Trinidad, tolerancia e inclusión. Varios autores

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esté formado solo por Israel. La fórmula de Alianza se ampliará en el tiempo final para amparar también a aquellas naciones de las que Israel se pretende diferenciar en el momento histórico en el que esto se escribe 19.

      De esta misma época parece ser el conocido como Tritoisaías (Is 56-66) 20. Esta parte del libro de Isaías nos interesa de modo especial, pues se inicia y se culmina con una referencia a la integración de los extranjeros en la asamblea de Dios 21. En los primeros versículos del capítulo con el que se inicia el Tritoisaías se afirma lo siguiente:

      Que el extranjero [nēkār] que se adhiera a YHWH no diga: «¡De cierto que YHWH me separará de su pueblo!». No diga el eunuco: «Soy un árbol seco» [...] En cuanto a los extranjeros [nēkār] adheridos a YHWH para su ministerio, para amar el nombre de YHWH y para ser sus siervos, a todo aquel que guarda el sábado sin profanarlo y a los que se mantienen firmes en mi alianza, yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos sobre mi altar. Porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos (Is 56,3.6-7).

      Los ocho primeros versículos del capítulo 56 constituyen, de algún modo, la obertura del Tritoisaías, de ahí su especial relevancia 22. Tanto eunucos como extranjeros son los protagonistas de esta perícopa. Ambos grupos humanos tenían limitado el acceso a la asamblea cultual de Israel. Aunque los eunucos aparecen de forma explícita en la lista de aquellos que no pueden participar en el culto (Lv 21,20; Dt 23,2), no sucede así con los extranjeros 23. En la legislación veterotestamentaria no existe una norma que vete a los forasteros el sacrificio, pero parece que se trataba de una regla no escrita que se impuso tras el exilio babilónico 24. Detrás de esta práctica podría encontrarse una interpretación literal en los círculos sadoquitas de la profecía de Ezequiel, que, como hemos visto, negaba el acceso de extranjeros al futuro Templo escatológico (cf. Ez 44,9).

      Ante los lamentos de quienes se sienten lejos de formar parte del pueblo de Dios, el Tritoisaías dibuja una asamblea litúrgica universal e integradora. Según este texto, el criterio de pertenencia no estará determinado por el origen ni por la integridad física, sino por la fidelidad a la Alianza, que se expresa en la práctica del sábado. En el tiempo escatológico, el Templo no será ya un lugar de acceso restringido, sino una «casa de oración para todos los pueblos» 25.

      Cuando el judaísmo de la época persa busca defenderse de aquellos que, incluso por su denominación, eran percibidos como una amenaza para la identidad de Israel, resulta escandaloso y desconcertante que se afirme que el Templo se convertirá en hogar también para ellos. En el futuro que dibuja el Tritoisaías, los extranjeros compartirán con los judíos el santuario de Jerusalén como espacio en el que relacionarse con el Señor.

      Los oráculos que presentan el tiempo escatológico incorporan al pueblo elegido por Dios no solo a los emigrantes, con las connotaciones positivas que tenían, sino también a los extranjeros que se percibían como un riesgo. Esto nos permite extraer una segunda conclusión válida para nuestra reflexión.

      – Una segunda clave: Dios sueña una realidad distinta. El sueño de Dios desborda con mucho los estrechos límites de la realidad histórica. Cuando los profetas trazan el perfil de este proyecto divino en los textos escatológicos, no solo lo anticipan, sino que nos muestran el horizonte hacia el que somos invitados a caminar. De estos pasajes y de cómo se presenta en ellos a los extranjeros se extrae que no solo somos urgidos a proteger al frágil y a salvaguardar nuestra identidad esencial en el diálogo con los distintos. También se nos anima a ir más allá de lo que somos capaces de imaginar.

      La condición de Israel como pueblo elegido por YHWH no se comprende de manera exclusivista, sino en función de la salvación que Dios quiere regalar y que no se restringe a las estrechas fronteras de una nación. La elección de un grupo humano determinado está orientada a una acción benéfica de alcance universal en la que los extranjeros también tienen un lugar propio.

