Descubra sus dones espirituales. Don
personas con el don de compasión son gobernadas por su corazón y no por su mente. Ellos revelan la verdadera naturaleza de Dios al mostrar amabilidad, amor y misericordia hacia otras personas.
DOS CATEGORÍAS DE DONES
Cuando inicié mi estudio de los dones, fue 1 Pedro 4:10 que me ayudó a identificar los dones que nos han sido dados para toda la vida. Sin embargo, durante mucho tiempo, me desconcertó el versículo que le seguía:
Si alguno habla, [déjenlo que] hable conforme a las palabras de Dios; si alguno presta algún servicio, [déjenlo que] sirva conforme a la fuerza que da Dios, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos.
1 Pedro 4:11, TAB
Sabía que este pasaje, por su contexto, podía referirse a los dones motivacionales. Parecía que Pedro estaba diciendo que existen dos categorías básicas de dones motivacionales: aquellos que tienen que ver con el hablar y aquellos que tienen que ver con el servicio. Pero ¿qué dones encierra cada grupo?
Mientras estudiaba y oraba sobre esto, el Señor me dijo: “Dibuja el cuerpo humano y traza una línea horizontal debajo de los hombros y sobre el corazón.”
De modo que dibujé una figurita y una línea de puntos.
“Ahora, mira los dones que están representados por las partes del cuerpo arriba y debajo de la línea.”
Miré, e inmediatamente entendí la idea. Pude ver que el que tiene el don de enseñanza, que es la mente del cuerpo, debe hablar para poder enseñar. El que tiene el don de percepción los – ojos del cuerpo – debe hablar para poder proclamar la voluntad de Dios. El que tiene el don de exhortación, siendo la boca del cuerpo, obviamente tiene un don del habla. Y el que tiene el don de administración, que son los hombros del cuerpo, debe hablar para poder liderar.
De modo que estos cuatro dones son dones que tienen que ver con hablar.
Observando los dones debajo de la línea de puntos, pude ver que la persona con el don de compasión, que es el corazón del cuerpo, generalmente no es una persona a quien le guste pararse frente a un grupo de personas a hablar. Más bien prefiere trabajar entre bastidores sirviendo a otros a través de la abundancia de amor que Dios le ha dado. El que tiene el don de dar, que son los brazos del cuerpo, también tiene un don de apoyo. A esta persona no le gusta estar en primera plana, sino que le gusta servir donde nadie lo ve. Y el que tiene el don de servicio, las manos del cuerpo, obviamente sobresale en esta área. Estos tres son los dones de servicio.
1 Pedro 4:11 manda a aquellos que tienen un don del habla “que hablen conforme a las palabras de Dios.” Tales personas tienen la responsabilidad de asegurarse que lo que sale de su boca es lo que Dios quiere que digan. Nuestras palabras tienen poder. Dios habló y el mundo fue creado (Génesis 1:3). Nuestras palabras influyen en la vida de los demás. Cualquier persona con un don del habla debe buscar constantemente ser guiado por el Espíritu Santo mientras habla.
Para aquellos con uno de los tres dones de servicio, 1 Pedro 4:11 contiene una gran promesa. Ellos deben servir “conforme a la fuerza que da Dios.” Dios les dará fuerzas y energías abundantes para que realicen la obra que han de realizar. Hemos observado que pareciera que los que tienen el don de servicio tienen energías excepcionales.
El versículo también enfatiza que no importa en qué categoría recaiga nuestro don, todos deben realizarse de manera tal que Dios sea glorificado.
MINISTRAMOS EN TODAS LAS ÁREAS
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Muchas personas nos han preguntado: “¿Es posible que en cierta medida yo tenga los siete dones motivacionales en mi vida?”
La respuesta es que sí es posible. Durante el proceso de evaluación usted descubrirá que tiene resultados positivos, aunque sea con una calificación baja, en cada don. Todos hemos sido dotados en cada don lo suficiente como para poder llevar a cabo una tarea, hasta cierto punto, cuando se nos lo pide.
El hecho de no tener un don particular como su don primario no significa que usted debe rehuir responder a ciertas necesidades que se presentan.
Por ejemplo, supongamos que su don motivacional primario es el de enseñanza y su puntuación en el don de compasión fue el más bajo de todos. Pero un domingo en la iglesia se da cuenta de que la mujer que está sentada a su lado está llorando. Usted no sabe qué problema tiene, pero sí sabe que está herida. En ese momento usted recuerda que en cuanto al don de compasión obtuvo la puntuación más baja de su evaluación y le dice a la mujer: “Sabe, yo no la puedo ayudar. Vaya a buscar a alguien con el don de compasión.”
¿Haría eso?
¡Claro que no!
Como parte del Cuerpo de Cristo podemos ministrar a cualquier persona en cualquier necesidad, en cualquier lugar y a cualquier hora.
Nunca permita que el conocer su don motivacional lo prive de ministrar en otras áreas.
Si bien es cierto que en la situación que acabamos de mencionar una persona con el don de compasión se hubiera dado cuenta antes que cualquier otro que había una persona herida, y que además se hubiera movilizado rápidamente para suplir la necesidad, no significa que otro no es capaz de mostrar compasión a los demás cuando es necesario.
Todos ministraremos en la esfera de los siete dones.
Lo cierto es que existe una diferencia entre ser (su don motivacional lo hace la persona que es) y hacer (su servicio a Jesús incluirá una extensa variedad de actividades). Sin embargo, la forma en que usted ministra en cualquier área se verá afectada por su don motivacional primario.
Además, recordemos que la gracia de Dios es suficiente para cualquier circunstancia en la cual nos podamos encontrar. Él nos capacita. Él nos unge para hacer la obra que está a la mano. Podemos contar con Él.
¿Cómo podemos saber que todos los cristianos están capacitados para ministrar usando los siete dones? La Biblia lo aclara:
1. Don de percepción: Usted debe percibir la voluntad de Dios hasta cierto punto y en ciertas situaciones.
Todos debemos percibir verdades espirituales:
“Hablando a sus discípulos (a todos) Jesús dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos...” (Mateo 13:11, TAB).
Todos debemos proclamar la voluntad de Dios con la ayuda del Espíritu Santo:
“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, declarando la voluntad de Dios” (Hechos 2:17, TAB).
Todos debemos buscar la sabiduría:
“Para que la gente conozca la habilidad, y la sabiduría y doctrina divinas, y discierna (perciba) y comprenda las palabras de entendimiento y conocimiento” (Proverbios 1:2, TAB).
2. Don de servicio: Usted debe servir al Señor y a otras personas de diferentes maneras.
Todos debemos servir a Dios:
“¡Servid a Jehová con alegría! ¡Venid ante su presencia con cantos!” (Salmo 100:2, TAB).
Todos debemos servir a otros:
“...Por amor deben serviros los unos a los otros” (Gálatas 5:13, TAB).
Todos debemos servir a Jesús:
“Si alguno me sirve, debe perseverar en seguirme (debe apegarse firmemente a mí, ajustarse completamente a mi ejemplo al vivir, y si fuera necesario, al morir); y dondequiera que yo esté, ahí estará también mi siervo. Si alguno me sirve, el Padre