60 inventos que nos cambiaron la vida. Emmanuelle Pouydebat
rebosan de soluciones si se las sabe buscar en ese 71 % de la superficie del planeta que representan, aunque todavía sean bastante ignorados. Se conoce el rostro (nariz) de los delfines, que inspiró la creación de un bulbo colocado en la proa de los petroleros desde la década de 1930. Esto constituyó un avance importante en la reducción del arrastre, la fricción entre el barco y el agua. Se realizó esta misma búsqueda de la reducción de la fricción y, por lo tanto, de aumento de la velocidad, para encontrar nuevas combinaciones hidrodinámicas. Objetivo claro: ganar en velocidad perdiendo la menor cantidad de energía posible. Y ¿quién es más rápido y más hidrodinámico que un tiburón? El tiburón mako o de aleta corta (Isurus oxyrinchus) bate incluso récords de velocidad, con puntas que pueden llegar a 90 km/h. Esta proeza parece estar directamente vinculada con su epidermis compuesta de millones de dentículos microscópicos. Estos últimos parecen pequeños “dientes” entrelazados y capaces de reducir los rozamientos con el agua, incluso de producir una acometida. Algunos científicos, provistos de una impresora 3D, escanearon un fragmento de piel de un tiburón mako y luego lo reprodujeron hasta obtener un material extremadamente similar en términos de microestructura. La piel impresa y colocada sobre un robot acuático permitió mejorar la velocidad de nado en un 6,6 % y reducir el gasto de energía en un 5,9 %. (15)
No hizo falta más para que una famosa fábrica de trajes de baño, Speedo, imaginara la ropa subacuática del futuro. Sin embargo, el marketing se adelantó a la ciencia, porque los investigadores mostraron que las combinaciones que trataban de imitar la piel de esos tiburones no les ofrecían ventajas hidrodinámicas a los deportistas. En efecto, la imitación de la microestructura del traje de baño no se parecía tanto a la auténtica piel de tiburón, contrariamente a la que se le colocaba al robot. Hasta ahora, nadie pudo descubrir una combinación que imite fielmente la verdadera piel de tiburón. No todo es reproducible en la naturaleza. Por razones de complejidad (a veces no sabemos hacerlo) y también de costos. Pero seguramente falta mucho para descubrir todas las aplicaciones de las capacidades de la piel de tiburón.
Luchar y protegerse
¿Y si un guepardo inspirara a las tropas terrestres?
¡Infiltrémonos en un proyecto digno de Star Wars! ¡Qué hermoso sueño para un jefe de ejército poder reemplazar a sus soldados por robots! Cumplir ese sueño es el propósito de amplios proyectos más o menos logrados, ricos en potencialidades. Pero se necesitarían soldados robots rápidos, adaptables a diversos suelos, que evitaran obstáculos y se movieran sin ver… ¿Qué animales habría que elegir para inspirarse? Empecemos por un robot cuadrúpedo llamado Cheetah, “guepardo” en inglés. ¿Por qué inspirarse en un guepardo (Acinonyx jubatus)? Por su velocidad y su habilidad para cambiar de dirección con una gran capacidad de maniobra. Este félido, que puede llegar a los 112 km/h (50 km/h promedio), es el animal terrestre más rápido del mundo. Gran depredador, es capaz de producir aceleraciones y desaceleraciones laterales impresionantes gracias a su potencia muscular, a su adherencia debida a sus garras no retráctiles, a la maniobrabilidad de su cuerpo debida, sobre todo, a una columna vertebral muy flexible y a su pequeña cabeza aerodinámica. (16) Todas estas ventajas inspiraron la creación de Cheetah.
En 2012, la primera versión constituyó el robot cuadrúpedo terrestre más rápido del mundo, que podía llegar a 45,5 km/h, sobre todo gracias a una columna vertebral artificial muy flexible. (17) Esta proeza hizo que la prensa lo comparara al campeón y atleta Usain Bolt, ¡cuyo récord era de 44 km/h! En la actualidad, la tercera versión de Cheetah del MIT (Massachusetts Institute of Technology) es simplemente excepcional. Cheetah 3 sabe trotar, galopar, saltar, trepar, desplazarse lateralmente, ¡y todo esto entre obstáculos y sin ver, sin cámara, ni sensores! (18) ¿Por qué sin ver? El profesor Sangbae Kim, profesor asociado del MIT y principal creador del robot, lo explica muy bien. Un robot debe saber enfrentar muchos imprevistos sin basarse demasiado en la visión, sino más bien en informaciones táctiles para desplazarse más rápido frente a obstáculos inesperados. Siempre con el objetivo de reemplazar a tropas terrestres, la idea de esta tercera versión es entonces que pueda avanzar por terrenos difíciles sin informaciones visuales. Magia de los algoritmos que permiten, gracias a datos angulares y de aceleración, una detección de contacto (obstáculo, superficie desestabilizante, etc.) y un control de los movimientos (ajustar, proseguir el movimiento, con qué fuerza, etc.) de cada pata. Todo funciona como si uno debiera desplazarse a tientas en una zona totalmente oscura. Pero el robot actúa aún mejor, ya que, si se lo empuja para hacerlo caer, es capaz de mantener el equilibrio. Podemos imaginar sus proezas cuando se restablezca finalmente su visión para que pueda cartografiar su ambiente. Además de los objetivos militares, Cheetah podría así ser utilizado algún día en diversas misiones realizadas en ambientes hostiles, incluso inaccesibles a los seres humanos. Habrá que bajar los costos, especialmente reduciendo su tamaño, (19) pero también continuar los proyectos paralelos, como los increíbles robots BigDog o PetMan.
Mosquito y US Air Force: ¡un mismo combate!
¿Cómo imaginar que los mosquitos (Anopheles coluzzii), vectores del paludismo, puedan ayudar a crear proyectos de aeronaves indetectables? Analizando sus técnicas de despegue. Sí: esto parece improbable, pero es cierto. Después de haberse alimentado bien con sangre, el mosquito saciado adapta su técnica de despegue para que su presa no lo vea: ¡nosotros, en este caso! Por eso, sabe mantenerse discreto, al tiempo que conserva la potencia necesaria para su despegue. Por otra parte, esta técnica le permite, para nuestra desgracia, propagar el paludismo con una eficacia terrible. Pero ¿cómo hace?
En el momento del despegue, el mosquito acaba de alimentarse. ¡Entonces, está de 2 a 3 veces más pesado! Usar sus patas en ese momento para propulsarse, como los pájaros o las moscas de la fruta, sería peligroso, porque produciría una fuerza detectable por contacto sensorial con la piel de su presa. Las modelizaciones 3D a velocidad rápida de despegue realizadas por investigadores muestran que el mosquito va a usar el movimiento de sus alas para despegar muy rápido y no ser descubierto gracias a una señal táctil muy débil de las patas. (20) Despegue rápido y casi indetectable. ¿Cuándo habrá una aeronave que despegue sin hacerse notar? Hasta ahora, las que mejor lo hacen son el F-117 o el B2, aviones revolucionarios de la US Air Force, o el T-50 ruso, prácticamente indetectables gracias a diversas técnicas (estructura optimizada para reducir al mínimo su firma radárica e infrarroja, nano-revestimientos…). Sin embargo, el despegue puede ser una fuente de detección tanto para un avión, como para un helicóptero o un dron. Aeronaves y mosquitos tienen los mismos combates y el mismo objetivo: ¡reducir el ruido en el despegue! Esperemos que los mosquitos no lo descubran…
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