Reposo divino para la inquietud humana. Samuele Bacchiocchi

Reposo divino para la inquietud humana - Samuele Bacchiocchi


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Sabbath und Woche im Alten Testament, 1905, pp. 3ss. En uno de sus primeros estudios (Sabbat und Sonntag, 1909, pp. 9, 34), Meinhold atribuía a Ezequiel el cambio de la luna llena mensual al sábado semanal. Sin embargo, en un ensayo posterior (“Zur Sabbatfrage”, Zeitschrift für die Alttestamentliche Wissenschaft 48 (1930), pp. 128-132), sitúa el proceso en tiempos posexilicos, en relación con las reformas de Nehemías. Su teoría ha sido adoptada, con varias modificaciones, por algunos especialistas. Ver Samuel H. Hooke, The Origin of the Early Semitic Ritual, 1938, pp. 58, 59; Adolphe Lods, Israel: From its Beginning to the Middle of the Eighth Century, 1932, p. 438; Sigmund Mowinckel, Le Décalogue, 1927, p. 90; Robert H. Pfeiffer, Religion in the Old Testament: The History of a Spiritual Triumph, 1961, pp. 92, 93.

      28 Karl Budde (n. 9), p. 9. Ver E. G. Kraeling (n. 13), p. 222; J. H. Meesters, Op zoek naar de oorsprong van de Sabbat, 1966, pp. 28-34.

      29 2 Reyes 4:23 alude a la celebración del sábado en la comunidad del profeta Eliseo (852-798 a.C.) y 2 Reyes 11:4 al 12 describe el cambio de la guardia en sábado en los tiempos en que Atalía, reina de Judá, fue derrocada (835 a.C.).

      30 N. H. Tur-Sinai, “Sabbat und Woche”, Bibliotheca Orientalis 8 (1951), p. 14. Tur-Sinai señala que, dado que los nombres de los meses judíos no tienen nada que ver con los babilónicos, difícilmente puede suponerse alguna influencia entre ellos.

      31 George A. Barton, The Royal Inscriptions of Sumer and Akkad, 1929, pp. 187, 229, 253.

      32 James B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, 1955, pp. 44, 94.

      33 Se trata de un silabario neobabilónico que contiene solo los siete primeros días del mes (aparentemente considerado como formando una unidad) y una carta que recomienda “completar el día de la luna nueva, el séptimo día y el día de la luna llena” (A. L. Oppenheim, “Assyriological Gleanings II”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research 93 [1944], pp. 16-16; Alfred Jeremias, Das Alte Testamente im Lichte des Alten Orients, 1930, p. 75. Para un análisis de dichos textos, ver Horn, pp. 20-22).

      34 Friedrich Delitzsch, Babel and Bible, 1903, p. 38. Ver J. Hehn, Siebenzahl und Sabbat bei den Babyloniern und im Alten Testament, 1907, pp. 4-44, 77-90; A. S, Kapelrud, “The Number Seven in Ugaritic Texts”, Vetus Testamentum 18 (1968), pp. 494-499; H. J. Kraus, Worship in Israel, 1966, pp. 85-87; Nicola Negretti, Il Settimo Giorno, 1973, pp. 31-109; S. E. Loewnstein, “The Seven Day-Unit in Ugaritic Epic Literature”, Israel Exploration Journal 15 (1965), pp. 121-133.

      35 Siegfried H. Horn, p. 21.

      36 Ibíd., p. 21.

      37 Ver un informe detallado de 41 relatos del Diluvio procedentes de diferentes partes del mundo en B. C. Nelson, The Deluge Story in Stone, 1949.

