Obsesionada . Морган Райс

Obsesionada  - Морган Райс


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pero Kyle pudo notarlla.

      "¿Qué quieres?", preguntó, su voz estaba temblorosa.

      Con la cabeza, Kyle señaló las puertas del gimnasio. Podía escuchar el ritmo palpitante de la música que venía del interior e imaginaba a todas las porristas adentro, en la mitad de su  práctica. Quería convertir a todas y cada una de ellas.

      Kyle se acercó al guardia de seguridad y lo agarró por el cuello, levantándolo muy por encima del piso. A pesar de que era más grande y más alto que Kyle, la fuerza de Kyle era  mayor. El hombre se sentía que pesaba como apenas un niño.

      "Quiero hacer un ejército," Kyle susurró en el oído del hombre.

      El hombre dejó escapar un gemido estrangulado mientras daba patadas. Kyle inclinó la cabeza hacia abajo y mordió el cuello del guardia de seguridad. El hombre trató de gritar pero el Kyle le estaba agarrando el cuello con demasiada fuerza. No hizo ningún sonido mientras se le drenaba la sangre del cuello.

      Kyle dejó caer el hombre, sabiendo que había creado su segundo vampiro. Cuando se despertó, renacido, estaría en su ejército.

      Soldado número dos.

      Kyle abrió las puertas del gimnasio y la música fuerte estalló junto con el olor a sudor y los gritos de las chicas que estaban en la práctica.

      "¡Hey!" gritó una chica desde las gradas. "No puedes estar aquí."

      Llevaba el mismo equipo de porrista que el resto de las chicas. Ella precipitó hacia Kyle y se detuvo frente a él, mirándolo hacia arriba con el ceño fruncido.

      "¡Fuera de aquí!" ella le exigió.

      Kyle la ignoró.

      “¿Conoces a Scarlet Paine?", él dijo.

      Ella hizo una mueca. “¿Ese monstruo? Yo sé mucho de ella.”

      Detrás de la chica, las otras porristas se volvieron para ver lo que estaba pasando.

      "¿Dónde está?", preguntó Kyle.

      La chica se encogió de hombros.

      "¿Cómo voy a saberlo?", dijo.

      Kyle se lanzó hacia delante y la agarró, elevándola por encima de su cabeza. Las otras chicas comenzaron a gritar.

      "Si alguna de ustedes sabe donde está Scarlet Paine," Kyle les gritó, “les pido que mejor hablen ahora."

      Las porristas se hicieron para atrás. La chica que Kyle sostenía sobre su cabeza se retorcía. Sólo una de las muchachas que estaban mirando fue lo suficientemente valiente para decir algo.

      "No sé dónde está," ella dijo, temblando. "Sin embargo, sus amigas Becca y Jasmine están en el coro de la escuela. Están practicando al final del el pasillo.”

      Kyle entrecerró los ojos hacia la chica. "¿Estas diciendo la verdad?"

      Ella apretó los labios y asintió.

      Finalmente, Kyle bajó a la chica que estaba luchando en sus brazos. Ella corrió con el resto de las chicas y se juntaron en torno a ella, buscando protegerla, algunas estaban llorando.

      Kyle se acercó a la pared y, de un tirón, bajó una escalera. Arrancó una de las piezas largas de madera y, deslizándolas por las asas, aseguró las puertas del gimnasio.

      “Que nadie se mueva," ordenó a las chicas aterrorizadas.

      Todavía quería convertirlas, pero primero tenía que seguir la pista.

      Cuando salió del gimnasio y entró a los pasillos de la escuela, aun podía oír su llanto ahogado. A pesar de las trifulcas y disparos que habían ocurrido más temprano, el lugar todavía estaba lleno de niños. Kyle se rió para sí al darse cuenta de que debieron pensar que rodeando la escuela con patrullas sería suficiente para mantenerlo lejos. Estaban tratando de mantener todo en la normalidad para no asustar a los niños ni a los padres de la comunidad.

