Una bala, un final. Pepe Pascual Taberner
—Hábleme de Canaris y del Abwehr.
—Le conocemos mucho y poco. Es de mente brillante, un buen líder para el Abwehr, que ahora posee una estructura más cohesionada. Ha demostrado que configura bien sus estrategias, pero, ante todo, es un excelente diplomático. El espionaje no es únicamente observar y recopilar, Charles, sino negociar. Y en eso, Canaris es un experto.
—Andrew me dijo que mantuvo relaciones en Italia.
—También en Sudamérica y en España. Después del armisticio de 1918, gracias a sus contactos, medió entre empresarios, banqueros, políticos, fabricantes de armas… Sorprendente, ¿verdad? El dirigente del Abwehr tiene ojos y oídos en medio mundo.
Charles se recostó y dio una lenta calada.
—¿Qué opina usted de él?
—Le respeto. Y tú deberías hacer lo mismo.
—Señor, confía en la camaradería militar de ese hombre y que su condición de marino precede a su ideología…
—… Exactamente, porque Canaris es un oficial de la Marina Alemana. Su historial y actitud no van alineadas con la ideología nacionalsocialista. Por eso confío en encontrar su lado más diplomático, más sincero.
Charles lanzó el humo hacia el techo.
—¿Y si no es así?
—Entonces olvidaré esa vía de comunicación y la buscaré en otra persona. Pero no hay mejor oportunidad que esta; ¡Canaris es el jefe de servicio de inteligencia!
—Parece tan complicado…
—Así es, querido amigo. Y tienes que ser muy eficiente para que tengamos éxito. —Sir Thomas se levantó y dejó el plato con la taza en la misma mesa. Puso sus manos en los bolsillos y le miró.— Te escogí porque Canaris es imprevisible, al igual que tú. En Roma tenemos otra oportunidad, puesto que Mario Roatta, su homólogo en Italia, mantiene buena relación con él. Sin embargo, no contábamos con esta convención en Inglaterra y tenemos que participar; tienes que estar ahí.
Charles se levantó y sintió el calor del fuego en la mejilla.
—Reconozco que me apasiona esta misión, aunque quiere que me acerque a uno de los hombres más poderosos del Tercer Reich.
—A uno de los hombres más importantes en Alemania. Insisto, Canaris no persigue la idea de un Tercer Reich. Y, si sigues negando esa posibilidad, entonces fracasarás en la misión. Solo tendrás éxito si crees en ello y eres capaz de transmitirlo a Canaris; directa o indirectamente.
—Sí, señor. —Dijo aleccionado.
—Cada día que pasa, la guerra es una tragedia para el pueblo español. Aunque no lo creas, su angustia no le importa lo más mínimo a ningún gobierno europeo. Solo esperan que ninguna bala llegue a sus fronteras. Cuando antes lleguemos todos a un acuerdo, antes bloquearemos España impidiendo que la guerra se extienda.
—Mientras tanto, usted y yo nos acercaremos a Canaris.
—Y aprovecharemos esta crisis internacional para estrechar lazos con el verdadero peligro de Europa.
Charles asintió convencido. Sir Thomas cogió la botella de Millars para servir a los dos. Alzando su vaso, dijo:
—¡Por tu éxito!
Brindaron y Sir Thomas vació el vaso de un trago.
—Puedes quedarte la botella, te vendrá bien.
—Se la iba a pedir igualmente. —Alegó riendo.
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