La subalternidad, lo excepcional y la guerra en Colombia (2005-2010). Luis Eduardo Lamus Parra

La subalternidad, lo excepcional y la guerra en Colombia (2005-2010) - Luis Eduardo Lamus Parra


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democrática en común.

      Por ello, consideramos que la coyuntura de los años 2005-2010 hace una suerte de bisagra decisiva para pensar una novedosa, y siempre aplazada, revolución democrática en Colombia, la cual se despliega cuando se trata de resolver la crisis de hegemonía del Estado y se puede leer desde la coyuntura, que hemos estudiado. Intuimos que esta se proyecta sobre el presente y el futuro del país. Este libro, justamente, propone una nueva forma constituyente de ese mundo común subalterno, aquel que nace desde los territorios y con las fuerzas subalternas. Y con ellos y con ellas, se proyecta una nueva y promisoria ciencia política de la democracia.

      En efecto, a partir de la praxis social y política de los subalternos pensamos con esta investigación en una nueva ciencia política de la democracia, animada por la filosofía de la praxis, como norte en la discusión. Este proceso marca el derrotero investigativo del Grupo Presidencialismo y Participación en sus dieciocho años, sumado a ello las catorce versiones del Seminario Internacional Antonio Gramsci que hemos realizado tomando como asiento a la Universidad Nacional de Colombia.

      Estas dinámicas sociales y políticas en comento se probarán en los capítulos que siguen, articuladas desde lo local, las regiones, algunos departamentos y las ciudades principales. Por lo tanto, advertimos que este ejercicio de investigación es exploratorio, en tanto la praxis política subalterna con sus consecuencias históricas aún se desenvuelve actualmente en el país, con sus propias dinámicas. El tiempo de la política es también el tiempo de la paz democrática.

      Pero la genealogía de estos procesos en curso viene signada por el periodo coyuntural estudiado en el libro, porque fue, en palabras de Antonio Gramsci, inmediatamente decisiva. Decisiva para marcar los límites a la guerra irregular tradicional y decisiva para registrar una posible revolución democrática, que no se agota en el año 2010, cuando termina el examen exploratorio aquí referido, sino que se despliega más allá de la guerra social.

      Con este trabajo de conjunto, titulado La subalternidad, lo excepcional y la guerra en Colombia (2005-2010), continúa el grupo de investigación Presidencialismo y Participación con la firme convicción y la acción manifiesta de realizar contribuciones que desde la ciencia política expliquen las luchas subalternas en el país, critiquen por esto la guerra irregular y propongan nuevas dinámicas sociales y políticas que consulten la participación democrática y las decisiones inteligentes del común en la diversa y plural sociedad civil colombiana, hasta lograr liberarnos, como en Cien años de soledad, de la peste de la guerra.

      Para complementar las temáticas que se desarrollan en la presente investigación sugerimos al lector acucioso un acercamiento conceptual a los trabajos que el grupo de investigación ha publicado en los últimos años, a saber: Antonio Gramsci y la crisis de hegemonía: la refundación de la ciencia política (2013), Antonio Gramsci y el pensamiento de ruptura (2016), La lucha contrahegemónica de las FARC-EP (1998-2002) (2016) y Antonio Gramsci, subjetividades y saberes sociales (2016).

      Juan Carlos García Lozano

      Editor

      Grupo de investigación Presidencialismo y Participación

      Universidad Nacional de Colombia

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      INTRODUCCIÓN

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      MIGUEL ÁNGEL HERRERA ZGAIB*

      En la presente investigación politológica partimos de la siguiente hipótesis: entre los años 2005-2010 existe la emergencia de una revolución democrática en Colombia animada por las luchas e iniciativas sociales, políticas, económicas y culturales, desarrolladas por los grupos y clases subalternas. Esta revolución en curso interrumpido, siguiendo la lectura de Antonio Gramsci, no ha logrado aún la solución de la crisis orgánica que vive el bloque de poder que gobierna el país; es, en mayor medida, el producto de las desigualdades sociales que la misma Constitución Política vigente reconoce y que enfrenta como bloque social alternativo las dificultades para realizar una revolución social. Asimismo, la inoperancia de las clases dominantes para solucionar la crisis de hegemonía que significaría un consenso (Narváez, 2005, p. 90).

