Un rayito de luz para cada día. Ninayette Galleguillos Triviño

Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño


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a almorzar a las personas que son “nuevas” en la iglesia o que la visitan por primera vez; hay gente que tiene el ministerio de trabajar en las cárceles, por personas que supuestamente son incorregibles, y es hermoso ver cómo gracias a este ministerio el Espíritu transforma corazones duros, y les da una nueva vida.

      Como ves, las opciones son muchas. Lo importante es que elijas alguna y puedas hacerla regularmente. El título del video que te conté es muy acertado: “Se necesitan más niños como Oliver, que piensen en los demás”.

      Recuerda las palabras del versículo de hoy. Cuando piensas y haces algo por los demás, ¡lo estás haciendo para Jesús mismo! Pídele hoy en oración que te haga bondadoso y te ayude a aliviar las cargas de quienes te rodean. Gabriela

      Bondad con los enemigos

      “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21).

      ¿Cuál es tu reacción más común para con tus enemigos? Imagina que vives tranquilo en una ciudad y de repente te enteras de que un rey de un país enemigo envió a un numeroso ejército para atraparte y matarte. Pero así como en las mejores películas, la situación se da vuelta a tu favor, y todo el ejército enemigo queda rendido a tu poder y tienes que decidir qué hacer con ellos. ¿Tú qué harías? ¿Vengarte? ¿Castigarlos?

      Bueno, la situación que acabo de contarte es exactamente lo que le sucedió al profeta Eliseo. Puedes encontrarla en 2 Reyes 6:8 al 23. El rey de Siria mandó atraparlo con un numeroso ejército que rodeó la ciudad de Dotán, donde Eliseo vivía. Eliseo oró a Dios para que todo el ejército quedara ciego, y luego él mismo los guió hacia el centro de la ciudad de Samaria, donde volvió a orar para que Dios les abriera los ojos.

      ¡Guau! ¡Qué situación! Imagina dos cosas: una, que eres del ejército israelita y notas con alegría cómo Dios ha entregado al ejército enemigo en tus manos. ¡Ya saboreas de antemano el merecido que les darás! Ahora imagina que eres un soldado del ejército sirio y cuando se abren tus ojos descubres que estás a merced de tus enemigos, ¿qué pensarías? ¿Qué querrían hacer los israelitas contigo? ¡Qué miedo!

      Resulta que hasta el rey israelita estaba confundido con la situación, por ello le preguntó al profeta qué hacer. ¡Había llegado el momento de la dulce venganza! ¿Qué crees que ordenó Eliseo? La respuesta se encuentra en 2 Reyes 6:22. Mandó que les dieran de comer y beber, y luego los enviaran de vuelta a casa. ¡Qué venganza más inusual!

      Sin dudas Eliseo se vengó “a la manera de Dios”. Aplicó al pie de la letra el principio que figura en el versículo de hoy. Vuelve a leerlo. Se “vengó” de los sirios haciéndoles el bien, ¡y los venció!

      En 2 Reyes 6:23 la Biblia nos cuenta que luego de haberles hecho un banquete al ejército sirio, los mandaron sanos y salvos de vuelta a su país y “nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel”. ¡Fabuloso! Lograron liberarse de los sirios sin derramar una sola gota de sangre.

      Así trabaja Dios. Y así debemos trabajar nosotros. Vencer con el bien el mal. ¿Te animas a probar con la bondad? Gabriela

      Extiende una mano misericordiosa

      “No romperá la caña que ya está quebrada, ni va a apagar la mecha que apenas está encendida. Él sí hará justicia” (Isaías 42:3, PDT).

      Este versículo no es muy conocido pero, ¡qué gran verdad enseña! Hay cañas y cañas. Si has sido conquistador, muchos mangrullos se construyen con ejemplares muy gruesos y fuertes. Nada los puede derribar, ni tormentas ni vientos. Menos aún se puede quebrar alguna de ellas. Lucen vigorosas allá en lo alto. Pero hay otro tipo de cañas, finitas y quebradizas. Sin ninguna utilidad aparente, débiles, descartadas.

      Obviamente, la Biblia no está describiendo distintos tipos de estos tallos. ¿A qué se refiere? ¿De quiénes habla? De personas que, por el sufrimiento, están rotas y tienen el corazón quebrado.

      En la escuela donde trabajo, todos estamos tratando de ayudar a Mati. Sus papás se acaban de separar. Antes, él era un niñito feliz, estudioso... pero aunque hay muchas familias que deciden no continuar juntas, y niños que lo superan, a Mati le está costando. Grita, tira cosas, pega... ¡Tan pequeño y tan quebrado está! Cuántos niños, adolescentes y adultos día tras día podrán cruzar a tu lado y solo puedes ver en ellos violencia o malos modos, pero en realidad sienten gran tristeza y soledad.

      La palabra que viene a mi mente es misericordia. Dios los ama, y ellos tienen que ver su amor, a través de ti. ¿Qué puedes hacer? Brindar un abrazo, invitar a jugar, compartir tu merienda. Tener misericordia con pequeños actos de afecto y sinceridad.

      El versículo también menciona que hay algo que es como una vela que se está apagando, como un tizón del que solo queda un hilito de humo, del cual el calor quedó lejos... Esto que queda es lo que una vez fue una llama; es la débil fe de los que están tristes. Otra versión bíblica del mismo versículo, llamada Traducción en Lenguaje Actual dice: “No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará que reine la justicia” (Isa. 42:3).

      Dios ama también a los tristes y quebrados. Deseo que él te utilice para ser misericordioso, paciente y piadoso con quienes sufren ese tipo de dolor que es difícil de aliviar, el dolor del alma. ¿Lo harás? Mirta

      La mejor maestra

      “Muestren amor y compasión los unos por los otros” (Zacarías 7:9, NVI).

      La maestra Riveros comenzó el primer día de clases de 5º grado. Ahí en la primera fila, había un niño llamado Facundo. Su ropa estaba descuidada y necesitaba darse un buen baño. Además, le costaba socializar con los otros niños. ¿Cuál sería el problema?

      Cuando ella revisó su expediente, entendió un poco más:

      1er grado: “Facundo es un niño brillante y alegre. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene buenos modales”.

      2° grado: “Excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado. Su madre tiene una enfermedad incurable. Debe ser muy difícil para él”.

      3er grado: “Su madre ha muerto. Aunque trata de hacer su mejor esfuerzo, su padre no muestra mucho interés”.

      4° grado: “Facundo se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y en ocasiones duerme en clases”.

      Llegó el Día del Maestro y todos los niños trajeron sus regalos. Facundo también trajo el suyo, envuelto en un papel amarillento. Algunos niños comenzaron a reír cuando la maestra encontró una vieja peineta de perlas y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas y resaltó lo preciosa que era la peineta y se colocó un poco de perfume en la muñeca. Facundo se acercó con una sonrisa y dijo:

      –Señorita, hoy usted huele como olía mi mamá.

      Esto la hizo emocionar. Desde ese día, ella puso atención especial en Facundo. Mientras más lo apoyaba, más rápido respondía él. Para el final del año, Facundo se había convertido en uno de los mejores de la clase.

      Pasaron veinte años y la maestra recibió la visita de Facundo acompañado de una bella muchacha. Le contó que ahora


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