Aunque tenga miedo, hágalo igual. Susan Jeffers
visto nunca antes y que hizo que nuestro amor se intensificara inconmensurablemente. Asimismo, he modificado mi vida en muchas formas positivas.
Al comer, lo hago con mucho más cuidado. He aprendido cómo puedo eliminar la ira, el resentimiento y la tensión que formaron parte de mi vida cotidiana antes de mi enfermedad. Mi experiencia con el cáncer nos ha dado a mi marido y a mí una oportunidad de contribuir con algo a este mundo. Escribí un artículo muy importante sobre mi mastectomía, que, lo sé, ha sido muy valioso para muchos hombres y mujeres. Mi marido y yo nos hemos presentado juntos en televisión para narrar nuestro caso, aportándoles nuevas experiencias a los televidentes. De modo que para mí está claro que el cáncer puede ser una gran experiencia de aprendizaje y una oportunidad de dar.
Empiece por cambiar los «terribles», los «no puedo», los problemas, las luchas, etcétera, de su vocabulario. Quizás esas diferencias semánticas parezcan triviales, pero le aseguro que no lo son. No sólo cambia usted de una manera muy positiva con un vocabulario muy vigoroso, sino que lo mismo sucede con su presencia en el mundo. La gente que exhibe fuerza interior es tratada de una manera distinta que la que aparenta ser débil. Cuanto mayor es el vigor con que usted habla, más se convierte en una fuerza a tener en cuenta en el mundo circundante.
Cuando usted comienza a controlar su vocabulario, puede traerle también más poder a su vida aumentando su zona de comodidad. ¿Qué significa eso?
La mayoría de nosotros operamos dentro de una zona que nos parece adecuada, fuera de la cual nos sentimos incómodos. Por ejemplo, podemos gastar cien euros en un par de zapatos, pero quinientos nos pondrían nerviosos. Podríamos estar dispuestos a trabar amistad con gente de la oficina de la misma categoría laboral, pero sería incómodo hacerlo con alguno de los superiores. Podríamos ir a un establecimiento familiar para comer solos, pero nos sentiríamos realmente incómodos si hiciéramos lo mismo en un restaurante lujoso. Podríamos pedir un aumento del siete por ciento, pero nos acobardaría pedirlo del veinticinco. Podemos cobrar treinta euros la hora por nuestros servicios, pero no creemos que valgan ochenta. Y así sucesivamente.
Para cada uno de nosotros, esa zona de comodidad es distinta, pero, lo sepamos o no, todos, ricos o pobres, humildes o encumbrados, hombres o mujeres, tomamos decisiones basadas en los límites de ese espacio.
Sugiero que cada día haga algo que le ensanche ese espacio. Háblele por teléfono a alguien a quien le intimide a usted hacerlo, cómprese un par de zapatos carísimos, pida algo que necesite y que haya temido pedir antes. Corra un riesgo cada día... dé algún paso pequeño o audaz que le haga sentir más grande después de haberlo dado. No se quede sentado... impotente. Observe lo que empieza a suceder cuando aumenta su zona de comodidad.
Como muestra el gráfico de la página siguiente, con cada riesgo que usted corre, sale de lo que parece más cómodo, y se hace más fuerte. Toda su vida se ensancha para abarcar más de lo que hay en este mundo de experiencia. Al crecer su poder, aumenta su confianza, de modo que el ensanche de su zona de comodidad se hace cada vez más fácil, a pesar del temor que pueda experimentar. La magnitud de los riesgos que afronta también aumenta. Al principio, usted puede apuntarse para un curso nocturno después de haber abandonado la escuela quince años antes. Finalmente, podrá inscribirse para obtener su graduación universitaria. Usted crecerá... cobrará espacio... se hará más grande..., pero todo con su propio ritmo. Mientras corre esos riesgos –por pequeños que sean– avanza hacia la derecha en su diagrama del dolor al poder.
Todas las noches, antes de acostarse, planee el riesgo que correrá al día siguiente. Cierre los ojos y, mentalmente, practíquelo. Visualícelo de la forma más clara posible. Asimismo, durante el día, observe dónde vacila más y comience a planear sus riesgos futuros basándose en esas observaciones. Si logra dominar la vacilación en el primer momento, mejor que mejor. Recuerde que, cuanto más ensanche su zona de comodidad, más fuerte será.
