Los entremeses. Miguel de Cervantes Saavedra

Los entremeses - Miguel de Cervantes Saavedra


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aparejada sentencia de divorcio, con todo eso es menester que conste por escrito, y que lo digan testigos; y asi á todos os recibo á prueba: Pero ¿qué es esto? ¿Música y guitarras en mi audiencia? Novedad grande es ésta.

       Entran dos músicos.

      MÚSICO.

      Señor juez: aquellos dos casados tan desavenidos, que vuestra merced concertó, redujo y apaciguó el otro dia, están esperando á vuestra merced con una gran fiesta en su casa; y por nosotros le envian á suplicar sea servido de hallarse en ella, y honrallos.

      JUEZ.

      Eso haré yo de muy buena gana; y pluguiese á Dios que todos los presentes se apaciguasen como ellos.

      PROCURADOR.

      De esa manera moriríamos de hambre los escribanos y procuradores de esta audiencia: que no, no, sino todo el mundo ponga demandas de divorcios: que al cabo, al cabo, los mas se quedan como se estaban, y nosotros habemos gozado de el fruto de sus pendencias y necedades.

      MÚSICO.

      Pues en verdad que desde aquí hemos de ir regocijando la fiesta.

      (Cantan los músicos.)

      Entre casados de honor,

      Cuando hay pleito descubierto,

      Mas vale el peor concierto,

      Que no el divorcio mejor.

      Donde no ciega el engaño

      Simple, en que algunos están,

      Las riñas de por San Juan

      Son paz para todo el año.

      Resucita allí el honor,

      Y el gusto, que estaba muerto,

      Donde vale el peor concierto

      Mas que el divorcio mejor.

      Aunque la rabia de zelos

      Es tan fuerte y rigurosa,

      Si los pide una hermosa,

      No son zelos, sino cielos.

      Tiene esta opinion amor,

      Que es el sabio mas esperto,

      Que vale el peor concierto

      Mas que el divorcio mejor.

      FIN DE ESTE ENTREMES.

       DEL RUFIAN VIUDO, LLAMADO TRAMPAGOS.

       Índice

      Sale Trampagos con un capuz de luto, y con él Vademecum, su criado, con dos espadas de esgrima.

      TRAMPAGOS.

      ¿Vademecum?

      VADEMECUM.

      Señor.

      TRAMPAGOS.

      ¿Traes las morenas?

      VADEMECUM.

      Tráigolas.

      TRAMPAGOS.

      Está bien, muestra y camina,

      Y saca aquí la silla de respaldo,

      Con los otros asientos de por casa.

      VADEMECUM.

      ¿Qué asientos? ¿hay alguno por ventura?

      TRAMPAGOS.

      Saca el mortero puerco: el broquel saca,

      Y el banco de la cama.

      VADEMECUM.

      Está impedido.

      Fáltale un pie.

      TRAMPAGOS.

      ¿Y es tacha?

      VADEMECUM.

      Y no pequeña.

      (Éntrase Vademecum.)

      TRAMPAGOS.

      ¡Ah Pericona, Pericona mia,

      Y aun de todo el concejo! En fin llegóse

      El tuyo: yo quedé, tú te has partido;

      Y es lo peor que no imagino á dónde;

      Aunque, segun fue el curso de tu vida,

      Bien se puede creer piadosamente

      Que estás en parte, aun no me determino

      De señalarte asiento en la otra vida:

      Tendréla yo sin tí como de muerte.

      ¡Que no me hallara yo á tu cabecera

      Cuando diste el espíritu á los aires,

      Para que le acogiera entre mis labios,

      Y en mi estómago limpio le embasára!

      ¡Miseria humana, quién de tí confía!

      Ayer fui Pericona, hoy tierra fria,

      Como dijo un poeta celebérrimo.

       Entra Chiquiznaque, rufian.

      CHIQUIZNAQUE.

      Mi so[15] Trampagos, ¿es posible sea

      Voacé[16] tan enemigo suyo,

      Que se entumbe, se encubra y se trasponga

      Debajo de esa sombra bayetuna

      El sol hampesco?[17] So Trampagos, basta

      Tanto gemir, tantos suspiros bastan:

      Trueque voacé las lágrimas corrientes

      En limosnas y en misas, y oraciones

      Por la gran Pericona, que Dios haya,

      Que importan mas que llantos y sollozos.

      TRAMPAGOS.

      Voacé ha garlado[18] como un tologo,

      Mi señor Chiquiznaque; pero en tanto

      Que encarrilo mis cosas de otro modo,

      Tome vuesa merced, y platiquemos

      Una levada[19] nueva.

      CHIQUIZNAQUE.

      So Trampagos,

      No es este tiempo de levadas: llueven,

      Ó han de llover hoy pésames ad unia[20],

      ¿Y hémonos de ocupar en levadicas?

      Entra Vademecum con la silla muy vieja y rota.

      VADEMECUM.

      Bueno por vida mia: quien le quita

      Á mi señor de líneas, y posturas,

      Le quita de los dias de la vida.

      TRAMPAGOS.

      Vuelve por el mortero y por el banco,

      Y el broquel no se olvide, Vademecum.

      VADEMECUM.

      Y aun trairé el asador, sarten y platos.

      (Vuélvese á entrar.)

      TRAMPAGOS.

      Despues platicaremos una treta,

      Única,


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