Ofrezco respeto, recibo respeto. Sura Hart

Ofrezco respeto, recibo respeto - Sura Hart


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escuela y en las organizaciones– empañan esos estados naturales y nos abocan a satisfacer nuestras necesidades por medio de tácticas de “poder sobre” como son las exigencias, la coacción y otros comportamientos violentos. O peor aún, nos olvidamos por completo de que nuestras necesidades importan.

      Este libro presenta una nueva manera de comprender el comportamiento de nuestros hijos e hijas, y una nueva manera de responder a él. Cuando emplee los recursos que ofrece este libro, estará construyendo unos cimientos de confianza en su familia. Las niñas y niños que cuentan con un entorno doméstico donde prevalece la confianza –donde sus necesidades son respetadas– tienen muchas más probabilidades de llevar vidas saludables y productivas. Este cimiento de confianza es el comienzo de una autoestima fuerte y la base del respeto mutuo y la conexión amorosa que madres y padres de todo el mundo anhelan vivir con sus hijos e hijas.

      En este libro, muy práctico y profundamente importante, puede encontrar las herramientas y competencias que necesita para preparar de verdad a sus hijas e hijos para el mundo. Independientemente de cuál sea su destino, puede dejarlos ir con una buena alfabetización emocional y como seres conscientes de su interconexión con las demás personas. Al crear un hogar donde prevalece la confianza y donde todas las necesidades son respetadas, empoderará a sus hijas e hijos para que descubran su potencial y contribuyan de por vida al futuro de sus familias, de sus comunidades y del planeta.

      Haga algo más que leer este libro. Viva estos principios. Compártalos con su pareja, sus amigas y amigos, sus hijas e hijos. Paso a paso, persona a persona, familia a familia, crearemos un mundo donde todas necesidades se satisfagan de forma pacífica.

      Dr. Marshall B. Rosenberg

      Fundador y director educativo del Center for Nonviolent Communication. Autor de Comunicación Noviolenta: Un lenguaje de vida.

       Introducción

      Este libro se ofrece con la convicción de que la crianza es una de las actividades más importantes, más gratificantes y más exigentes que los seres humanos llevan a cabo. El libro presenta 7 claves para liberar e inspirar capacidades específicas de la crianza, haciendo hincapié en generar respeto y cooperación en el seno de la familia. Dichas capacidades incluyen educar con un propósito claro en mente, mirar más allá de las conductas para ver las necesidades que las motivan y elegir activamente las estructuras y prácticas que están al servicio de los propósitos e intenciones propios.

      Todavía recordamos de forma muy intensa nuestra juventud; cuando a los veinte fuimos madres primerizas; cuando a los treinta nuestros niños y niñas iban a la escuela; cuando a nuestros cuarenta iban al instituto. A lo largo de todo ese tiempo, siempre quisimos más comprensión, más claridad y más apoyo con la crianza. Lo que experimentábamos entonces iba a contracorriente respecto a las ideas prevalecientes en la sociedad acerca de la crianza y la educación. Veíamos una integridad y una perfección en nuestras hijas e hijos con las que queríamos interactuar para maravillarnos y aprender de ellos y ellas. Veíamos posibilidades de crecer y aprender conjuntamente y de llegar a comprender más profundamente el mundo por medio de nuestras interacciones con nuestras pequeñas y pequeños. En ese momento, en los años setenta y ochenta, la mayor parte del apoyo a la crianza no se centraba en cómo reducir los conflictos familiares y disfrutar de estar con los niños y las niñas, sino que se promovían maneras de gestionar los conflictos controlando su comportamiento.

      Este enfoque de la crianza que se centra en manejar el comportamiento infantil sigue vigente hoy en día. Cada año se publican cientos de libros y artículos que enseñan a los padres a conseguir que sus hijas e hijos hagan lo que ellos quieren que hagan por medio de la inducción de culpa o vergüenza, por miedo al castigo o con la promesa de obtener una recompensa. En las últimas décadas este enfoque se ha suavizado un poco. Los términos que se usan actualmente, como “consecuencias naturales”, “tiempo fuera” o “incentivos positivos” suenan más amables, pero el objetivo final es el mismo: controlar el comportamiento infantil.