Por favor, advierta que: Los riesgos que corro no incluyen actos físicamente peligrosos, tales como acelerar descontroladamente un automóvil o ingerir drogas. Tampoco incluyen riesgos que impliquen violar los derechos de otras personas, tales como hacerle insinuaciones a la novia de otra persona o asaltar un banco. Usted no sólo podría hacerse impopular; morir o acabar en la cárcel, sino que además podría desplazarse hacia la izquierda del diagrama del dolor al poder; Esa clase de actos no dan más poder; ya que no contienen entereza o amor; ni para uno mismo ni para los demás. Sin esos ingredientes, es imposible fortalecer el sentimiento del propio valer; Así, la capacidad que tiene usted de dominar el miedo se vería muy disminuida.
De modo que, cada día, corra solamente los riesgos que fortalezcan su sentimiento del propio valer. Ésos son los riesgos que acrecientan su capacidad de afrontar sus miedos. ¡Aumente sus límites! ¡Aumente! ¡Aumente!
Tanto si lo siente como si no, ya tiene más poder del que habría imaginado nunca. Todos lo tenemos. Cuando hablo de ir del dolor al poder, no hablo de extraer la fuerza de ninguna fuente externa. Dentro de usted, esperando simplemente el momento de emerger, hay una increíble fuente de energía, más que suficiente para formar una vida placentera y satisfactoria. Se trata sólo de un proceso extracción de la energía que ya está ahí, aunque usted no lo sepa.
Los ejercicios contenidos en (este libro están destinados a guiarle hacia esa gran fuente de energía. Saber si usted lo hace o no, es una buena clave para dilucidar si está dispuesto en esta ocasión a aceptar todo lo que lleva dentro. Si no lo está, no se lo reproche. Comprométase sólo a seguir trabajando para lograrlo. Una manera de hacerlo es leer y releer este libro y otros de desarrollo personal hasta liberarse de los sistemas de creencias negativos que le mantienen en su impotencia. La mayoría de nosotros estamos pletóricos de viejos condicionamientos que nos mantienen débiles. Se requiere una constante repetición para que predominen pautas más nuevas y más sanas.
Usted está destinado, de forma innata, a usar su poder personal. Cuando no lo hace, experimenta impotencia... parálisis y depresión... lo cual es un síntoma que nos advierte que algo no funciona como debiera. Usted, como todos nosotros, merece todo lo que es maravilloso y emocionante en la vida. Yesos sentimientos brotan solamente cuando se pone en contacto con su poderoso yo.
4. Lo quiera usted o no… es suyo
Es muy difícil saber si se actúa como una víctima o se asume la responsabilidad de la vida. ¡Somos tantos los que creemos que asumimos la responsabilidad de nuestras vidas cuando, simplemente, no es así...! La mentalidad de «víctima» es muy sutil y asume muchas formas. Cuando usted examine los conceptos contenidos en este capítulo, comprenderá mejor la dinámica de afrontar el miedo.
La idea de asumir la responsabilidad de su vida, probablemente no sea del todo nueva para usted. Durante años, le han estado bombardeando con este mensaje: asuma la responsabilidad de su propia vida.
Pero yo estoy convencido de que la mayoría de nosotros no comprendemos realmente qué significa esto.
Para la mayoría de los que somos «independientes», significa que debemos conseguir un empleo, ganar suficiente dinero para mantenernos y no depender de otra persona para sobrevivir. Ello podrá o no ser una de las facetas de ese axioma (conozco a mucha gente «dependiente» que comprende el secreto de asumir la responsabilidad de su experiencia vital), pero ciertamente no enfoca el núcleo del problema, que es mucho más profundo, pero al mismo tiempo más difícil de detectar. Veamos unos pocos ejemplos. Eduardo es un ejecutivo muy rico y poderoso que vive en un constante estado de ansiedad. Cuando le insinué que consiguiera alguna ayuda profesional me respondió que, si la gente que figura en su vida cambiara, todo estaría muy bien. Si su esposa fuese más cariñosa, si su patrón no se apoyara siempre en él y si su hijo dejara de drogarse... él estaría perfectamente. Está convencido de que no hay ningún motivo para que le ayuden... La culpa es exclusivamente de los otros. ¿Asume ese hombre la responsabilidad de su propia vida? ¡No, de ningún modo!
Mara, objetivamente, está sentada sobre la cumbre del mundo. Tiene un empleo magnífico, vive en un hermoso departamento, tiene muchos amigos y amantes.