Prietas las filas. José Ignacio Cruz Orozco

Prietas las filas - José Ignacio Cruz Orozco


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del montañismo que llegaron al poco tiempo.14

      Debo insistir en la importancia de esos intercambios. Por un lado suponían una ayuda directa al facilitar el contacto con experiencias y materiales de todo tipo, entre los que ocupaban un lugar destacado los textos doctrinales y organizativos. Y de un modo más indirecto, dejaban toda una estela de influencia más difusa, difícil de aquilatar pero de indudable trascendencia entre los miembros y los cuadros de la Falanges Juveniles que participaban en ellos. Sobre este último aspecto debe tenerse en cuenta que en aquella época la salida fuera de las fronteras resultaba excepcional para cualquiera, y más todavía si se trataba de jóvenes muchachos.

      Pero no fueron solo los contactos, las visitas o las muestras de atención puntuales. El interés, e incluso el compromiso de las autoridades del Frente de Juventudes con la Hitlerjugend llegaron a algo más y de una manera formal, enmarcada en un serio compromiso institucional. Me estoy refiriendo en concreto a la participación de la entidad española en el Primer Congreso de las Juventudes Europeas, que se celebró en Viena en septiembre de 1942. El encuentro fue convocado conjuntamente por los responsables de las políticas juveniles de Alemania e Italia y no fue un acto puntual, sino que se trataba de un señalado eslabón dentro de una empresa de amplio calado. Buena muestra de ello es que para preparar la reunión se habían celebrado varias reuniones preparatorias en Weimar, Florencia y Roma. El objetivo final de todo el proceso consistía en organizar en el ámbito de la juventud el «orden nuevo», que las potencias del Eje estaban intentando instaurar en Europa a sangre y fuego.

      De acuerdo con todas esas referencias, resulta evidente que el Primer Congreso de las Juventudes Europeas tuvo una destacada importancia. No se trató de una asamblea vacua de contenido, ni de una reunión más. Tanto por su orientación, como por el número de participantes, como por el nivel de las representaciones, se trató de una iniciativa señalada, destinada a poner en pie la coordinación efectiva de elementos significativos de las políticas de juventud de una serie de regímenes, los cuales contaban con bastantes puntos de contacto en sus idearios políticos y que eran aliados, con mayor o menor compromiso, en una guerra mundial. La dirección la ostentaron en todo momento los dirigentes juveniles de la Italia fascista y de la Alemania nazi. En este último caso, Von Schirach, responsable en aquellas fechas de la Hitlerjugend, tuvo una actuación especialmente destacada.

      Sobre la participación de los falangistas en el congreso de Viena contamos con algunas opiniones de interés. Existe una interpretación que insiste en remarcar las distancias que existieron entre estos y los representantes alemanes, subrayando las diferencias doctrinales y programáticas entre la Falange y el nacionalsocialismo. Un buen ejemplo de esa postura la localizamos en la rememoración que realizó casi medio siglo después de los acontecimientos Jorge Jordana, uno de los más significados dirigentes del Frente de Juventudes y de las Falanges Juveniles de Franco.

      Como indica Jordana, es cierto que existieron discrepancias entre los falangistas y los dirigentes de la Hitlerjugend, sobre todo relacionadas con el papel que debían desempeñar las entidades religiosas y la familia en la formación de los jóvenes. Otras fuentes lo corroboran. Es el caso de Leopoldo Eijo-Garay, obispo de Madrid-Alcalá y asesor nacional de Moral y Religión del Frente de Juventudes, quien también recordaba ese congreso, aunque dejó testimonio de su rememoración en fecha más temprana, ya que las palabras que cito a continuación fueron pronunciadas en 1946.


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