Rumiar. Martín Guerrera

Rumiar - Martín Guerrera


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interesante. Mira.

      Job 40 ( NTV)

      40 Entonces el SEÑOR le dijo a Job:

      2 “¿Todavía quieres discutir con el Todopoderoso?

      Tú críticas a Dios, pero ¿tienes las respuestas?”.

      Job responde al SEÑOR

      3 Entonces Job respondió al SEÑOR:

      4 “No soy nada, ¿cómo podría yo encontrar las respuestas?

      Me taparé la boca con la mano.

      5 Ya hablé demasiado; no tengo nada más que decir”.

      El SEÑOR desafía otra vez a Job

      6 Luego el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino:

      7 “Prepárate, muestra tu hombría porque tengo algunas preguntas para ti y tendrás que contestarlas”.

      Más allá del contexto de Job y su justo planteo, la situación era compleja. Lo que quiero que veas, es que Dios escuchó y escucha. Pero en un momento dijo: “Ahora me toca a mí”. ¿Te imaginas si Dios nos dijera: “Para, ahora quiero hablar yo, y deberás escuchar”?

      Quiero invitarte a que puedas pensar si estás hablando con Dios o practicando un monólogo diario. E invitarte a que puedas cambiar y ser parte de una sociedad que sabe escuchar para poder construir, pero también un hijo que escucha la voz de su padre para aprender y conocerlo.

      Capítulo 4. Extiende tu mano

       Si crees que tan lejos estás

       Y ya no puedes volver.

       Si crees que nadie puede ver tu dolor

       Y nadie lo entenderá.

       Si crees que la soledad rasgó tu corazón,

       Mírame.

       Extiende tu mano hacia mí,

       Aquí estoy.

       Extiende tu mano hacia mí,

       Mi amor no cambió.

       Extiende tu mano hacia mí,

       Corre hoy, yo cuidaré tu corazón.

       Si crees que tus lágrimas el tiempo las secó,

       Si crees que tus heridas aún siguen causando dolor,

       Si crees que esa noche nadie vio,

       Yo te vi, estuve ahí.

      ¿Qué se te cruza por la cabeza cuando lees “extiende tu mano”?

      Te cuento lo que me paso a mí. Fueron dos pensamientos los que me cruzaron cuando escuché estas palabras. El segundo vino días después. Me encontraba estudiando en otra ciudad, lejos de mi casa. Mi papá estaba internado porque después de una operación tuvo una complicación y luchaba por salir bien de la misma. Yo tenía que seguir con mi vida de estudio sin poder hacer mucho. Una mañana, al salir hacia el lugar donde cursaba y mientras esperaba el bus, escuché: “extiende tu mano”. Fue tan clara su voz que no quedó duda. Esa frase, en ese momento, en ese día, estremeció mi ser. Mientras iba viajando seguía pensando en lo que había escuchado de Dios, esa frase que apareció en un lugar ordinario, pero que lo convirtió en una experiencia extraordinaria. “Extiende tu mano hacia mí, aquí estoy”, es una frase que estuvo conmigo todo ese día, se convirtió en canción y hoy sigue estando. Sin duda desde ese día pude entender que cuando creemos que estamos solos, que quizás estamos pasando las peores cosas y nos sentimos lejos de todos. Sólo hay que hacer una cosa: extender nuestras manos a Él. Dios está más cerca de lo que creemos. Lo mismo le pasó a Pedro. ¿Te acuerdas?

      Mateo 14:29-31 (NVI)

      29 —Ven —dijo Jesús.

      Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. 30 Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:

       —¡Señor, sálvame!

      31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:

       —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

      ¿Quién no conoce esta historia? Hasta aquellos que no profesan la fe saben que Pedro caminó sobre las aguas, pero ese no es el punto, sino lo que hizo Jesús. Él se les apareció sobre el mar a sus discípulos. Pedro, impulsivo como era, se lanzó y empezó a caminar sobre el mar, pero la duda entró y empezó a hundirse. Sin dudar gritó pidiendo ayuda. Jesús extendió su mano y lo salvó. Esta historia es asombrosa. No es mi intención juzgar la falta de fe en el último instante de Pedro. Pero sí, el grito de socorro hacia la dirección correcta: “Señor, sálvame”. Por eso, no dudes cuando sientas que estás a punto de ahogarte. Extiende tu mano; Dios está cerca.

      Recuerda siempre: Dios está cerca, al igual que con Pedro, para extender su mano. Sólo hay que tener presente dos actitudes: primero, saber que está cerca y pedir ayuda y segundo, tomar Su mano.

      Y como dije al principio, esta frase tiene, si se quiere, dos direcciones: una, Dios hacia nosotros y la segunda, nosotros hacia nuestro prójimo.

      ¿Cuándo fue la última vez que tú extendiste tus manos para ayudar? No te olvides nunca de mirar a tu alrededor, que en tu mundo más próximo verás que hay muchas personas que necesitan que tú y yo extendamos la mano. Que mis problemas y los tuyos se hacen más pequeños cuando miramos al “próximo” y extendemos nuestras manos.

      Así que no te olvides. Él, Dios, extiende su mano acercándose a ti. Pero también recuerda extender tus manos también para acercarte a otro.

      Capítulo 5. Es... tu Amor

       Es tu amor que me da valor,

       Es por tu cruz que vivo hoy.

       Es tu amor que me dice quién soy,

       Es en tu abrazo que puedo saber

       Que tú eres mi Dios (mi Padre).

       Soy la prueba fiel de tu amor,

       Sin ti yo no podría ser quien soy.

       Fue tu amor quien me encontró

       Y me amó tal como soy.

       (Fragmento de la Canción “Es tu amor”)

      Hay una canción que compuse hace mucho tiempo que se llama “Es tu amor”. Parte de ella es lo que leíste al empezar. Mi intención no es decirte verdades que jamás hayas escuchado, sino más bien recordarte aquellas que, seguramente, ya sabes, pero a veces se olvidan. Por eso, para mí es importante hablarte sobre el AMOR DE DIOS. Espero no ser sólo uno más filosofando sobre el amor, que intenta llenar de palabras poéticas y rimas al pasar, sino alguien que te recuerde que Su Amor, lejos de ser metafórico, ni poético, muchos menos mezquino, es REAL.

      Buscamos desde que somos pequeños sentirnos amados y amar. Esto será para nosotros siempre una búsqueda natural, sentir la plenitud del amor llenando cada fibra de nuestras vidas. Es natural, fuimos diseñados así. El amor nos estructura, nos da seguridad, valor, nos dignifica, nos impulsa. Por amor podemos dar nuestra vida y dar vida, pero también muchas veces por amor se han hecho cosas incorrectas. Y es por eso que desde hace siglos filósofos, poetas y eruditos han filosofado sobre el amor, generando teorías, ideologías y falsas verdades, confundiendo a la sociedad desde siempre, generando idearios erróneos. Películas, novelas, escritores, poetas, canciones, distintas maneras de contar el amor


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