Economía española y del País Valenciano. Autores Varios

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A causa de que, por su propia naturaleza, muchas de las actividades terciarias no pueden incorporar progreso tecnológico al proceso productivo y, por lo tanto, no pueden aumentar la productividad. Además, es el sector en el que se da una competencia más imperfecta.

      Vicent Soler

      Universitat de València

      El crecimiento –y el cambio estructural, también– de una economía, estudiado en el capítulo 1, puede explicarse de varias maneras. La más sencilla es la que entiende que el crecimiento económico (Y) puede deberse a un incremento de la población ocupada (L) y/o a un aumento de la productividad del trabajo (). O bien, por ambas cosas a la vez.

      Para averiguar la contribución de cada uno de estos componentes al crecimiento económico se utiliza la llamada contabilidad del crecimiento, que aplica técnicas cuantitativas para medir la contribución de cada uno de estos componentes.

      Partimos de la evidencia de que . Consiguientemente, en términos incrementales, podemos escribir que . Es decir, como acabamos de señalar, podemos cuantificar el crecimiento económico () como la suma del crecimiento del empleo () y el de la productividad ().

      Evidentemente, el crecimiento económico muestra diferentes contribuciones relativas del empleo y la productividad, según economías y períodos. Si comparamos, por ejemplo, el caso americano, el europeo y el español, encontramos que, para el período de 1961 al 2002, Estados Unidos (EE. UU.), para un crecimiento económico () de un 2,2% de media anual acumulativa, un 73% era atribuible al incremento de la productividad () y el 27% restante, al aumento del empleo (). En contraste con el caso europeo, porque aquí, para un crecimiento del 2,5% anual acumulativo, un 96% se atribuía al incremento de la productividad y tan sólo el 4% restante al aumento del empleo, según European Economy, una revista oficial de la Comisión Europea.

      El caso español seguía las pautas europeas porque se atribuía el crecimiento económico anual medio (que fue de un 3,3%) en un 94% al crecimiento de la productividad y sólo en un 6% al aumento del empleo. Es decir, el crecimiento económico español se producía, según esta publicación, mediante el aumento de la productividad del trabajo y no tanto por el incremento del uso del factor trabajo, medido en términos de aumento de la población ocupada.

      Ahora bien, para el período más corto (y reciente) de 1975 a 2002, la tasa de crecimiento medio anual acumulativo para la economía de EE. UU. era del 3,2% –mayor que para el período de 1961 al 2002–, y se atribuía a partes iguales (50%) al incremento de la productividad y al del empleo. Para la economía de la Unión Europea, el crecimiento calculado era menor, del 2,4%, del cual se atribuía un 75% al crecimiento de la productividad y el 25% restante al del empleo. Para España, el crecimiento económico calculado era mayor, del 2,8%, del cual se atribuía un 65% al crecimiento de la productividad y un 35% al del empleo.

      Como se puede ver, en los tres casos el papel del crecimiento de la productividad ha disminuido en tiempos más recientes a la vez que ha aumentado el papel del crecimiento del empleo, aunque sigue habiendo diferencias significativas porque la contribución de este último era mayor en el caso de EE. UU. y siempre menor en los casos europeo y español.

      Es importante destacar que este cambio se ha agudizado significativamente en los últimos años. Desde finales de los noventa, la principal contribución al crecimiento económico español la ha aportado el aumento de puestos de trabajo. Incluso, en la segunda parte de esa década, la contribución del crecimiento de la productividad fue negativa, como se puede comprobar en la tabla 2.1.

       Tasas de variación del VAB real, empleo (horas trabajadas) y productividad en la economía española (%)

      Fuente: INE y elaboración FBBVA.

      2.2.1 El empleo

      Si nos centramos en el crecimiento de la población ocupada (), observaremos que depende del incremento de la población y de la parte de ésta que participa activamente en el mercado de trabajo (ocupados con relación a habitantes). Ahora bien, dada cierta población, depende


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