La democracia de las emociones. Alfredo Sanfeliz Mezquita
• Enfrentar al espejo a quienes viven en permanente actitud de reproche y búsqueda de culpables para explicar todo lo que no les gusta y despertar en todos los lectores el sentido de responsabilidad como miembros de la sociedad, para contribuir, cada uno a su manera, una evolución social que encuentre vías, luz y actitudes apropiadas para reorientar lo que hoy consideramos indeseable.
• Poner con todo ello una perspectiva o mirada completa que permita comprender nuestra caótica y emocional democracia, o lo que es lo mismo, entender al menos algunos aspectos de nuestro complejo sistema que tan en entredicho se encuentra y en el que conviven muchas verdades entrecruzadas que no somos capaces de asumir.
Que nadie espere en este libro grandes conocimientos o novedades que no pueda tener ya el lector, pues este ejercicio no deja de ser una puesta en orden y combinación de fenómenos fácilmente observables por cualquiera. No obstante, presentados como lo hago, pueden permitirnos visiones y perspectivas diferentes y ampliadas de las cosas. Cuando miramos al cielo en una noche oscura, todos vemos las mismas estrellas, las que hay visibles. Pero dentro de ese universo estrellado unos pueden ver unas constelaciones y otros otras. Con este libro mi pretensión es tratar de mostrar algunas constelaciones que, siendo tan reales como las otras viejas conocidas. Invito por ello al lector a dejar de fijarse solo en la Osa Mayor y la Osa Menor, y se abra a buscar otras nuevas que también están delante de sus ojos.
Pero como no es el universo estrellado lo que ahora tenemos que comprender sino nuestra liosa y confrontada sociedad en la Tierra, seguro que será más eficaz salir un poco al espacio y situarnos en Marte para tener una mejor y más limpia perspectiva.
Sugiero leer el libro desde Marte
El libro trata de explicar todo de forma sencilla (aunque confío que no simple) y con líneas de trazo gordo, para describir así perspectivas de las cosas diferentes respecto de las que normalmente se tienen. Pido también disculpas por cierta simplificación de algunas generalizaciones; si las uso es solo con el ánimo de ilustrar tendencias, visiones o rasgos marcados de unos y otros colectivos aun sabiendo que estarán llenas de excepciones y matices.
Como a todos en general nos cuesta mucho desapegarnos de nuestros pensamientos y de nuestra forma de ver las cosas me gustaría formular a los lectores la siguiente pregunta: ¿pueden, cuando estén leyendo este libro, imaginarse que son marcianos observando las dinámicas de nuestra sociedad desde Marte, libres de las ataduras, condicionamientos, implicaciones emocionales e inercias terráqueas que se dan en quienes llevamos generaciones concibiendo las cosas de una determinada forma en las sociedades occidentales? Pues para los que puedan, esa será la mejor perspectiva desde la que leer este libro.
Desaprendamos por tanto todo lo que haga falta antes de seguir leyendo para atrevernos a entender lo que se dice sin pensar que se pretende cambiar el mundo de golpe y de forma radical. Permítase el lector leer sin cuestionar cada línea para así entender o visualizar nuevas perspectivas ampliadas. Pues este libro no pretende tener razón, sino mostrar formas diferentes de ver y entender las cosas que bien podrían hacerse realidad. Como supongo que Dalí nunca pretendió que sus cuadros reflejaran una realidad ortodoxamente objetiva, tampoco este libro pretende crear o describir una nueva realidad concreta, cerrada u objetiva, pues la nueva realidad evolucionada hacia la que ya estamos caminando solo podrá ser el resultado de la caótica interacción de las múltiples fuerzas, intereses y actitudes que conviven en nuestra complejísima sociedad, que todavía no tiene un nuevo contrato social consensuado.
La experiencia me dice que cuando alguien quiere demostrar algo, en general, la gente con la que está hablando se coloca en posición escéptica y cuestionadora de las afirmaciones que llevan a la demostración. Este libro tiene el peligro de despertar esas reacciones en los lectores convirtiéndolos en críticos buscadores de las fallas o quiebras de las reflexiones y conclusiones que contiene. Tendemos a aferrarnos a concepciones o paradigmas vigentes con los que vivimos inclinándonos más a buscar argumentos de rechazo que a entender la tesis que se trata de explicar. Cuando ello ocurre, la escucha y el procesamiento para la comprensión de lo que se está oyendo o leyendo se deteriora, al ser sustituidos internamente por la argumentación para defender la tesis contraria. Animo por ello a comprender las tesis que expongo pues difícilmente se podrá rebatir lo que no se haya comprendido.