      "¿Qué tan tontas pueden llegar a ser estas personas?" pensó Kyle para sí mientras sonreía.

      Kyle se acercó a un grupo de chicos de aspecto alternativo que estaban pasando el tiempo junto a los casilleros. Se veía como la clase de niños con quienes habría estado dando vueltas si estuviera en la escuela, el tipo que abandonarían sus estudios sin haber obtenido su diploma y estaría destinado a trabajar en bares por el resto de su vida.

      "Amigo," uno de los muchachos dijo, empujando con el pie al chico junto a él. "Mira el vagabundo."

      Kyle se acercó al grupo y dio un puñetazo en los casilleros junto a ellos, hundiéndolos. El grupo saltó de sorpresa.

      "¿Cuál es tu problema, hombre?", el muchacho dijo.

      “La práctica de coro," Kyle gruñó. "¿Dónde es?"

      Una de las chicas del grupo, una gótica de pelo largo y negro, dio un paso adelante. “Ni creas que vamos a decirte."

      Antes de que el grupo pudiera parpadear, Kyle había agarrado a la chica y la había atraído hacia él. Hundió sus dientes en su cuello y succionó. En cuestión de segundos, la chica se desvaneció inerte en sus brazos. El resto del grupo gritó.

      Kyle dejó caer a la chica al suelo y se limpió la sangre de los labios con el dorso de la mano.

      “La práctica de coro", él repitió. "¿Dónde es?"

      El chico que había hablado primero señaló con un dedo tembloroso al final del pasillo. A su lado, dos de sus amigas estaban llorando abrazadas, sus miradas asustadas estaban fijas en el cuerpo de la chica muerta.

      Kyle ya se iba pero, no había dado sólo pasos, cuando se dio vuelta y cogió a las dos niñas que estaban llorando. Mordió a una, luego a la otra, la sangre drenaba de sus cuellos al tiempo que sus gritos de dolor, finalmente, se callaron. Las dejó caer, pasó por encima de ellas, y se dirigió por el pasillo, dejando boquiabierto el resto del grupo.

      Kyle siguió el canto hasta el salón donde el coro estaba practicando. Abrió las puertas de un golpe.

      El grupo supo que estaba en peligro desde el instante que entró. Su canto cesó inmediatamente.

      "Jazmín. Becca,” exigió.

      Temblando, las dos chicas se dieron a conocer. Él las agarró por el cuello, levantándolas del piso.

      "Scarlet Paine. Díganme dónde está.”

      Las chicas pateaban y se retorcían en su mano. Ninguna podía hablar porque Kyle les estaba apretando demasiado el cuello.

      “Yo lo sé," dijo alguien.

      Todo el mundo se volvió, sorprendido. Kyle soltó a Becca y Jasmine y miró a la chica.

      "¿Quién eres?", dijo Kyle.

      "Jojo", respondió la chica. Hizo girar un mechón de pelo en sus dedos y sonrió. Llevaba una camiseta Ralph Lauren. Era evidente que era una de las amigas de Vivian.

      "¿Y bien?" dijo Kyle.

      "Yo …" la chica empezó, pero se detuvo. “Estuvimos juntas en una fiesta la otra noche."

      "¿Y?" exigió Kyle.

      "La vi. Con este tipo. Un chico muy guapo, en verdad.”

      Becca y Jasmine intercambiaron miradas. Jojo tosió y siguió hablando.

      "Estaban hablando de que no podían estar juntos para siempre, porque él estaba como muriendo o algo así."

      A Kyle se le agotó la paciencia. Cruzó volando el salón hasta donde estaba la chica y la elevó en el aire.

      “¡Salta al final!", exclamó.

      La chica arañó la mano que oprimía su cuello. "Iglesia."

      Kyle la examinó por un momento y luego la dejó en el suelo. "¿Iglesia?"

      Con los ojos llenos de terror, la chica asintió con la cabeza. Se frotó el cuello.

      "Iglesia. O castillo. O una catedral. Algo así. Ellos … volaron juntos.”

      Si la


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