Mapeo de la biomasa aérea de los bosques mediante datos de sensores remotos y R. José Luis Hernández Stefanoni
de descargar los datos de campo y los scripts utilizados para el procesamiento, así como la organización de los mismos.
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Introducción
Los bosques tropicales son reservorios de carbono muy importantes que proporcionan bienes y servicios ecológicos a la sociedad. Estos bosques almacenan más carbono que cualquier otro bioma terrestre y ayudan a mitigar el cambio climático global (Houghton et al., 2015; Pan et al., 2011). Sin embargo, la pérdida de los bosques por intervenciones humanas, agravadas a veces por perturbaciones naturales, ha aumentado dramáticamente. La deforestación en los trópicos representa actualmente alrededor del 8 % de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero, aunque históricamente ha oscilado entre 15 y 25 % (Fearnside y Laurance, 2004; Le Quéré et al., 2013). La tala de bosques tropicales provoca, adicionalmente, disminuciones en la diversidad biológica, en las funciones ambientales y en los productos forestales (Fahrig, 2003). Por lo tanto, evaluar la biomasa aérea y los almacenes de carbono asociados a los bosques tropicales es fundamental para la mitigación del cambio climático y para mantener dicho almacén de carbono, así como para la conservación de la diversidad biológica.
Recientemente, se han publicado varios estudios que obtienen mapas de biomasa aérea o de densidad de carbono aéreo a escalas continental y nacional (Rodriguez-Veiga et al., 2019; Urbazaev et al., 2018; Rodriguez-Veiga et al., 2016; Avitabile et al., 2016; Cartus et al., 2014; Bacchini et al., 2012; Saatchi et al., 2011). Sin embargo, dichos mapas a menudo presentan grandes incertidumbres, particularmente en áreas tropicales con una estructura vegetal compleja y altos valores de biomasa aérea (Rodríguez-Veiga et al., 2019; Avitabile et al., 2016). Por ejemplo, Rodríguez-Veiga et al. (2016) y Cartus et al. (2014) mapearon la biomasa aérea y la densidad de carbono respectivamente en México a nivel nacional. En estos estudios se reportan errores relativos más altos en los bosques tropicales en comparación con otros tipos de bosques en México.
Las imágenes de satélite utilizadas para mapear la distribución espacial de la biomasa aérea a escalas regionales o globales, utilizan resoluciones espaciales que varían desde una resolución alta, tales como Sentinel-2 y Spot, hasta aquellas que usan una resolución media, como Landsat y MODIS. Sin embargo, cada vez es más frecuente utilizar datos de radar de apertura sintética para mapear la distribución espacial de la biomasa. Una de las principales ventajas de los sensores de radar, en comparación con los sensores ópticos, es su capacidad de penetrar la capa de nubes, lo cual es muy importante para las regiones tropicales, que tienen una capa de nubes persistente la mayor parte del año. Los datos de radar se pueden utilizar para predecir la biomasa aérea gracias a la facultad que tienen estos sensores de penetrar el dosel del bosque, permitiendo una mejor detección de tallos y ramas, que están asociados con la cantidad de biomasa aérea disponible en el bosque (Joshi et al., 2017). El radar de la banda L es relativamente sensible a la biomasa forestal, ya que utiliza longitudes de onda que varían de 15 a 30 cm, lo que le permite una penetración profunda de la vegetación.
