Philip Dick con Jacques Lacan. Fabián Schejtman

Philip Dick con Jacques Lacan - Fabián Schejtman


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de la anticipatoria lucidez del planteo –¡Simulacra fue escrito en 1963!–, ¿no es notable que Dick le haya dado justamente ese nombre a este último analista? ¿Acaso en su trato con algunos pudo percibir esa infatuación, tan lamentablemente habitual en nuestro medio, que lleva a pensar si no será un efecto del psicoanálisis mismo, que puede leerse como rebajamiento de la identificación con el síntoma (27) a un “creérsela” tan rígido que no se distingue en nada del fortalecimiento yoico que Lacan criticó en algunos posfreudianos? (28)

      Fabián Schejtman

      Entre Pinamar y Ostende,

      febrero de 2018

      1- Unos pocos pasos bajo ese paraguas y ya me encontraba en esos vecindarios que solía visitar frecuentemente: el de Kafka o, más cercano a nosotros, el de Italo Calvino. Y, para venir hacia el sur, el de Borges, el de Cortázar o –ya de retorno a la ciencia ficción– el de Bioy Casares. Y luego estaban, además, los habitantes de la barriada que conformaban las referencias del fandom (contracción de Fan Kingdom) argentino de esa época: Angélica Gorodischer, Carlos Gardini, Elvio Gandolfo, Eduardo Abel Giménez y Sergio Gaut Vel Hartmann, entre los más destacados.

      2- Dick, P. K. (1961): El hombre en el castillo, Minotauro, Buenos Aires, 1976.

      3- Dick, P. K. (1966c): Ubik, Martínez Roca, Barcelona, 1976.

      4- Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

      5- Aún la dictadura, el 2 de abril tropas argentinas desembarcaban en Malvinas. Un mes antes –el 2 de marzo– había muerto Philip Dick en California.

      6- Dick, P. K. (1978b): SIVAINVI (Sistema de Vasta Inteligencia Viva), Adiax, Barcelona, 1981. El título original, en inglés: VALIS (Vast Active Living Intelligence System).

      7- Lacan, J. (1955-56): El seminario. Libro 3: Las psicosis, Barcelona, Paidós, 1984.

      8- Tiempo después, mi amigo Roberto, con quien compartiríamos tantos años de trabajo y a quien sucedería –imposible imaginarlo en ese momento– en la titularidad de la cátedra luego de concursar el cargo en 2005.

      9- Schreber, D. (1903), Memorias de un enfermo nervioso. Lohlé, Buenos Aires, 1979.

      10- Freud, S., (1911): “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descripto autobiográficamente”. En Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, 1986, t. XII.

      11- Aquella en la que Dick se sintió conectado con una inteligencia superior, a la que luego denominó VALIS (Vast Active Living Intelligence System), y transformó radicalmente su literatura.

      12- Había leído ya algunos artículos desperdigados sobre su vida, especialmente sobre su experiencia de 1974. Tiempo después encontré su primera versión novelada en Radio Libre Albemut, un libro publicado tres años después de la muerte del escritor. Cf. Dick, P. K. (1976b): Radio libre Albemut, Ultramar, Barcelona, 1989.

      13- Dick leyó a Freud y, específicamente, su historial acerca del presidente Schreber: “…leyendo Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente, Phil había descubierto el caso del presidente Schreber, el magistrado que Freud erigió en el modelo del paranoico, pensando que con esa historia, contada de otro modo, hubiese podido hacer ciencia ficción de primera calidad. El hombre al que Dios quería transformar en mujer y que los gusanos sodomizarían para salvar el mundo era un título demasiado largo, pero si la ciencia ficción […] consistía en hacerse la pregunta ‘¿y si?’, entonces ya tenía algo con qué divertirse: ¿y si el presidente Schreber hubiese tenido razón?, ¿y si su presunto delirio hubiese sido una descripción exacta de la realidad?, ¿y si Freud no hubiese sido más que un científico oscurantista que perseguía rencorosamente al hombre que lo había entendido todo? La idea de que el único hombre que sabía estuviera encerrado en un manicomio no tenía nada de insensata, pero lamentablemente no podía ser vendida bajo esa forma al mercado que Phil abastecía: ningún editor de ciencia ficción hubiese aceptado a Freud y Schreber como protagonistas de una novela”. (Carrère, E. (1993): Yo estoy vivo, vosotros estáis muertos. Philip K. Dick 1928-1982, Minotauro, Barcelona, 2002, p. 48-49).

      14-


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