Asesino Binario. Antonio Dyaz

Asesino Binario - Antonio Dyaz


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      ASESINO BINARIO

      (Binary Killer)

      Antonio Dyaz

      ASESINO BINARIO

      (Binary Killer)

      Antonio Dyaz

      HARKONNEN BOOKS

      Primera edición: septiembre de 2020

      “Asesino Binario” © Antonio Dyaz, 2020

      Portada, foto autor y diseño de colección © Julián Aragoneses, 2020

      Foto cubierta © GETTY IMAGES

      ISBN papel: 978-84-122231-2-5

      ISBN ePub: 978-84-122231-3-2

      Harkonnen Books es un sello editorial independiente dirigido por Antonio Dyaz

      basado en Benifairó de la Valldigna (Valencia), 46791 ESPAÑA

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      Editado por Bubok Publishing S.L.

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      Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

      Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

      Para Mar Abad y Marcus Hurst, que apostaron por el asesino binario mientras nos comíamos unos tacos y unas enchiladas digitalmente.

      El sexo dejo de ser una moda, ya que se había convertido en una fe.

      Stanislaw Lem

      Índice

       PRÓLOGO

       INTRODUCCIÓN

       CAPÍTULO 1

       CAPÍTULO 2

       CAPÍTULO 3

       CAPÍTULO 4

       CAPÍTULO 5

       CAPÍTULO 6

       CAPÍTULO 7

       CAPÍTULO 8

       CAPÍTULO 9

       CAPÍTULO 10

      Asesino binario quizá no es la mejor novela de Antonio Dyaz, pero sí la más descarnada y descarada. Que su brevedad no permita que su público la juzgue por su grosor (o sus kilobytes). Fue redactada por entregas, como se hacía antes. Yo mismo publiqué mi primer título, Bajo presión, en capítulos mensuales, en la revista Astounding, allá por 1955. Y luego se recopiló en un libro que convenció a la crítica pero no al público.

      Para un escritor como yo, capaz de crear la saga Dune, de más de mil páginas, resulta casi irrisorio que alguien pretenda condensar algo interesante en menos de doscientas. Sin embargo, y por eso acepté redactar este prólogo, en este libro mínimo, bajo una capa de cinismo y mucho encuentro carnal (en mi época esto último escaseaba en las narraciones literarias, no así en pasquines clandestinos de gran éxito y difusión, pero siempre apócrifos), bajo esa capa, decía, vislumbramos un mundo nuevo, un futuro tan próximo que casi es pasado, aunque hace cinco años nos habría parecido ciencia ficción.

      Aunque yo fallecí en 1986, los muertos también tenemos nuestro ego, y debo reconocer que inaugurar una colección de libros bajo el sello “Harkonnen” me ha conmovido, así que no supe negarme a redactar estas líneas a su impulsor. Antonio es un auténtico Harkonnen, para bien y para mal. En su casa, como en la Casa Gedi Prime de mi saga, predominan el rojo y el negro. Y al igual que su predecesor, el Barón Vladimir Harkonnen, padece problemas en la piel.

      Le fascina la invasión de la tecnología en el cuerpo y las inesperadas derivaciones de algo que solo William Gibson, supo intuir: Internet. Los demás escritores de ciencia ficción jamás imaginamos algo así. Pero Dyaz ya dio por hecho en anteriores obras de hace décadas que el ser humano tal y como hoy lo conocemos y definimos tiene fecha de caducidad. Y esa fecha está muy próxima. Su formación universitaria estudiando ciencias biológicas hizo que el complejo ecosistema del planeta Arrakis cautivara su atención. Insisto, no soy inmune a los halagos.

      En Asesino Binario hay humor, hay personajes reales que todos ustedes conocen (yo estoy algo desconectado de la realidad, a causa de mi óbito), y cuyos abogados esperamos que no emprendan querellas estériles contra nuestro autor. Como he dicho hay mucho sexo, demasiado, para mi gusto católico, y predicciones que ya se intuían en su ensayo Mundo Artificial o en su novela Unicornio. Pero el enfoque es distinto, más fresco y sin duda más actual.

      Es evidente que estamos ante un cambio de registro. Ha pasado más de un cuarto de siglo desde las brumas poéticas de su primer libro, La clepsidra, en el que las lecturas del Conde de Lautremont, Novalis o Georg Trakl impregnaban y sofisticaban hasta el extremo una prosa exuberante y llena de excesos que la edad ha ido podando y destilando, cosa que celebro desde este no lugar, en el que por fortuna abunda la especia melange.

      Disfruten de la novela y déjenme en paz, ya que aquí no se está tan mal.

      Frank Herbert

      Vir fugiens denuo pugnavit

      «Huir para combatir otra vez»

      Giacomo Casanova

      En el siglo XI Hassan Al Sabbah, conocido como “El viejo de la montaña”, fundó una secta de seguidores tan fieles y feroces que, bajo los efectos del hachís, mataban sin rechistar. Con el tiempo estos hombres fueron conocidos como Hashsha—shin, denominación que dejó paso al término inglés assassin. Hasta que mil años después, en el siglo XXI aparecieron los bitcoins, y el propio concepto de asesino volvió a cambiar.

      Este volumen recoge una excitante novela concebida por entregas, como hicieron en su día Charles Dickens, Philip K.Dick o nuestro gran Vicente Blasco Ibáñez. En este caso se publicaron en la revista YOROKOBU, pero la inmediatez de los tiempos que nos ha tocado vivir hicieron que la novela no llegara a prosperar. El volumen que tiene usted en sus manos (en papel o en pantalla) es una edición revisada, mejorada y actualizada que recopila por primera vez toda la narración.

      El origen de las novelas por entregas se sitúa en Francia en el siglo XIX, donde autores como Alejandro Dumas llegaron a contratar incluso a decenas de colaboradores (negros, en el argot editorial) para dar salida a todas las piezas semanales o mensuales que tenían que despachar. El público esperaba con ansia cada nuevo episodio, y el fenómeno revolucionó


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