Mi proyecto escolar Matemáticas Lúdicas. Horacio García Mata

Mi proyecto escolar Matemáticas Lúdicas - Horacio García Mata


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la pedagogía de las matemáticas dicta que cuando un niño domina la suma, la resta y la multiplicación, tiene la base firme de esa pirámide para poder pasar así a construir su estructura: división, raíz cuadrada, operaciones de primer grado y segundo grado, etc. Desgraciadamente en nuestro sistema educativo esa base se encuentra muy deteriorada por muchas variables que influyen y que no abordaremos en este libro. A continuación, se analizarán cada una de las posturas teóricas que alimentan esta publicación y que le dan un gran valor científico para decir que con el proyecto escolar “Matemáticas Lúdicas” se puede contribuir a mejorar el pensamiento matemático de nuestros niños, que tanto lo necesitan hoy en las escuelas.

       Hoy en día el juego es una forma de intervención educativa que trabaja con las experiencias motrices, cognitivas, afectivas, expresivas de los niños; busca a través de la pedagogía de las acciones motrices integrar al alumno a la vida común, a sus tradiciones y formas de conducirse en su entorno sociocultural. En la educación actual constituye una estrategia que estimula las experiencias de los alumnos, con acciones y conductas motrices expresadas mediante formas intencionadas de movimiento, canalizadas tanto en los patios y áreas definidas en cada escuela, como en todas las actividades de su vida cotidiana.

      La UNESCO (2015) considera que:

      En la escuela, la motricidad y el juego “proporcionan un sistema complejo para que el niño adquiera aptitudes, confianza y comprensión para participar con otros” (p. 11) por lo tanto a través de dicha participación son reconocidos con base en sus necesidades de movimiento, seguridad y descubrimiento, mismas que son demostradas en las acciones de su vida cotidiana en etapas posteriores.

      Una de las grandes manifestaciones de la motricidad en el plano escolar es el juego motor, así lo manifiesta la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2018):

      Considerado como uno de los medios didácticos más importantes para estimular el aprendizaje infantil, a través de éste se identifican diversos niveles de apropiación cognitiva y motriz de los alumnos al entender su lógica, su estructura interna y sus elementos como el espacio, el tiempo, el compañero, el adversario, el implemento y las reglas, pero sobre todo la actividad motriz como un generador de acontecimientos de naturaleza pedagógica (p. 79)

      Resulta importante señalar que, al poner al niño como el centro de la acción educativa, el juego brinda una amplia gama de posibilidades de aprendizaje, proporciona alternativas para la enseñanza de valores, como el respeto, la aceptación, la solidaridad y la cooperación como un vínculo fundamental; para enfrentar desafíos, conocerse mejor, construir su esquema corporal, expresarse y comunicarse con los demás, identificar las limitantes y virtudes de su competencia motriz al reconocer sus posibilidades de comprensión y ejecución de los movimientos planteados.

      Por lo tanto el alumno construye su aprendizaje a través de su desempeño motriz, así como por las relaciones lúdicas que se establecen producto de la interacción con los demás niños, es decir, surge la influencia de la motricidad en las relaciones sociales. Lo anterior resulta importante porque a través del juego motor se pueden estimular diversos aprendizajes, siempre y cuando haya una vinculación de estos con los de otras asignaturas. La defensa a favor del potencial educativo que tiene el juego se fundamenta en distintos criterios que confieren mayor o menor importancia, así se pone de manifiesto en las teorías de diversos autores que enseguida expondremos para el entendimiento y fundamentación de este libro.

