Caballeros del rey. Jorge Sáiz Serrano
del memorial que el 26 de marzo enviaba a su representante en Roma.[145] Según reconocía, ese día ya había pagado y enviado a unirse con Piccinino en la marca a 2.400 caballos (800 lanzas) a cargo del duque de Melfi (Tommasso Caracciolo) y tres condottieri de su ejército. Pretendía reunir para el 23 de abril 10.000 caballos. Informaba cómo ya había dado medio acorriment e imprestanza a 3.000 lanzas, procedentes de las ciudades del dominio real y de diferentes capitanes, y confiaba completar pronto la mitad restante. Pero una grave enfermedad del rey retrasó los planes hasta fines de junio. En julio las fuerzas que comandaba a unirse al ejército papal en la marca de Ancona contra Sforza se habían reducido a 5.000 caballos, según informaba al príncipe de Tarento solicitándole que enviase efectivos, reducción quizás relacionada por el empleo de parte de las tropas en un contingente expedicionario enviado en apoyo de sus aliados en Génova.[146]
A mediados de julio el rey partió de Capua hacia el norte, hacia Teano, donde esperaba reunir el conjunto de sus fuerzas. Pero un nuevo y grave contratiempo, una rebelión baronial, le obligó a dividir su ejército y a desistir de marchar personalmente hacia la marca. El noble siciliano Antonio de Centelles Ventimiglia, marqués de Crotone y virrey de Calabria, quien marchaba con 300 caballos a reunirse con el ejército real, se declaró en rebeldía y retornó a sus dominios del sur donde se acantonó. El rey canceló su marcha hacia el norte y tuvo que fraccionar el ejército que había ido contratando en dos frentes, hacia al norte, a los Abruzos, y hacia el sur, a la Calabria.[147] Regresó con el grueso de sus fuerzas hacia Nápoles, enviando en persecución de Centelles inicialmente a 1.000 caballos dirigidos por Paolo di Sangro. Sólo pudo enviar hacia el norte a un contingente dirigido por el noble aragonés Lope Jiménez de Urrea, camarlec, por el caballero valenciano Gracia de Cabanyelles, conde de Troia, y por el conde Orso Orsini, canceller del reino napolitano. Unas fuerzas que se unirían a las tropas que mantenía en los Abruzos, en Atri, Ramon Boïl. Pero antes de que ese ejército se reuniese en el norte, la situación militar había girado completamente a favor del conde Sforza quien entre julio y agosto desbarataba las tropas del condottiere real Niccolo Piccinino. Sforza reconquistó toda la marca de Ancona y venció y capturó al hijo de Piccinino por lo que las fuerzas del Magnánimo tuvieron que desplegarse en la frontera de los Abruzos, antes de retirarse a sus cuarteles invernales a fines de noviembre. Todo lo que se había ganado el año anterior en la marca lo recuperó victoriosamente Sforza en dos meses, obligando a las tropas reales a mantener una posición defensiva. Mientras tanto, el rey, al mando de la mayor parte de las tropas que había contratado en la primavera, dirigía personalmente una larga campaña en Calabria contra Antonio Centelles, marqués de Crotone, desde mediados de octubre de 1444 hasta fines de febrero de 1445. En unas operaciones en pleno invierno pudo rendir Crotone en enero y Catanzaro, donde se había refugiado Centelles, en febrero. A inicios de marzo regresaba hacia Nápoles.
