Temporada de caza: renacimiento. Martín Zeballos
Temporada de caza:
Renacimiento
Martín Zeballos
Dirección editorial: Natalia Hatt
Corrección: Naiara Philpotts
Diseño de tapa: H. Kramer (en base a diseño de Nadín Velázquez)
Diagramación: H. Kramer
Zeballos, Martín
Temporada de caza : renacimiento / Martín Zeballos. - 1a ed. - Crespo : Autopublicarte, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8332-26-0
1. Narrativa Argentina. 2. Criaturas Fantásticas. I. Título.
CDD A863
© 2020 Martín Zeballos
© 2020 Autopublicarte
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Vieytes 1254. Crespo, Entre Ríos. Septiembre de 2020.
Contenido
5. NOS PERSIGUEN LAS DESGRACIAS
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1. RECUERDOS
En un buque carguero sobre el río Paraná
—Él murió esa noche y no hay nada más por hacer —dijo el hombre que estaba sentado a la cabecera de la mesa. Eran cinco en total, pero solo uno era la voz del grupo.
—¡Me rehúso a aceptarlo! —exclamó ella con toda la fuerza de sus pulmones. Quiso dar un paso hacia el frente, pero el guardia la sostuvo del hombro por detrás.
—Eso no tiene importancia. Ahora bien, las opciones son unirse a nosotros o sufrir las consecuencias que tienen los testigos.
—No puedo creerlo —ella sonrió con una mueca burlona—, esto ni siquiera tiene sentido. Este lugar. Me resulta estúpido que, si quieren proteger a la humanidad, se deshagan de los testigos. ¡Ustedes son los monstruos!
—Se llama daño colateral —dijo el hombre sin inmutarse—. Ya sabe, la vida de uno por las de millones. Suena terrorífico y hasta contradictorio, sí. De todas maneras, alguien tiene que tomar las decisiones: y para eso estamos nosotros. Gracias a su magnífico potencial, usted tiene chances. También debería agradecérselo a su amigo.
»Así que, no lo haga más difícil y decida qué desea hacer. Si se une a la empresa, recibirá el entrenamiento adecuado de un conspirador. Sepa que eso implicará que las vidas de estos testigos por los que tanto reclama, ahora, estarán en sus manos.
Ella sopesó cada palabra y trató de ver todas las variantes posibles. En alguna parte había una posibilidad de cambiar aquel mundo que se movía entre las sombras. Tal vez ella pudiera hacer la diferencia. Se le aflojaron las piernas, aunque se mantuvo firme en su lugar, cuando pensó que la vida de inocentes dependería de ella. Ya fuese que tuviera que salvarlos de las fauces de los engendros, como si debía que deshacerse de ellos. No quería, no lo aceptaba. Pero tampoco quería morir. Deseaba mantenerse con vida.
«Quizás yo