      Vázquez (2002) considera que:

      (…) el juego es un agente que debe ir más allá que el aprendizaje de las destrezas. La relación que el infante establece con su cuerpo, o las decisiones que toma sobre él, son temas esencialmente educativos, por consiguiente, los educadores no pueden pasar por alto que el juego bien aplicado y dirigido puede contribuir a la formación de un alumno (p. 218)

      Corbalán y Deulofeu (1996) nos aproximan al concepto de educación matemática a través del juego “entendiéndola como una manifestación de la conducta humana lúdica, por lo que su peculiaridad, no es educación de lo físico sino por medio de la motricidad de corte lúdico se contribuye a mejorar la capacidad intelectual y social del individuo” (p. 25). Lo citado nos lleva a reflexionar sobre la gran importancia que tiene el utilizar el método lúdico como elemento generador de aprendizajes de cualquier asignatura, ya que los escenarios de aprendizaje que el alumno puede experimentar brindan la posibilidad de motivarlo y por lo tanto despertar el interés hacia el contenido tratado.

      Por su parte, Colado y Cortell (2001) hacen referencia a lo siguiente:

      Los alumnos con altas capacidades cognitivas, una vez que terminan su proceso formativo en el nivel que sea, tienen serios problemas para mantener sus puestos de trabajo debido a la baja capacidad o competencia sobre sus componentes emocionales, esto da clara respuesta a saber que el juego en la infancia contribuye al mejoramiento intelectual y emocional de quien lo practica ya que es una preparación para la vida futura (p. 58)

      En base a los autores anteriores podemos fundamentar que el juego es una de las grandes alternativas de enseñanza que se han olvidado dentro de los centros escolares. Si bien es cierto que la tecnología nos está ganando terreno para contribuir a los procesos de aprendizaje de los alumnos, el fenómeno lúdico es y siempre será una de las grandes herramientas didácticas que puede ayudar a resolver y mejorar las competencias académicas de los alumnos.

       Actualmente los primeros años escolares representan un periodo de gran importancia para la formación integral de la personalidad de los niños, las posibilidades de desarrollo de esta etapa son extraordinarias ya sea por la acción de las influencias externas, por la enorme plasticidad del sistema nervioso o por el dinamismo de la actividad escolar, condiciones que deben ser aprovechadas oportunamente en la escuela, pues constituyen la base para la conformación de su personalidad en la vida futura. Brousseau (1993) establece que:

      (…) esta etapa es propicia para estimular las diferentes dimensiones que componen su desarrollo: socioafectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, ética y espiritual (p. 11) Por lo tanto “el desarrollo de las nociones matemáticas es parte del complejo proceso de formación de la personalidad; los niños deben enriquecer sus experiencias, en la medida en que aprenden a establecer relaciones cuantitativas entre los objetos” (Chamorro, 2003, p. 33)

      Cuando el niño presenta interés y motivación en diversas actividades escolares se apropia de los conocimientos y desarrolla sus capacidades elementales correspondientes, mejoran sus sentidos, se forman capacidades intelectuales generales, percibe que lo aprendido lo ayuda a estructurar su medio de acuerdo con su voluntad y con sus necesidades individuales.

      En relación con lo anterior, Vásquez (2010) considera que:

      (...) en el acto de enseñar a un alumno “el maestro demuestra su saber, su saber hacer y su ser, como un profesional que pretende la enseñanza eficaz y el aprendizaje significativo garantizado por el desarrollo de competencias generadoras de nuevos aprendizajes, de nuevos procesos metacognitivos y de autorregulación, de aprendizajes autónomos, todo como posibilidades para interactuar y actuar en la sociedad” (p. 22). Por lo tanto mediante la solución de desafíos interesantes vinculados a cada una de las actividades cotidianas de los alumnos, es como pueden iniciar en la alfabetización matemática como lo puede ser la clasificación, diferenciación, medición, comparación y la utilización de los números naturales que le desarrollan sus actitudes, la disposición para el aprendizaje, la curiosidad y la alegría para aprender un contenido.

      Con la asimilación de los números y a través de las mediciones, el niño adquiere también procedimientos para el autocontrol y el control personal, que puede aplicar en su vida en formas diversas. El trabajo en equipo, donde tienen participación en una misma tarea (por ejemplo, en la acción de medir los caminos para determinar el más corto), estimula las acciones colectivas y la atención a la actividad, a diferencia


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