Pues bien, aunque sé que es mucho pedir, me gustaría que este fenómeno no ocurriera y que el lector se permitiera permanecer abierto a una escucha profunda, tratando de entender los argumentos, sentimientos y las tesis para comprender por qué digo lo que digo. Tras ello podrá compartir en mayor o menor medida (o en ninguna) las apreciaciones que contiene, y desde luego podrá mostrar su rechazo a muchos de sus contenidos. Creo que solo así podrá avanzar en el auto cuestionamiento de sus propios paradigmas en los que todos nos encontramos anclados. O, lo que es lo mismo, hagamos un esfuerzo por observar esas constelaciones en el cielo que son menos fáciles de identificar, pues solo después de conseguir observarlas podremos comparar la belleza de las nuevas con la de las viejas.
Soy consciente por tanto de que muchas de las cosas que afirma este libro llevan a pensar rápido que son una locura. Pero pido al lector que se tome la oportunidad de no darles ese calificativo tan pronto y mantenerse en la lectura tratando de encontrar los porqués que hay detrás de las afirmaciones y el valor de esas peculiares perspectivas. Me atrevo a decir que, aunque no pretendo demostrar nada, confío en la sensatez y base para decir las cosas que digo con una lógica basada en lo que son los fundamentos del comportamiento de los seres humanos y la observación de los fenómenos de nuestra sociedad. Estoy seguro de que comprender perspectivas distintas de las cosas, aunque suenen a ciencia ficción, será un buen ejercicio mental para la apertura de nuestra forma de pensar. Y en lo que a mí respecta me ayudará a sentirme comprendido, que tan importante me resulta, aun cuando no se compartan mis visiones y creencias.
Sé que en algunos aspectos este libro puede remover la conciencia de muchos y ello puede llevar a ciertas reticencias para la aceptación y comprensión de sus contenidos. Pero mi sugerencia es que, en la intimidad de la lectura, se permitan abrir sus conciencias y corazones para escuchar lo que les dice. Puede resultar algo incómodo pero seguro que es interesante y confío que quien lo haga sienta que ha crecido.
¿Es este libro una utopía?
Me habría gustado mostrar mi espíritu optimista con un titular atractivo como «Este mundo tiene arreglo». Pero la reflexión sobre ello me ha llevado a descartarlo pues solo se puede arreglar lo que se ha estropeado, lo que hace imposible arreglar aquello que a lo largo de los tiempos no ha hecho sino mejorar. Y aun sabiendo que esta es la primera afirmación que puede provocar el rechazo de muchos a la vista de lo que vemos y oímos todos los días en las noticias, la realidad es que el mundo en su conjunto no ha hecho sino tener una evolución muy positiva. Quien quiera basar su opinión en datos sobre cualquier variable (hambre, analfabetismo, derechos humanos, muertes violentas, longevidad, libertad…) se encontrará sin argumentos para decir que el mundo hoy está peor que en el pasado. Es cierto que en algunos aspectos la acción del hombre ha podido herir el planeta, y desde luego también es cierto que las crecientes dinámicas sociales de confrontación y polarización, junto con la práctica del vale todo, que con tanto arraigo se está instalando en nuestra sociedad, nos puede llevar a sentir que nuestro mundo es un desastre. Pero mírese de nuevo la cuestión desde Marte y podremos observar que el mundo como tal, para la población en general, parece estar mejor que en cualquier otra época previa por más que haya aspectos en fase de deterioro.
Por ello, y por no pretender arreglar el mundo, este libro no es una utopía. Más bien es un identificador o diagnóstico de fenómenos negativos que están emergiendo, o son consecuencia del llamado progreso, y de otros positivos que surgen de forma espontánea en la sociedad como mecanismos propios de su inteligencia de supervivencia. Y si algo pretende es evitar que el mundo se estropee o desarregle precisamente por cuestiones humano-emocionales en las que el grado de analfabetismo en Occidente es todavía muy elevado en comparación con el desarrollo del hombre y de la sociedad en otros ámbitos.
El ser humano, como consecuencia de las fuerzas de la naturaleza y la inevitable lucha por la supervivencia,