      

      La mayoría de madres y padres que conocemos han probado al menos algunos de estos enfoques basados en el manejo del comportamiento infantil y los han encontrado poco satisfactorios. Aunque esos consejos y métodos a veces ayudan a conseguir que niños y niñas se comporten más veces como quieren sus padres y madres y a reducir el conflicto durante un tiempo, las ganancias son siempre a corto plazo y conllevan un coste muy alto: cuanto más intentan controlar el comportamiento de sus hijas e hijos sentando las reglas, imponiendo consecuencias y motivando a base de recompensas, más se encuentran con luchas de poder, peleas a gritos, portazos, lágrimas y miradas de hielo. Muchas madres y padres nos dicen que estos enfoques basados en el control del comportamiento infantil les resultan difíciles de aplicar porque van contra sus instintos y contra su deseo de crear buena voluntad y una conexión de corazón con sus hijas e hijos.

       Lo que usted vive es lo que aprenden

      Esta obra ofrece un enfoque innovador, alternativo al de la crianza basada en el control del comportamiento infantil. La buena noticia es que no es necesario desentrañar cómo cambiar el comportamiento de sus hijos e hijas ni controlar nada para acabar con los conflictos. La crianza por la que noso-tras abogamos es en muchos aspectos mucho más sencilla y más instintiva. También es más efectiva a la hora de satisfacer las necesidades de todas las personas en la familia, a corto y en especial a largo plazo. Se va construyendo sobre los buenos sentimientos que usted y sus hijos e hijas experimentan en los momentos de mayor conexión, y solo aborda un comportamiento (el único que puede cambiar en realidad): el suyo propio. Lo maravilloso de esto es que cuando usted cambie su comportamiento, el comportamiento de sus hijas e hijos también cambiará.

      Es común la creencia de que el cometido de madres y padres es instruir a sus hijos e hijas e inculcarles valores culturales. Los métodos habituales para hacerlo incluyen echar sermones, dar consejos, soltar exigencias y corregir el comportamiento infantil. Esta orientación del “padre/madre-docente” es, desafortunadamente, un arreglo que resulta frustrante para madres y padres, irritante para niños y niñas, y en cualquier caso conflictivo. Mientras que como madre o padre usted hace todo lo que puede para inculcar valores culturales a sus hijas e hijos, ellas y ellos hacen todo lo que pueden para desarrollar un sentido de autodirección y autorespeto. Con demasiada frecuencia, hacen oídos sordos a sus consejos. Evitan decir algo que pueda desencadenar la siguiente charla, el siguiente sermón o el próximo ultimátum, pues todo esto les recuerda que no logran estar a la altura de sus expectativas.

      

      Como madre o padre, por supuesto, usted quiere tener influencia sobre sus hijas e hijos; quiere traspasarles valores y guiarles para así contribuir a su felicidad y a su éxito en la vida. La pregunta es: ¿cómo puede usted tener más influencia? ¿A base de charlas y tareas impuestas o viviendo sus valores y compartiéndolos con ellas y ellos?

      Todo el mundo sabe que los actos dicen más que las palabras. De hecho, hay estudios que muestran que solo el 5% de lo que aprendemos en la vida proviene de la educación: el 95% de lo que recordamos proviene de las interacciones familiares y sociales1. Es probable que ya sepa que sus hijos e hijas aprenden más de lo que usted hace que de lo que usted dice. Tal vez le parezca escuchar su propia voz cuando oye conversaciones entre hermanas o hermanos. Tal vez escuche a sus hijos e hijas usar la misma línea de razonamiento que usted haya empleado en casa.

      Piense por un momento sobre lo que aprendió de su padre y de su madre. ¿Aprendió más por escuchar lo que le decían? ¿O de lo que les vio hacer y de cómo vivían sus vidas? Muchas madres y muchos padres nos dicen que aprendieron de las experiencias dolorosas con sus propias madres y padres lo que no querían hacer con sus hijos e hijas. Tanto si fueron modelos positivos como negativos, las acciones de su padre y de su madre son una fuerza primaria que motiva cómo aborda usted la crianza y cómo vive su vida en este momento.

      Las niñas y los niños necesitan padres y madres que vivan con honestidad y se comprometan con sus valores. Las madres y los padres tienen la oportunidad de ser ejemplo y modelo de lo que quieren que sus hijos e hijas aprendan y vivan. Esto es una invitación


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