Incursiones ontológicas VII. Varios autores
11. Roberto González, Jorge Manzi. (Enero 2013). Identidad Social y Emociones Intergrupales: Antecedentes de las Actitudes de Perdón y Reparación Política en Chile. PSYKHE, 22 , 129-146. 10/01/2021, De SciELO, Scientific Electronic Library Online Base de datos.
12. VIKTOR E. FRANKL. (1991). El Hombre en busca de sentido. Barcelona: Editorial Herder.
LA IDENTIDAD QUE NACE DEL PERTENECER
Luna Porcel
2021
ÍNDICE
Mi ser al encuentro de la sombra
Mi ser que pertenece a sí misma
“Estamos tan acostumbrados a disfrazarnos para los demás, que al final nos disfrazamos para nosotros mismos.”
François de la Rochefoucauld
“El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.”
Friedrich Nietzsche
Introducción
Este camino de investigación ontológica comenzó hace cuatro años. Para ese entonces, desconocía que esos primeros cuestionamientos terminarían siendo plasmados en este proyecto de investigación. Comenzó a gestarse en julio del año 2017. Yo estaba saliendo de una compañía multinacional en la cual había crecido y me había desarrollado profesionalmente. Para entonces, tenía una tarjeta personal que indicaba mi nombre, apellido, puesto y empresa a la cuál pertenecía. ¿Quién era yo para ese entonces? Alguien que ocupaba un puesto importante en una empresa prestigiosa. Y fue entonces, cuando al salirme de la empresa, me di cuenta que, a partir de ese día, ningún título seguiría después de la coma de mi nombre, ningún logo de una empresa estaría al pie de cada mail. Y fue entonces cuando abrí la puerta del descubrir la persona que vengo siendo a lo largo de los años.
A lo largo de mi vida, me he ido identificando por los grupos de los que formé parte. Una identidad que se constituye a partir del grupo al que pertenece y el papel que desempeño en el mismo.
A lo largo de este proyecto de investigación, busco presentar cómo fui constituyendo mi identidad a través de la pertenencia en los distintos grupos de los que formé parte. Gracias a la fenomenología, compartiré experiencias de las cuales surgirá el Perfil Unitario que busca describir los juicios, emociones, corporalidad, declaraciones, peticiones y ofertas que habitan en mí con respecto a esta temática y que me permitirán construir el Modelo OSAR, presentado por Rafael Echeverría. Iniciaré el camino hacia el laberinto que me llevará a encontrarme con el Minotauro, donde la luz se posará sobre esta sombra que permanecía oculta ante mis ojos. Compartiré citas bibliográficas que me acompañarán todo el viaje y finalizaré la odisea descubriendo que existe “el hilo de Ariadna” que me llevará a una posible salida.
El ser que busca pertenecer
La Real Academia Española, en una de sus definiciones de “pertenecer”, indica “Tocarle a alguien o ser propia de él, o serle debida.”
Abraham Maslow, coloca a las necesidad de pertenencia en el tercer escalón de su pirámide.
La necesidad de formar parte de un grupo de amigos, de conocer a gente afín con quien poder compartir aficiones y momentos de ocio, recibir el cariño y el afecto de la familia y los seres queridos como muestra de amor, vivir en una sociedad justa donde prime ese sentimiento y esa seguridad, establecer relaciones de pareja para vivir en común y compartir intereses, destacar en el trabajo donde se premie la buena consecución de objetivos y la labor realizada, ser una persona respetada a nivel social, poder participar en actividades solidarias y humanitarias, poder ser responsable de las acciones generadas por uno mismo, generar buenas relaciones en el ámbito de trabajo y pertenecer a grupos de interés y de ocio donde se pueda disfrutar de aficiones comunes. (A. Maslow, 1943).
Asimismo, Brené Brown describe al sentido de pertenencia como:
El sentido de pertenencia es el innato deseo humano de formar parte de algo más grande que nosotros. Como este anhelo es tan primario, con frecuencia intentamos adquirirlo encajando con nuestro entorno y buscando la aprobación, que no solo son vacuos sucedáneos del sentimiento de pertenencia, sino que muchas veces constituyen una barrera para alcanzarlo. (Brené Brown, 2010).
Y es así como comienzo a indagar profundamente en el valor de pertenecer. ¿Qué significa para mí? ¿Qué implicancia tiene para mí pertenecer a? ¿Cómo veo que se manifiesta en mi y en aquellos que me rodean?
Empiezo a pensar cómo se desarrolla ese sentido de pertenencia en los seres humanos. Y me es inevitable pensar que nuestra naturaleza mamífera así nos lo pide. Vivir en manada, de alguna forma nos brinda la seguridad, el alimento, la protección, y el cuidado que necesitamos como especie. Los seres humanos somos seres en vínculo, y la necesidad de formar parte de grupos para nuestro crecimiento se hace inevitable. ¿Pero qué sucede, cuando creemos que el sentido de la pertenencia lo es todo? ¿Qué pasa cuando nuestra identificación y coherentización personal se apoyan únicamente en el logro de formar parte de algún equipo, grupo o entidad?
“El sentido de pertenencia es esencial. Debemos sentir que pertenecemos a algo, a alguien, a algún lugar” (Brené Brown, 2017). Al abrir el camino a este nuevo quiebre existencial, las experiencias vividas empezaron a caer como fichas del casino. Y mientras caen, las observo. Aquí voy.
Mi ser niña
Buenos Aires. fines de Marzo de 1982. Se avecinaban aires de guerra en nuestro país. Un país que venía de sufrir durante décadas luchas internas de poder. Pero para ese entonces, la guerra era contra un otro que quería apoderarse de un territorio propio. Desde Buenos Aires, la capital, poco era lo que se sabía. Solo nos llegaban noticias que decían que se estaban reclutando jóvenes soldados quienes, orgullosos de su país, darían batalla al enemigo en las Islas Malvinas.
Soy la primera hija del matrimonio de Alicia y Carlos. Alicia se casó a los 21 veintiún con Carlos, quien para ese entonces tenía treinta y cuatro años aproximadamente. Dos años después de mi nacimiento, nació Manuel, mi hermano. Mi mamá relata que yo estaba extremadamente celosa por su llegada y que nada quería saber con la idea de tener un hermanito.
Como mencioné antes, llegué a un escenario de mucha transformación y dolor. No sólo en mi país, sino también en mi familia. Recuerdo en mi infancia momentos de mucho gozo y felicidad. Mi hogar tenía ese olor particular a suavizante de ropa que se conserva hasta el día de hoy, pero en mi infancia se mezclaba con olor a tabaco. Mi padre era fumador, y el olor a cigarrillo, mezclado con perfume, era moneda corriente. Vivíamos