      En este periodo coyuntural se sigue definiendo y elaborando, en las diversas luchas transversales y locales, el antagonismo social que constituye la relación trabajo-capital, develada, primero, al final de los años 40 del siglo XX, en la cual los grupos subalternos se han venido reconociendo y enfrentando a los grupos dominantes.

      Los grupos subalternos pugnan por lograr convertirse en un sujeto político autónomo que logre procesos de autonomía y de igualdad real y efectiva, mientras que grupos dominantes –queriendo mantener el statu quo después del Frente Nacional– buscan imponer a toda costa un modelo de desarrollo neoliberal que profundiza las desigualdades sociales ya existentes, y compromete la dinámica del desarrollo interdependiente.

      De esta manera, se inclina la balanza en favor de su principal socio, los EE. UU., tanto en la guerra interna como en la relación de la plusvalía extraída regularmente de trabajo nacional en las explotaciones rurales, los megaproyectos, la extracción minera y la economía de servicios en lo urbano, con los cuales el capital financiero transnacional marcha al comando de todos los emprendimientos capitalistas en Colombia.

      En particular, en este balance político, se trata de observar y analizar de qué forma los grupos y clases subalternas se han organizado políticamente para lograr sus objetivos, qué tipos de conflictos los condicionan y los impulsa a movilizarse y qué ganancias tienen a lo largo de este periodo, 2005-2010.

      Como consecuencia, emergen con urgencia dos objetivos a tratar en la investigación. El primero de ellos es ubicar a nivel histórico la configuración de grupos y clases sociales, observables en los años de estudio y que se constituyeron en una relación de tensión permanente. El segundo es comprender qué papel juega el periodo comprendido entre 2009 y 2010, en lo que consideramos el devenir de un movimiento orgánico que es manifestación de una crisis orgánica de larga duración en Colombia, la que se hizo manifiesta durante los años 1947 y 1948 con la movilización del gaitanismo (Herrera Zgaib, 2005).

      Entonces es necesario resaltar que lo señalado como elemento crítico, para signar una crisis específica, durante la segunda mitad del segundo gobierno de Uribe Vélez, es la existencia de una doble oposición férrea al mismo proyecto político dominante: la que pone de presente que hay diferentes propuestas políticas, económicas, culturales y sociales tanto para el país como para los territorios, escenarios o colectivos de personas específicas. Tal es la propuesta subalterna.

      Dicha oposición y conformación de un posible bloque subalterno está en clara contraposición con las políticas públicas desarrolladas por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, y en particular, contra la política pública de guerra llamada Seguridad Democrática según se desprende de sus planes de desarrollo.

      Ahora bien, la relación de oposición y alternativa entre los grupos sociales y políticos que encaran el gobierno Uribe se configura de tal manera debido a tres circunstancias:

      1.Aquellos grupos subalternos que tienen la vocación de ejercer el poder en el marco del Estado colombiano, se encontraban durante los años 2005-2010 en la situación de ser gobernados y no ser gobernantes; por esta razón, era su objetivo sustituir al Gobierno nacional. Tal es el caso de algunos partidos políticos alternativos y de los grupos insurgentes que a su manera planeaban la toma del Estado, quienes, sin embargo, debían someterse al Gobierno o como mínimo contar con la realidad fáctica de este y resistir, combatir o disputar en el marco de esa realidad del poder instituido.

      2.Aquellos grupos que no pretendían ejercer la dirección del Estado, pero que no estaban de acuerdo con las decisiones del Gobierno nacional, tenían que ceñirse a ellas o entrar en una relación de resistencia contra el régimen político en funciones, dado el carácter vinculante que estas decisiones tienen respecto a la población nacional y sus instituciones.


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