Calígula. Nicolas Tran
pero a veces precisas, sobre el reinado de Calígula. Es el caso de Flavio Josefo, en el libro 19 de sus Antigüedades judías. Esta obra se compuso a finales del primer siglo y describe un poco al azar, pero en detalle, la conspiración que condujo al asesinato de Calígula. Como veremos, la muerte del tirano permitió a los judíos de Judea escapar a una crisis con el poder romano que se anunciaba muy sangrienta. De ahí el interés de Flavio Josefo, escritor judío de lengua griega, por el episodio del asesinato de Calígula.
Se puede también mencionar al filósofo Séneca y al autor de una Historia universal de orientación filosófica, Plinio el Viejo, que ambos tienen fugaces alusiones a Calígula, pero importantes, porque estos dos hombres vivieron en la época julio-claudia en las esferas del poder. Séneca fue próximo a Nerón, fue su preceptor antes de ser impulsado al suicidio por su alumno en 65. Plinio el Viejo vivió un poco más. Murió en 79, en el momento de la erupción del Vesubio. Pero también estuvo cercano al poder: su carrera de administrador ecuestre le puso en relación con la corte imperial. Y estos dos hombres confirman el testimonio de Suetonio: Calígula se comportó de manera tiránica y fue objeto de un fuerte rechazo por parte de la aristocracia.
Eso es importante porque veremos que, en algunos puntos precisos, tendremos que contradecir a Suetonio y criticar su imagen tiránica de Calígula. Con todo, estos testimonios del primer siglo muestran que Suetonio y los hombres del siglo II no inventaron todo lo que dicen del retrato de Calígula, muy al contrario. Durante su vida, Calígula pasó por ser un príncipe muy duro, tiránico.
Por lo demás, un último autor que estuvo cerca de él lo confirma: Filón de Alejandría, un notable de la gran comunidad judía de Alejandría. Los judíos eran muy numerosos allí; sin duda varias decenas de miles de ellos vivían en esta ciudad griega desde hacía largo tiempo. Su comunidad se consideraba injustamente tratada, sobre todo en el aspecto fiscal. La situación se envenenó, hubo incluso pogromos en la época de Calígula y, para terminar, los protagonistas llamaron al emperador. Dos embajadas, una judía y otra griega, acudieron ante Calígula. Filón formó parte de la embajada judía y se reunió personalmente con Calígula. En el relato que hace de esta embajada, da elementos muy precisos sobre las tensas conversaciones que tuvo con el emperador, que se manifestó cortante, si no brutal.
LOS DOCUMENTOS MATERIALES
Algunos documentos materiales completan nuestro conocimiento de este emperador. En primer lugar, las monedas acuñadas entre 37 y 41 transmiten el discurso ideológico que Calígula y su entorno quisieron difundir a través de las inscripciones y la iconografía numismáticas. Se pueden mencionar igualmente las estatuas del emperador, que le muestran tal como él quería aparecer a los ojos de los romanos; por ejemplo, como el jefe supremo de los ejércitos, vestido de general. Se mencionarán también algunos vestigios arqueológicos ligados a las grandes obras emprendidas por Calígula, y finalmente las inscripciones en piedra o bronce que datan de su reinado.
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En suma, se termina pronto la reseña de las fuentes disponibles para escribir la historia de Calígula. Es imposible escapar a preguntas e incluso a dudas. ¿Se puede realmente componer una biografía de Calígula que proceda de la historia y no de la leyenda negra? ¿No se está condenado a repetir una construcción intelectual en parte independiente de los hechos? Hay que dar pruebas de prudencia, y más precisamente de una especie de pesimismo constructivo que consiste en pensar que se aprende siempre tratando de avanzar paso a paso, y renunciando a querer saberlo todo para no dejarse cegar por lo que se sepa.
En un primer paso, evocaremos la juventud de Calígula, desde su nacimiento en 12 hasta su advenimiento al Imperio en 37; en segundo lugar, examinaremos la trayectoria emprendida por este joven emperador, que de un príncipe hizo de él un monstruo, pues Calígula se considera que fue un buen príncipe durante unos meses, antes de bascular hacia la tiranía. En un tercer momento, veremos cómo Calígula buscó, no solamente conducirse como tirano y dar muestras de su perversidad, sino que trató de asumir una forma de monarquía total, sin complejos en relación con el modelo de Augusto. En un último tiempo, nos interesaremos en su asesinato propiamente dicho, es decir, en lo que se puede llamar «la mecánica del tiranicidio», para comprender los aspectos políticos e institucionales que conducen a la muerte del tirano Calígula.
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