Actualidad de el fetichismo de la mercancía. Enrique Carpintero

Actualidad de el fetichismo de la mercancía - Enrique Carpintero


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vulgar, que no hace mas que deambular estérilmente en torno de la conexión aparente, preocupándose solo de ofrecer una explicación obvia de los fenómenos que podríamos llamar mas bastos y rumiando, una y otra vez, para el uso doméstico de la burguesía, el material suministrado hace ya tiempo por la economía científica. Pero, por lo demás, en esta tarea la economía vulgar se limita a sistematizar de manera pedante las ideas más triviales y fatuas que se forman los miembros de la burguesía acerca de su propio mundo, el mejor de los posibles, y a proclamarlas como verdades eternas.

      De Fetiches También (Y Especialmente) Se Vive

      Capitalismo Y Subjetividad:

      El Fetichismo Entre Marx Y Freud

      Esta “esencia humana” es una no-naturaleza,

      un producto artificial, o, más precisamente,

       facticio, y por eso no es casual que Marx

       haya reencontrado el sustantivo fetiche

      que proviene, a través del portugués feitico,

       del latín facticius : hecho con arte.

      Su equivalente, en español, es fechizo o hechizo,

       y hace alusión al poder que ciertas palabras

       o símbolos mágicos tienen sobre un sujeto

      Dardo Scavino1

      La plusvalía es la causa del deseo de la cual

      una economía hace su principio

      Jacques Lacan2

      En lo que sigue, intentaremos desplegar -muy desordenadamenteuna sucinta hipótesis: lo que clásicamente se ha denominado crítica de la ideología no puede ser otra cosa, en sus componentes más básicos y fundantes, que una crítica de los mecanismos de fetichización de la realidad -algo más fácil de enunciar que de explicar, como se verá-. Esa crítica, no obstante, debe tomar en cuenta dos registros heterogéneos uno al otro, aunque articulados en muchos de sus puntos: por un lado, se puede decir que toda “realidad” es constitutivamente fetichista, ya que el mecanismo de renegación supuesto por la operación fetichista es en sí mismo productora de subjetividad; por el otro, hay un fetichismo histórico-concreto que es estructural del modo de producción capitalista -y con “estructural” queremos decir que no es un mero efecto entre otros de tal modo de producción, sino por así decir su modo de ser mismo: el fetichismo llamado “de la mercancía” es la condición de posibilidad sine qua non de la propia existencia del capitalismo, al mismo tiempo que es su “efecto” estructurante-. Del primero de estos dos registros intenta dar cuenta la teoría psicoanalítica; del segundo, la teoría marxista. Una consecuencia de nuestra hipótesis, pues, es que nos son necesarias ambas teorías para examinar la cuestión del fetichismo. No se trata, aclaremos, de ninguna ilusión de “interdisciplinariedad”: marxismo y psicoanálisis son, en muchos sentidos, teorías incompatibles. Pero, precisamente, en tanto ambas se han ocupado del fenómeno de la fetichización de lo real (y lo han hecho con modos de razonamiento notablemente similares, como trataremos de mostrar) cada una de ellas puede hacer las veces de una suerte de atalaya, de plataforma de observación para los avances de la otra. Y quizá ¿por qué no? de “correctivo” para sus respectivos “excesos”.

      1.-

      El conocimiento crítico basado en la praxis (y las teorías marxista y freudiana son eso, cada una desde su propia perspectiva), es un proceso de construcción de las condiciones que permitan hacer “visible” lo que Fredric Jameson ha denominado el inconsciente político de la cultura. Esa construcción es en sí misma una praxis. Lo cual significa: una transformación de lo real que, sin embargo, parte de lo real mismo a transformar. Por lo tanto, no se trata aquí de ninguna omnipotencia iluminista que llega


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