Tristes por diseño. Geert Lovink
href="#ulink_e852dae7-8e3d-5775-943f-b72aa6a1801d">3Slavoj Žižek sobre Trump, el Brexit, y las fake news, Channel 4 News, 13 de febrero de 2017. https://www.youtube.com/watch?v=ByKXcIPi7MI.
4Véase: https://www.computing.co.uk/ctg/news/3036546/decentralising-the-web-why-is-it-so-hard-to-achieve.
5Jarett Kobek, I Hate the Internet [Odio Internet], Serpent’s Tail, Londres, 2016, pág. 25.
6danah boyd, «Did Media Literacy Backfire?», 12 de enero de 2017: http://dmlcentral.net/media-literacy-backfire/.
7En 2018, OR Books publicó una reimpresión del clásico de 1971 Para leer al Pato Donald, de Dorfman y Mattelart: https://es.wikipedia.org/wiki/Para_leer_al_Pato_Donald
8Cathy O’Neil, Armas de destrucción matemática, Madrid, Capitán Swing, 2017.
9Véase https://www.cjr.org/tow_center/donald_trump_media_organization.php. «De muchas maneras, Donald Trump se ve a sí mismo no solo como opuesto a la prensa existente sino en competencia con ellos, también». La pieza argumenta que, a través de Twitter y otros varios canales, Trump está dirigiendo su propia compañía de medios. (Gracias a Marc Tuters por la referencia.)
10Kristin Dombek, The Selfishness of Others—An Essay on the Fear of Narcissism, Farrar, Straus & Giroux, Nueva York, 2016.
11Jennifer Schuessler, «I’m OK, You’re a Narcissist», New York Times, 31 de julio de 2016: https://www.nytimes.com/2016/08/01/books/review-the-selfishness-of-others-or-im-ok-youre-a-narcissist.html
12Dan P. McAdams, «The Mind of Donald Trump», The Atlantic (junio de 2016): https://www.theatlantic.com/magazine/archive/2016/06/the-mind-of-donald-trump/480771/. En español en Perfil.com (enero 2017): https://www.perfil.com/noticias/elobservador/que-tiene-trump-en-la-cabeza.phtml
13Ibid.
14Tara Burton, «Apocalypse Whatever», Real Life (13 de diciembre de 2016), http://reallifemag.com/apocalypse-whatever/.
15Materiales sobre el concepto propuesto de «redes organizadas» sobre el que escrito por varios años junto a Ned Rossiter han sido compilados en Organization after Social Media, Minor Compositions, 2018. Puede descargar el libro gratis aquí: http://www.minor-compositions.info/wp-content/uploads/2018/06/organizationaftersocialmedia-web.pdf.
16Aquí puede ser también relevante mencionar al psicohistoriador neoyorquino Lloyd deMause, (https://en.wikipedia.org/wiki/Lloyd_deMause), cuyo estudio de 1984 Reagan’s America [Los Estados Unidos de Reagan] puede ser leído como fuente de inspiración para nosotros hoy.
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Sobre la ideología de las redes sociales
«Somos desconocidos a nosotros mismos; y esto tiene un buen fundamento». Friedrich Nietzsche – «En los Datos confiamos». Priconomics – «Internet fracasa en escalar con gracia». Chris Ellis – «Quiero que mi propio bot me sorprenda». – «Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz». Leonard Cohen – «Por eso es el hombre señor de las contradicciones». Thomas Mann.
Internet ha llegado a su etapa hegemónica. Ya no es necesario investigar el potencial de los «nuevos medios» y deconstruir sus intenciones. En las últimas décadas, se creía prematuro asociar el uso intensivo de los millones de personas durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana, a estructuras profundas como el (sub) consciente. Ahora que vivimos plenamente en los tiempos de las redes sociales, se ha vuelto pertinente hacer precisamente eso: vincular la tecnología con la psique. La gestión de una conciencia contradictoria ha superado a la ansiedad social sobre la mala fe1. Esta ha sido durante mucho tiempo la tesis de Slavoj Žižek. Ocupémonos de esta tesis, tomando en serio la afirmación cínica sobre que «ellos saben lo que hacen, pero lo hacen de todos modos» y apliquémosla a las redes sociales.
Los efectos de las revelaciones de Edward Snowden se han adentrado profundamente en nuestras rutinas diarias de navegación e intercambio. Sabemos que los sistemas de vigilancia nos observan, pero ¿quién puede decir honestamente que es consciente de ellos? Las máscaras artísticas se promocionan como escudos protectores del rostro, pero ¿quién las usa realmente? Internet puede romperse, como dice la frase (y los ingenieros de tecnologías de la información han llegado a un consenso sobre este preocupante análisis), pero esto no se puede decir de las redes sociales2. Lo mismo es cierto de la evidencia de Sherry Turkle de que los teléfonos inteligentes reducen nuestras capacidades de desarrollar empatía y disfrutar de la soledad liberada de dispositivos conectados3. ¿Cuán difícil se ha vuelto enfrentar el aburrimiento fuera de línea y simplemente detenerse en el acto espiritual de la «presencia radical»? Admitámoslo: es directamente una tortura.
«Eres lo que compartes».4 Este eslogan expresa la transformación de la unidad autónoma del yo en una entidad externa que está reproduciendo constantemente su capital social al exponer valor (datos) a otros. Seamos realistas: nos negamos a percibirnos a nosotros mismos como «esclavos de la máquina». Las plataformas actuales están raspando lo social, pero rechazamos de manera educada experimentarlo de esta manera. ¿Qué significa cuando todos estamos de acuerdo en que hay un elemento adictivo en el uso de las redes sociales de hoy en día y sin embargo ninguno de nosotros es aparentemente un adicto? ¿De verdad regresamos esporádicamente?5 ¿Qué es exactamente lo que se captura aquí? Si acaso, estamos encapsulados por la esfera social como tal, no por software, protocolos, arquitecturas de red o las demasiado infantiles interfaces.
Hipnotizados por el hechizo de lo social y guiados por las posiciones y opiniones de nuestro círculo social inmediato, estas son nuestras rutinas diarias: ver primero las historias recientes, afinar las preferencias de filtro, saltar a lo primero que no hayamos leído, actualizar nuestra vida con eventos, despejar y actualizar todo, marcar como «no ahora», guardar los enlaces para más tarde, ver la conversación completa, silenciar al ex, configurar un panel secreto, hacer una encuesta, comentar a través de un complemento social, agregar un vídeo al perfil, seleccionar una reacción (amor