      Al emigrante había que protegerlo porque, al habitar en un país extraño, esa situación le convertía en una persona de mayor vulnerabilidad. La promesa divina que se realizará al final de los tiempos convierte para ellos en propia la que era tierra ajena, incorporando a estos extranjeros como miembros de pleno derecho del pueblo de Dios. De este modo, no solo se promete terminar con la raíz de la precariedad de estos forasteros, sino también compartir la experiencia religiosa de Israel y el vínculo que los une a YHWH.

      Por su parte, aquellos que se percibían como un riesgo que amenazaba la identidad judía dejan de serlo. El final de los tiempos que anuncian los profetas está marcado por la paz entre las naciones y la íntima unión entre quienes comparten una misma búsqueda de YHWH, por más que difieran sus orígenes y culturas. Del mismo modo que en aquellos días el lobo y el cordero convivirán sin hacerse daño (cf. Is 11,6-9), también los extranjeros dejarán de ser una amenaza, porque ellos abrazarán también la misma Alianza que convirtió a Israel en pueblo de Dios.

      3. Los profetas: abriendo camino a la novedad del Evangelio

      A lo largo de la historia del cristianismo ha habido cierto exceso a la hora de percibir a los profetas como aquellos que «anticipan» a Jesús. Esta lectura, legítima pero incompleta por sí sola, ha propiciado cierto olvido de la relevancia que tiene el contexto histórico en el que se escriben, así como el hecho de que los pasajes proféticos encierran sentido en sí mismos, sin necesidad de remitir a su futuro pleno cumplimiento en Jesucristo. Con todo, no hay duda de que sus oráculos anticipan de algún modo la actitud del Nuevo Testamento ante los extranjeros.

      Sin pretender adelantar la excelente comunicación del profesor Rafael Aguirre que tendremos a continuación, resulta sencillo percibir las semillas de la Buena Noticia de Jesús en la protección de la fragilidad que se merece el extraño residente en Israel. Tampoco «vale todo» en el mensaje del Galileo, como evidencian expresiones del tipo: «El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo desparrama» (Mt 12,30). Existen «líneas rojas» que, como los profetas ante los extranjeros, también pretenden resguardar lo más genuino de la vivencia creyente. La tolerancia que somos llamados a vivir tiene también mucho que ver con ese cuidado protector que nace de ver en el otro el reflejo de la propia fragilidad, pero que no ignora los límites que se han de proteger para seguir siendo uno mismo.

      Pero la gran novedad que supone el acontecimiento Jesucristo tiene que ver con el cumplimiento de las promesas escatológicas de integración que incumben a los extranjeros, con quienes se rompen todas las distancias y se hace realidad aquel sueño de Dios que vislumbraban los profetas. Pues es el Galileo el que denuncia que el Templo no se profana por ser «casa de oración para todos los pueblos», sino que se corrompe por ser una «cueva de ladrones» (Mt 21,13). Él mismo será el que, con su muerte, ha unido lo diverso y reunido en sí lo que parecía irreconciliable (Ef 2,11-22). La inclusión escatológica que los profetas vislumbraron se inicia ya con Jesucristo y culminará cuando «Dios sea todo en todos» (1 Cor 15,28).

      DIOS, TOLERANCIA E INCLUSIÓN EN JESÚS DE NAZARET

      RAFAEL AGUIRRE

      Universidad de Deusto (Bilbao)

      Con frecuencia, el biblista, ante las preguntas que se le dirigen, tiene que realizar acercamientos un tanto tangenciales a los textos o sacar deducciones a partir de ellos. No es este el caso con el tema que se nos propone, porque nos confronta con lo más nuclear de la enseñanza, del proyecto y de la personalidad misma de Jesús.

      El estudio histórico de Jesús ha sido y es una tarea científica enorme y se han elaborado con gran sofisticación los criterios para detectar la historicidad de sus enseñanzas y obras, aunque es obvio que en este artículo no puedo justificar cada una de las afirmaciones que haga. Pero quiero indicar, y entro en un terreno discutido, que muy pronto se hicieron afirmaciones sobre Jesús o se le atribuyeron palabras que son desarrollos históricos legítimos y que nos sirven para penetrar en su vida y proyecto 1.

      1. El judaísmo del Segundo Templo


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