En mayo de 1445 en Nápoles se volvía a preparar otra campaña en la marca contra Sforza. El Magnánimo aprovechaba la necesidad del pontífice Eugenio IV de ayuda frente a la presión militar de Sforza sobre los estados papales y renovaba su alianza, obteniendo las últimas concesiones de su bula de investidura sobre el reino napolitano. También recuperaba su alianza con el duque de Milán, de nuevo enfrentado con su yerno Sforza, por lo que la coyuntura era más que propicia para expulsar definitivamente al conde de la marca de Ancona.[148] Para las operaciones del verano de 1445[149] de nuevo movilizó un considerable ejército, que podemos conocer a partir de los fragmentos de cèdules de la tesorería conservados de ese año, entre septiembre y diciembre.[150] A finales de julio el rey salió de Capua hacia Teano, donde debían concentrarse, camino del norte, las fuerzas contratadas. Encontró dificultades para articular las tropas asoldadas, ya que tardaron en llegar al punto de reunión y, como confesó, tuvo que ralentizar su marcha para evitar el desprestigio de atravesar tierras de barones con pocas compañías de gente de armas.[151] Pero a inicios de septiembre el conjunto de tropas reales fueron llegando a los Abruzos. En total, según revelan los pagos de soldada de septiembre y octubre recogidos en las cèdules de la tesorería, había movilizado un ejército de cerca de 4.500 hombres: 2.746 caballos (915 lanzas y 1 tercio de lanza) organizados en 168 comitivas armadas y 1.596 efectivos de infantería (entre 1.400 infantes y 191 espingarderos).[152] Parte de esas tropas, en concreto 1.652 caballos (550 lanzas y 2 tercios de lanza) organizados en 62 comitivas armadas, las enviaría al mando del noble siciliano Giovanni de Ventimiglia, marques de Gerace, a unirse a las fuerzas papales que combatían a Sforza en la marca de Ancona. Pero el monarca y el resto del ejército no pasaron a la marca sino que permanecieron en los Abruzos, debido a la carestía de víveres en la zona, castigada por el constante trasiego de tropas y, en parte, por desconfianza respecto a las tropas papales, comandadas por el cardenal d’Aquileia. En los Abruzos las fuerzas reales iniciaron el asedio del último reducto que disponía el conde Sforza en el reino napolitano, el castillo de Civitella. Pero a comienzos de septiembre el rey se retiró hacia el sur, primero a Teramo y más tarde a Atri, dejando el mando de las operaciones del ejército real que asediaba Civitella a Ramon Boïl y enviando un pequeño contingente a cargo de Berenguer d’Erill a reforzar las tropas del marqués de Gerace. El resultado de las operaciones fue un completo éxito. Las fuerzas combinadas papales y reales lograron entre noviembre y diciembre ocupar la práctica totalidad de la marca de Ancona, expulsando al conde Sforza y sus tropas: de hecho, el 25 de diciembre Boïl rendía Civitella.
Para finales de 1445 por fin parecía que la situación militar tanto el extremo norte del reino, en los Abruzos, como en la vecina marca de Ancona, se estabilizaba a favor del Magnánimo y sus aliados, el papa y el duque de Milán. Sin embargo tan sólo se trataba del parón invernal de las operaciones. En primavera el conde Sforza reinició las hostilidades y continuó combatiendo las tierras papales. Contaba con el decidido apoyo de Venecia y Florencia: Venecia se encontraba en enfrentamiento abierto con Milán desde 1426 y se oponía a cualquier alianza entre Visconti y el Magnánimo; Florencia, aliada a su vez de Venecia, no podía consentir que el rey consolidara su influencia sobre el papado. La permanente guerra entre los estados norditalianos favorecía las intenciones de los comandantes profesionales, entre ellos el conde y condottiere Sforza quien, buscando consolidar un estado propio en la marca de Ancona, reaunudaba las operaciones a mediados de marzo. Ante ello era necesario que el ejército del rey continuase operativo para una nueva campaña en las fronteras norte del reino napolitano, en los Abruzos, pero también en Nápoles y otras ciudades reales. Por ese motivo, desde febrero de 1446, las finanzas reales siguieron pagando la soldada (acorriments e imprestanza) al conjunto de sus tropas, tanto a las que habían pasado el invierno en la frontera como a aquéllas retornadas a Nápoles.
El 3 de febrero de 1446 el monarca informaba al cardenal de Aquileia que esperaba reunir un ejército de 2.000 caballos y 1.000 infantes, aunque confiaba ampliarlo hasta 9.000 caballos para marchar personalmente hacia la marca en abril.[153] Aunque era una previsión optimista por las dimensiones y fecha de partida, la información de la tesorería confirma el inicio de la articulación del ejército en febrero. Ese mes comenzaba un ciclo de pagos de soldada que continuaría a lo largo de todo el año. Es probable que todavía no se se conociese la partida de las tropas, pero era necesario iniciar el lento proceso de articulación del ejército librando los correspondientes adelantos fraccionados de soldada. Las cèdules de la tesorería del primer semestre de 1446 permiten conocer la mecánica del pago y la cuantía de las tropas. En febrero el tesorero Mateu Pujades comenzaba a pagar 4 duc. por lanza y en marzo el cumplimiento de la emprestança de 60 duc. a 1.675 caballos (558 lanzas y 1 tercio de lanza) dispuestos en 135 pequeñas comitivas de la escuadra real.[154] En abril el tesorero libraba media emprestança (30 duc.)