México ante el conflicto Centroamericano: Testimonio de una época. Mario Vázquez Olivera
Tanto Gustavo Iruegas como su esposa estaban convencidos de que lo que estaban haciendo era correcto, porque era para ayudar a una causa justa. Lo hacían por convicción, pero en el caso de Susie, mientras menos supiera, mientras menos se enterara, era mejor. Por eso, cuando en otra ocasión, Ernesto Tito Castillo le dio un paquete y le pidió que lo llevara a un departamento, no preguntó más. Simplemente fue y lo entregó. Al triunfo de la revolución, Gustavo y Susie regresaron juntos a Managua y asistieron a una recepción. Ahí, un señor se acercó y le dijo a Susie: “Usted es la señora del millón de dólares”. En ese momento ella supo que lo que había hecho era entregar un paquete con un millón de dólares, que les habían dado para la causa.99 Unos días después de haber llegado a México, después de la ruptura de relaciones con el gobierno de Nicaragua, los sandinistas organizaron un concierto en la Sala Nezahualcóyotl y ahí Sergio Ramírez tomó la palabra: “Aquí están los de la embajada con nosotros”.100 Era un reconocimiento abierto al apoyo de México a la revolución sandinista, en particular, a Gustavo Iruegas, a su esposa Susie y al personal de la embajada de México en Managua.
Conclusiones
Como se ha visto hasta ahora, no todas las acciones emprendidas por el gobierno de México pueden calificarse como intervencionistas, como resultado de una política exterior activa o como derivadas de los principios tradicionales de política exterior. Sí podemos afirmar que el eje de la política de México hacia Nicaragua entre 1978 y 1982 tuvo que ver con la decisión de llevar adelante una diplomacia activa, con una marcada vocación “centroamericanista”. También influyeron, desde luego, la identificación ideológica de los distintos actores que participaron en la toma de decisiones.
En primer lugar, podemos concluir que el gobierno de José López Portillo fue el último gobierno mexicano de corte nacionalista, en el que todavía se hacía una defensa de la ideología de la revolución mexicana y que, por lo mismo, el presidente de México tenía cierto grado de identificación con la lucha de los sandinistas, en tanto buscaban derrocar a la dictadura que venía ejerciendo por décadas la dinastía Somoza. Por su parte, las ideas progresistas del canciller Jorge Castañeda y Álvarez de la Rosa y sus vínculos con otros diplomáticos, tanto en América Latina como en Europa, lo hacían proclive a dar su apoyo a estos movimientos.
Pero, en definitiva, quienes fueron más allá y tuvieron una participación muy cercana a la lucha de los sandinistas en Nicaragua fueron el encargado de negocios de la Embajada de México en Managua, Gustavo Iruegas y su esposa Susie. Ambos fueron fieles a sus convicciones y consecuentes con su forma de pensar. De aquí la huella que Iruegas ha dejado en la diplomacia mexicana, por su solidaridad con los movimientos revolucionarios, por su compromiso con la defensa de las causas justas y por su sensibilidad ante el sufrimiento de quienes huían de la represión y la tortura.
En opinión de Iruegas, de todos los principios, en el centro del activismo mexicano hacia Centroamérica se encontraba el de la no intervención. Y precisamente, cuando llegó a ser cuestionado acerca de si México había dejado de lado el principio de no intervención en Nicaragua, Iruegas hacía una clara distinción entre la no intervención y la indiferencia.101 En su opinión, esa fue la lección que la Centroamérica de entonces le dejó a México. La importancia de asumir con responsabilidad los retos que la historia le imponía en su relación con el mundo y, en particular, con los países vecinos. Para él, las dos condiciones necesarias para la participación de México en Centroamérica eran el grado de responsabilidad y el grado de interés que tenía en el asunto. México participó porque le tocaba en lo inmediato, porque se trataba de su zona de responsabilidad internacional, y también porque era del interés de México que se agotara ese conflicto. Para Iruegas, dado que México no es una potencia de alcance mundial, sino una nación con importancia regional,102 en aquellos años tomó la decisión de demostrar que tenía cierta responsabilidad en la región y que era consecuente con esa responsabilidad.
Repositorios
Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores (AHGE).
Documentos
Castañeda y Álvarez de la Rosa, Jorge, “Debate general”, en Reunión de embajadores en Centroamérica y el Caribe con el Canciller Jorge Castañeda, febrero de 1981, Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, exp. III-7092-3 (1ª).
______, “Inauguración de la reunión de embajadores”, en Reunión de embajadores en Centroamérica y el Caribe con el Canciller Jorge Castañeda, febrero de 1981, Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, exp. III-7092-3 (1ª).
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_____, “Tercer Informe del C. presidente José López Portillo al Congreso de la Unión rendido el 1o. de septiembre de 1979”, en 20 años de política exterior a través de los informes presidenciales 1970-1990, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1990, p. 82.
_____, “Cuarto Informe del C. presidente José López Portillo al Congreso de la Unión rendido el 1o. de septiembre de 1980”, en 20 años de política exterior a través de los informes presidenciales 1970-1990, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1990, p. 85.
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Hemerografía
El Día, México, (1979-1980).
El Universal, México, (1979).
Excélsior, México, (1979-1980).
Bibliografía
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Castañeda, Jorge G. y Robert Pastor, Límites en la amistad: México y Estados Unidos, México, Joaquín Mortiz/Planeta, 1989.