Ideas en educación III. Ignacio Sánchez D.
2. Perfiles académicos
2.1. Universidades docentes
En las universidades católicas latinoamericanas predomina el modelo de institución docente, que ofrece principalmente programas de estudio conducentes a los grados de bachiller y licenciado. Algunas de ellas ofrecen programas de magíster, tanto en modalidades presenciales vespertinas y diurnas como online. Según las leyes de los respectivos países, también pueden ofrecer carreras técnicas y otorgar los títulos profesionales pertinentes.
Una alta proporción de estas instituciones cuenta con menos de 10.000 estudiantes y un cuerpo académico de 250 a 350 profesores, la mayoría contratados por menos de 22 horas semanales. El 94 por ciento de los estudiantes cursa programas de estudio en el ámbito de las ciencias sociales, humanidades y artes. Solo un 6 por ciento está matriculado en programas de posgrado, principalmente diplomados y maestrías. Este tipo de distribución de la matrícula estudiantil es parecido al de las universidades estatales y privadas laicas (Zapiola y Llambías, 2006; UNESCO/IESALC, 2006).
Las cifras disponibles, aunque bastante fragmentarias, indican que, en los países latinoamericanos, menos de un 15 por ciento de los docentes universitarios tiene el grado de doctor (Pontificia Universidad Católica del Perú y otros, 2009; CRUCH, 2008). Esto es particularmente acentuado en las universidades privadas, incluyendo las católicas, cuyos cuerpos académicos están integrados, mayoritariamente, por licenciados y profesionales. Aunque este aspecto tampoco se ha estudiado en forma sistemática, los datos disponibles señalan que la proporción de profesores con contratos de jornada parcial fluctúa entre un 50 por ciento, en las instituciones más antiguas, hasta un 90 por ciento, en algunas de las universidades de más reciente creación.
2.2. Universidades de investigación y doctorados
Una proporción muy baja de las universidades católicas latinoamericanas tiene la sustentación económica para contar con núcleos de “investigación de primera línea”, lo que implica tener una proporción significativa de profesores que han obtenido el grado de doctor y están contratados a tiempo completo. En el caso de la investigación en áreas de ciencias naturales, es necesario disponer de laboratorios, con el equipamiento respectivo. A lo anterior se agrega la necesidad de disponer de bibliotecas que pueden ofrecer servicios de búsqueda de información avanzados, lo que implica mantener suscripciones a una gran cantidad de publicaciones especializadas. Todos estos elementos tienen un costo fijo considerable. Por lo mismo, solo una proporción reducida de universidades católicas, en general las más antiguas, han alcanzado un desarrollo académico correspondiente al perfil de lo que se denomina “universidad de investigación y posgrado”.
Actualmente, usando como criterio un número anual de publicaciones científicas indexadas internacionalmente superior a 300, las universidades católicas de la región que tienen un perfil académico acorde con el de una universidad de investigación y doctorado en desarrollo son apenas 8, lo que equivale al 5,75 por ciento del total (Tabla 2).
TABLA 2 UNIVERSIDADES CATÓLICAS LATINOAMERICANAS CON UN PERFIL ACADÉMICO DE “INVESTIGACIÓN Y DOCTORADOS”.
UNIVERSIDAD | PUBLICACIONES (2014-2018) |
P. UNIV. CATÓLICA DE CHILE | 12.866 |
P. UNIV. CATÓLICA DE RIO DE JANEIRO | 4.190 |
P. UNIV. CATÓLICA DO RIO G. DO SUL | 4.016 |
P. UNIV. CATÓLICA DE VALPARAÍSO | 3.313 |
P. UNIVERSIDAD JAVERIANA | 3.166 |
P. UNIV. CATÓLICA DO PARANÁ | 2.362 |
UNIV. CATÓLICA DEL NORTE (CHILE) | 1.908 |
P. UNIV. CATÓLICA DEL PERÚ | 1.717 |
(Fuente: Ranking Scimago 2020)
3. Gobernanza
En las universidades pontificias latinoamericanas la máxima autoridad es el Papa, aunque, por delegación, en la práctica es el Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, organismo de la Curia encargado de la supervisión de los seminarios, las escuelas y las instituciones de educación superior. En el resto de las universidades canónicamente erigidas, la principal autoridad es el obispo titular de la diócesis respectiva, el cual suele ostentar el cargo de Canciller o Gran Canciller. En el caso de universidades fundadas por alguna orden o instituto religioso, la principal autoridad es el Provincial.
Los rectores son las máximas autoridades ejecutivas y tienen responsabilidades de tipo académico y administrativo. La mayoría de las instituciones cuenta también con una o más autoridades colegiadas, denominadas “consejos”. Estos organismos suelen ser de dos tipos: un Consejo Directivo, cuya labor está enfocada en temas de índole administrativa y económica, y un Consejo Académico o Consejo Universitario, dedicado principalmente a temas académicos. Los consejos directivos suelen estar conformados por miembros prominentes de la sociedad nombrados por el Gran Canciller, mientras que los segundos están integrados por decanos, profesores elegidos por sus pares y, con frecuencia, por representantes estudiantiles.
En algunos países de la región, las universidades católicas están legalmente obligadas a tener alguna autoridad colegiada en la que participan académicos, gestores administrativos y estudiantes, todos con derecho a voto. Este “cogobierno”, como se le denomina, es una institución típicamente latinoamericana. Existe desde 1918 y fue instituido por primera vez en Argentina, después de graves disturbios en las universidades estatales que originaron la llamada “Reforma de Córdoba” (Marsiske, 2004). Otros países, como Bolivia, Ecuador y Perú, también aplican el “cogobierno” como política de Estado.
La elección de autoridades en una universidad católica latinoamericana varía considerablemente en los diversos países y dentro del mismo país. En contraste con la tradición de las universidades de los EE.UU., donde comités ad hoc “de búsqueda” entrevistan a candidatos y proponen a los que consideran idóneos a la autoridad que corresponda, en nuestra región los rectores son designados por la autoridad eclesiástica, particularmente cuando se trata de clérigos o de religiosas, o por el Consejo Directivo. Este último es el procedimiento habitual en las instituciones con sostenedores laicos.
En las instituciones pontificias el nombramiento requiere la anuencia de la Santa Sede. También hay universidades en las que los rectores son elegidos mediante la votación de sus pares académicos, con o sin la participación de otros estamentos, según las normas legales que existan. En algunos casos, los claustros eligen una terna de la cual la autoridad máxima que corresponda puede elegir al candidato que considere más apropiado.
La misma variedad de alternativas se observa para la elección de otras autoridades universitarias, como vicerrectores, secretarios generales, decanos o directores de escuelas. En la mayoría de las instituciones, los vicerrectores y los secretarios generales son elegidos directamente por el rector, con quienes conforman un equipo de trabajo, o con la aprobación del Gran Canciller o del Consejo Directivo.