Sin embargo, el mapeo de la biomasa forestal utilizando datos de radar con la banda L tiene algunas limitaciones. Las relaciones entre la intensidad de la retrodispersión del radar y la biomasa aérea pueden saturarse en ecosistemas forestales densos y con estructura de vegetación compleja (Mermoz et al., 2015), lo que también puede conducir a una subestimación de la biomasa aérea. Aunque el nivel de saturación se ve afectado por varios factores, como el tipo de vegetación, la complejidad del dosel y la topografía del sitio, entre otros, el punto de saturación generalmente está en alrededor de 150 Mg ha-1 (Mermoz et al., 2015; Morel et al., 2011), aunque los valores de esta variable en algunos sitios de bosques tropicales pueden exceder incluso los 320 Mg ha-1. Para resolver el problema de saturación, se han aplicado varios métodos. Uno de ellos utiliza índices que combinan las polarizaciones SAR (HH y HV) para identificar la contribución del volumen de dispersión de diferentes polarizaciones (García et al., 2018; Mitchard et al., 2012; Almeida-Filho et al., 2019); otro utiliza la textura de las imágenes de radar de la banda L, que han mostrado resultados satisfactorios al capturar variaciones en la estructura de la vegetación. Con una resolución espacial de 25 m, ALOS PALSAR puede capturar la variación de la estructura de la vegetación en áreas de bosque con diferentes edades de sucesión. Es decir, el sensor puede captar variaciones en parches de bosque de distintas edades, gracias a que tienen diferencias en la estructura de la vegetación, tales como la altura de los árboles, el tamaño de las copas y el número de tallos. Esta variación de la estructura del bosque está asociada con la cantidad de biomasa aérea (Huang et al., 2019; Zhao et al., 2016; Thapa et al., 2015).
En este manual se explica la metodología a seguir para producir mapas con la distribución espacial de la biomasa aérea, la cual está basada en el uso de datos de campo relacionándolos con información de los datos de radar y sus texturas. Se incluye una guía paso a paso para el cálculo y la estimación de la biomasa aérea a partir de parcelas de campo, así como el preprocesamiento y análisis de las imágenes de ALOS PALSAR. Esta guía incluye también la extracción de la información de las imágenes de radar y la creación de las bases de datos necesarias para construir los modelos de predicción de la biomasa usando Random Forest. Además, se presenta una guía técnica para la evaluación de los modelos construidos y el mapeo de la biomasa aérea. En este manual se desarrolla un ejemplo práctico usando datos de los bosques tropicales secos de la península de Yucatán; sin embargo, los métodos y programas de software que se explican son aplicables para mapear la biomasa aérea de cualquier tipo de vegetación usando cualquier otro tipo de imágenes de sensores remotos.
Datos de campo para la estimación de la biomasa
El conocimiento de la distribución espacial de la biomasa aérea tiene como base la información de biomasa calculada a partir de datos de campo. Los datos de campo generalmente incluyen todos los diámetros de los árboles por encima de un umbral (que en el caso del Inventario Nacional Forestal y de Suelos de México es de 7.5 cm), así como las alturas de estos y la identidad de las especies. Este último dato es utilizado para inferir la densidad de la madera que se emplea en el cálculo de la biomasa usando ecuaciones alométricas. Los datos de campo para el cálculo de la biomasa pueden ser obtenidos del Inventario Nacional Forestal y de Suelos para cualquier parte de México.
El segundo Inventario Nacional Forestal y de Suelos (INFyS) se llevó a cabo desde 2009 hasta 2014. El diseño de muestreo de este inventario fue estratificado sistemático, es decir, se estableció una malla equidistante a lo largo y ancho del territorio nacional; sin embargo, la intensidad de muestreo varió entre tipos de vegetación (Conafor, 2013). En un primer grupo se incluyeron los bosques y las selvas con un distanciamiento de 5 x 5 km; en el segundo grupo se encuentran las zonas semiáridas y selvas bajas (10 x 10 km); por último, en el tercer grupo, las comunidades de zonas áridas (20 x 20 km). Las unidades de muestreo primarias (conglomerados) que se utilizaron para la información de campo están compuestas de cuatro parcelas o unidades de muestreo secundarias. Estas parcelas de 400 m2 están colocadas en forma de “Y” invertida con respecto al norte y son de forma circular, representando de manera conceptual una unidad de muestreo de una hectárea (Conafor, 2013).
Datos de radar de apertura sintética
Para mapear la distribución espacial de la biomasa área, se utilizaron datos de radar de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), la cual