El infierno está vacío. Agustín Méndez

El infierno está vacío - Agustín Méndez


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por parte de sus diversos «ayudantes» espirituales. Uno de ellos tuvo lugar cuando desobedeció el pedido del gato Tibb de colaborar con Chattox y su hija Anne Redferne en la fabricación de figuras de arcilla a imagen y semejanza de los miembros de la familia Nutter para embrujarlos. La negativa derivó en que su demonio personal la empujara hacia una zanja, haciéndole perder la leche que llevaba en un recipiente y había obtenido mendigando.77 A su vez, los problemas de visión que la aquejaban desde hacía años (al momento del juicio era una anciana octogenaria) se debían al accionar de Fancie, quien prácticamente le había quitado la vista (most of her sigh).78 En otra oportunidad, el mismo espíritu, esta vez bajo la apariencia de un oso, la arrojó violentamente contra el piso solo porque aquella no le había dirigido la palabra.79