      38 Un período de cinco días, conocido como hamustum, parece haber sido familiar para los antiguos asirio-babilonios. A. H. Sayce fue el primero en suponer que el término hamustum, que aparece en tablillas cuneiformes de la época de Hammurabi, designaba un período de cinco días, o el día sexto de cada mes (“Assyriological Notes Nº 3”, Proceedings of the Society of Biblical Archeology 19 (1897), p. 288. Sin embargo, Julius y Hildegard Lewy interpretan hamustum como un período de cincuenta días (“The origin of the Week and the Oldest West Asiatic Calendar”, Hebrew Union College Annual 17 (1942-43), pp. 1-152. Otros piensan que se trata de un período de seis días o el día quinto de cada mes, como N. H. Tur-Sinai, pp. 14-24. La hipótesis de un período de cinco días ha sido replanteada por Kemal Balkan, “The Old Assyrian Week”, Studies in Honor of Benno Landsberger on His Seventh-fifth Birthday April 12, 1965 (Chicago, 1965), pp. 159-174. Hay textos cuneiformes que contienen indicios de períodos de cinco días asociados a fases lunares. Ver referencias en A. Jeremias, The Old Testament in the Light of the Ancient East, 1911, p. 65.

      39 Siegfried H. Horn, p. 22.

      40 Por ejemplo, J. Morgenstern afirma categóricamente: “Todas las evidencias a nuestro alcance indican inequívocamente que el sábado solo pudo haber sido originado en una sociedad agrícola. De hecho, los hebreos adoptaron el sábado solo después de haberse establecido en Palestina y haberse asentado en la tierra de sus predecesores los cananeos, a los que parcialmente desplazaron, y de los que aprendieron las técnicas de cultivar el suelo junto con varias instituciones propias de una civilización agrícola, entre las cuales está el sábado” (The Interpreter’s Dictionary of the Bible, 1962, s.v. “Sabbath”).

      41 Willy Rordorf argumenta este punto de vista de un modo muy categórico pero poco convincente. Para él, “en el más antiguo estrato del Pentateuco, el sábado debe ser entendido como una institución social. Después de cada seis días de trabajo, se deja un día para el descanso de las bestias, los esclavos y los siervos. La observancia del sábado, por lo tanto, apunta a un período posterior a la ocupación de Canaán” (Sunday: The History of the Day of Rest and Worship in the Earliest Centuries of the Christian Church, 1968, p. 12).

      42 La razón que Rordorf da para esta transformación es que “desde el tiempo en que los judíos dejaron de estar en su propia tierra y dejaron de tener esclavos, apenas supieron qué hacer de las razones para la observancia del sábado en el plano ético-social” (n. 44, p.18).

      43 Rordorf, p. 11: “Tenemos justificada razón para considerar Éxodo 23:12 y 34:21 como las más antiguas versiones del mandamiento del sábado”.

      44 Con este criterio, el mandamiento del sábado de Éxodo 20:8 al 11, así como otras referencias al sábado (tales como Gén. 2:2, 3; Éxo. 16:4, 5, 22-30; 31:12-17; Lev. 23:3; Núm. 15:32-36; 28:9, 10), se han atribuido al llamado Documento Sacerdotal. Según el punto de vista de la crítica actual, este documento representa la última fuente del Pentateuco, supuestamente incorporada en tiempos de Esdras (400 a 450 a.C.). Todos los textos del sábado del Documento Sacerdotal han sido examinados por Niels-Erik A. Andreasen, The Old Testament Sabbath, A Tradition-Historical Investigation, 1972, pp. 62-89. Conviene señalar que, como reconoce Gerhard von Rad, eminente especialista en Antiguo Testamento, “un importante factor para fechar el Documento Sacerdotal es la preeminencia que se da en él al sábado y a la circuncisión” (Old Testament Theology I, 1962, p. 79). Se da por sentado, y von Rad lo admite abiertamente, que el sábado no tiene significado religioso antes del Exilio y que “fue en el Exilio cuando el sábado y la circuncisión obtuvieron su status confessionis”; es decir, su importancia confesional (p. 79). El punto débil de toda esta argumentación sobre la institución del sábado en época tardía así como sobre el Documento Sacerdotal, está en que se apoya en el supuesto gratuito de que los intereses socioeconómicos son anteriores a las motivaciones teológicas del sábado. Ahora bien, ¿se puede justificar esta dicotomía? En nuestra opinión, ese no parece ser el caso, según veremos más adelante. Es de lamentar


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