentes primarias y secundarias, y a Ezequiel Meler, por haber revisado la última versión y empujarme a que fuera la definitiva.
Expuse algunos adelantos en eventos académicos a los que fui invitada. Sería imposible mencionar a cada uno de los colegas participantes en distintas ciudades de mi país (Argentina) y en el extranjero (París, Madrid, Zaragoza, Valencia, Salamanca, Salerno, Ciudad de México, Puebla, Bogotá, San Pablo, Vitória, Lima, Santiago de Chile, Montevideo). A todos ellos agradezco sus devoluciones y el diálogo siempre fructífero que nos une desde hace años en esa cofradía a la que me gusta llamar la “Internacional Bicentenaria”. De igual manera, con los amigos que integran el Programa Argentina 200 Años de la Universidad Nacional de Rosario y con los colegas de la Universidad Torcuato Di Tella, mis deudas se renuevan constantemente.
Quiero expresar mi especial reconocimiento a la Casa de Velázquez de Madrid –que generosamente subsidió una estancia de investigación y así me permitió avanzar con este proyecto–, y a las instituciones académicas argentinas que sostienen mi tarea cotidiana e hicieron posible la creación del Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (UNR/Conicet), donde encontré un agradable lugar de trabajo y pude desarrollar intensos intercambios interdisciplinarios. En el actual contexto de pandemia y crisis generalizada, agradezco muy especialmente al equipo editorial de Siglo XXI por apoyar mis iniciativas historiográficas y hacerme sentir en mi casa, y a Pedro Rújula por sostener su confianza en este libro y publicarlo en Prensas de la Universidad de Zaragoza.
Por último, sin el acompañamiento de mi familia no habría espacio para el disfrute que significa hacer historia. Con mis hijas Camila y Joaquina, además del amor y de la complicidad que nos une, compartimos la adrenalina que implica pensar el mundo e interrogarnos por los sentidos que encierra. Sebastián y Francisca Perochena alegran mi vida y forman parte de una amplia constelación donde siempre hay un lugar para agregar en la mesa de comensales. Y a quienes va dedicado este libro deseo expresarles mi renovada emoción por saber que están allí y por volver presencia el recuerdo de Pedro y Nilda, mis queridos padres.
Noviembre de 2020.
[1] La bibliografía sobre las teorías de los juegos y de la acción política es copiosa y no viene al caso hacer una extensa cita. Solo con carácter indicativo, es oportuno referir a la teoría del juego no matemático aplicada al campo político, desarrollada por Frederick G. Bailey en Strategems and Spoils. A Social Anthropology of Politics, Nueva York, Schocken Books, 1969.
[2] Sobre la “ilusión retrospectiva de fatalidad”, véase Raymond Aron, Introducción a la filosofía de la historia, Buenos Aires, El Ateneo, 2006.
[3] Sobre las formas que adoptaron en la historiografía los análisis contrafácticos, véase Quentin Deluermoz y Pierre Singaravélou, Hacia una historia de los posibles. Análisis contrafactuales y futuros no acontecidos, Buenos Aires, SB, 2018.
[4] Hugh Trevor-Roper, “History and Imagination”, en Hugh Lloyd-Jones, Valerie Pearl y Blair Worden (eds.), History and Imagination. Essays in honour of H. R. Trevor-Roper, Londres, Duckworth, 1981, p. 384.
[5] Emilio Gentile, El fascismo y la marcha sobre Roma. El nacimiento de un régimen, Buenos Aires, Edhasa, 2014, p. 18.
[6] Ian Kershaw, Decisiones trascendentales. De Dunquerque a Pearl Harbour (1940-1941). El año que cambió la historia, Barcelona, Península, 2008, pp. 617 y 611.
[7] Rafe Blaufarb, “The Western Question: The Geopolitics of Latin American Independence”, American Historical Review, vol. 112, nº 3, 2007, pp. 742-763.
[8] Para citar solo algunos ejemplos de la historiografía latinoamericana que explora estas conexiones, véanse: João Paulo Pimenta, La independencia de Brasil y la experiencia hispanoamericana (1808-1822), Santiago de Chile, Dibam - Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2017; Daniel Gutiérrez Ardila, El reconocimiento de Colombia. Diplomacia y propaganda en la coyuntura de las restauraciones (1819-1831), Bogotá, Universidad del Externado de Colombia, 2012; del mismo autor, Un nuevo reino. Geografía, política, pactismo y diplomacia durante el interregno en Nueva Granada (1808-1816), Bogotá, Universidad del Externado de Colombia, 2010; Klaus Gallo, De la invasión al reconocimiento. Gran Bretaña y el Río de la Plata 1806-1826, Buenos Aires, AZ, 1994; Geneviève Verdo, “Los patriotas rioplatenses frente a la Europa de Viena: entre cálculos estratégicos y filosofía de la historia”, Historia y Política, nº 19, Madrid, 2008, pp. 75-102.
[9] Para un acercamiento al concepto de “política exterior” pueden consultarse Juan Carlos Pereira Castañares (coord.), Historia de las relaciones internacionales contemporáneas, Madrid, Ariel Historia, 2009; del mismo autor, “De la historia diplomática a la historia de las relaciones internacionales: algo más que el cambio de un término”, Historia Contemporánea, nº 7, 1992, pp. 155-182; también el nº 42 (monográfico: La historia de las relaciones internacionales) de Ayer, 2001.
[10] El tratamiento del tema se nutre de las pistas que ofrecen los diferentes enfoques de historias conectadas, cruzadas, globales y transnacionales. Entre muchos otros aportes sobre estos enfoques véanse: Michael Werner y Bénédicte Zimmermann, “Beyond Comparison: Histoire Croisée and challenge of reflexivity”, History and Theory, nº 45, 2006, pp. 30-50; Bernhard Struck, Kate Ferris y Jaques Revel, “Introduction: Space and Scale in Transnational History”, The International History Review, nº 33 (4), 2011, pp. 573-584; Serge Gruzinski, “Les mondes mêlés de la monarchie catholique et autres ‘connected histories’”, Annales. Histoire, Sciences Sociales, 56, nº 1, 2001, pp. 85-117; Sanjay Subrahmanyam, “Connected Histories: Notes towards a Reconfiguration of Early Modern Eurasia”, Modern Asian Studies, nº 313, 1997, pp. 735-762; Maria Ligia Coelho Prado, “América Latina: historia comparada, historias conectadas, historia transnacional”, Anuario de Historia, 24, nº 3, 2011-2012, pp. 10-22; Romain Bertrand, “Historia global, historias conectadas: ¿un giro historiográfico?”, Prohistoria, nº 24, 2015, pp. 3-20; Sergio Serulnikov y Andrea Lluch, introducción al dosier “Latinoamérica y los enfoques globales”, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 2014.
[11] M. J. García a J. M. de Pueyrredón, Río de Janeiro, 29/8/1816, en Washington Reyes Abadie, Oscar Cruschera y Tabaré Melogne, El ciclo artiguista, Montevideo, Medina, 1951, p. 511.
[12] Sobre las temporalidades de la comunicación, véase Lila Caimari, “El mundo al instante. Noticias y temporalidades en la era del cable submarino (1860-1900)”, Redes, nº 40, 2015, pp. 125-146.
[13] Véase Javier Fernández Sebastián, “Del rey cautivo a la república de derecho divino. Retóricas e imaginarios de las revoluciones hispánicas”, en Laura Rojas